Las zonas francas de todo el mundo, con muchos ejemplos latinoamericanos, están implementando proyectos para desarrollar sus entornos en materia educativa, tecnológica o medioambiental, entre otros ámbitos, y se han convertido en "motores de cambio" para las comunidades locales de su alrededor.
En la Conferencia de Zonas Francas de Iberoamérica, que se desarrolla esta semana en la ciudad española de Barcelona, se han presentado algunos proyectos con el foco puesto en la innovación en el sector y los retos a futuro:
Santander (Colombia): formar a jóvenes
En la Zona Franca de Santander, al este de Colombia, un proyecto educativo impulsado por las empresas de la zona económica especial brinda formación en programación a jóvenes en riesgo de exclusión.
Según explicó la gerente general de la Zona Franca de Santander, Andrea Serrano, Latinoamérica necesitará un millón de programadores en dos años, y apenas forma a unos 120.000 nuevos jóvenes cada año.
El 100 % de los jóvenes del programa consigue trabajo: "El propósito es crear un nuevo estrato digital formando a muchachos que de otra manera no tienen oportunidades fáciles para generar ingresos formales", reivindicó Serrano.
"El proyecto les brinda a personas con pocos recursos una formación presencial, para que perciban que pueden vivir realidades distintas a las que tienen en origen, en la familia", puntualizó.
La Lima (Costa Rica): educación primaria
Más al norte, en la Zona Franca de La Lima, en Costa Rica, un área rural que se ha convertido en polo de atracción e influencia, una decena de empresas han puesto en marcha diversos proyectos de transformación en ámbitos como la inclusión social y la movilidad sostenible.
Pese a ser iniciativas modestas, por el tamaño de la zona franca, uno de los proyectos ha conseguido formar a más de 500 educadores de la escuela primaria tras la crisis la covid-19, cuando el gobierno costarricense paralizó algunas partidas para formar docentes por las necesidades inmediatas de la pandemia.
"Aportamos al cierre de la brecha entre la educación pública y la privada", explicó el gerente general de la Zona Franca de La Lima, Fernando Carazo, quien remarcó el impacto del programa en toda la provincia de Cartago.
Palmira (Colombia): mirar a su entorno
De vuelva en Colombia, cerca de puertos importantes para el comercio con China, está la Zona Franca del Pacífico, que, más allá de las exportaciones tradicionales del país de café, carbón y petróleo, ha conseguido diversificar la cartera, y hacerlo incluyendo iniciativas para colectivos en riesgo de exclusión.
Esa zona franca, con más de 2.000 empleos directos, cuenta con un proyecto para fabricar ropa que emplea a 400 mujeres, entre ellas un centenar de cabezas de familia, y también otras iniciativas como la colocación de placas fotovoltaicas que cubren el 40 % del gasto energético de toda la zona económica especial.
Cádiz (España): acelerar la economía azul
En España, el extremo sur de la Europa continental, la Zona Franca de Cádiz se está especializando en economía azul, aprovechando el tejido empresarial que ya existe en la provincia para impulsar iniciativas emprendedoras que brindan soluciones innovadoras a las industrias existentes.
"La incubadora de economía azul de la zona franca de Cádiz sirve para buscar inversión para empresas emergentes y crear nuevas iniciativas alrededor de esa apuesta sostenible con el medioambiente", detalló el enviado especial del Estado a la Zona Franca de Cádiz, Fran González.
González remarcó que el 34,8 % de las empresas emergentes de la incubadora ya facturan, y el 31,8 % tienen con un producto viable para el mercado, aportando nuevas oportunidades económicas de futuro para transformar la economía de la provincia.