El cementerio de la avenida Independencia, inaugurado en 1824, se erige como un testigo silencioso de la historia dominicana, con sus 16,000 metros cuadrados que albergan los restos de 3,275 personas.
A lo largo de los años, este camposanto pasó de ser el lugar de la última morada de las personas hasta su declaratoria como monumento histórico en 1987 mediante el decreto 557-87. Aunque cerrado en 1943 para nuevas inhumaciones, persiste bajo la administración del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN).
En 2004 comenzaron a proliferar los cementerios privados pero de servicio público, que brindan servicios de seguridad, mantenimiento y ofrecer paquetes hechos a la medida del cliente. Pero, además, crean panteones, osarios y columbarios, y el servicio de cremación. Esta modalidad se caracteriza por los altos costos para los allegados y familiares de los difuntos, por los que los públicos se convierten en los de mayor acceso a la población dominicana.
A pesar del surgimiento de cementerios privados con servicios más exclusivos, la ley otorga a los municipios la competencia para la construcción y gestión de cementerios, un tema regulado por la ADN en el Distrito Nacional.
En los cementerios municipales del Distrito Nacional se registra la sepultura de 6,901 personas en tres lugares diferentes, al cierre del 2023. De este monto, 3,251 son mujeres y 3,650 son hombres, según los datos suministrados a Acento.
Al desglosar las estadísticas, el Cristo Redentor es el de mayor cantidad de personas sepultadas, al consolidar 4,307 a diciembre del 2023, seguido del Nacional con 1,402 y Cristo Rey con 1,192, conforme los datos suministrados.
A diferencia de los privados, los camposantos públicos no requieren de un pago por mantenimiento, explicó la ADN, debido a que en 2008 se estableció una abolición mediante sentencia de la Suprema Corte de Justicia.
Pero, la Dirección de Tesorería de la Alcaldía Distrito Nacional indicó que se cobran arbitrios por los servicios de cementerios. En 2015, el monto se situó en RD$ 24.4 millones, seguido de RD$ 24.3 millones en 2016 y RD$ 30 millones en 2017.
Entre 2018 y 2019 se reportó un incremento de 7.7%, al pasar de RD$ 30.8 millones a RD$ 33.2 millones. En términos absolutos significa RD$ 2.4 millones más.
El recaudo en 2020 se fijó en RD$ 33 millones, pero en 2021 ascendió a RD$ 41 millones, siendo el período de mayor ingreso registrado durante los últimos años. En 2022 cerró con RD$ 36.8 millones y en 2023 unos RD$ 31.4 millones, para un decrecimiento de RD$ 5.3 millones.