La incertidumbre es la única certeza que tenemos para 2023. ¿Cuánto subirá la inflación y por cuánto tiempo? Nadie lo sabe, ya que las señales económicas parecen cambiar constantemente. La pandemia de COVID-19 ha cambiado las reglas del juego y parece que cada dos días, desde 2020, surgen nuevas crisis que agravan las existentes.
La economía estadounidense es un laberinto de contradicciones: exhibe un mercado laboral caliente y al mismo tiempo un mercado inmobiliario que se está enfriando; un crecimiento económico lento, pero crecimiento al fin. Incluso se discute si ha habido técnicamente una recesión en 2022 o si habrá una en 2023.
Es cada vez más difícil predecir el rumbo de la economía, pero hay una perspectiva prevaleciente: los CEO deben prepararse para un período prolongado de tasas de interés más altas. Se espera un mundo de crecimiento más lento, inflación más alta y capital más caro.
En 2022, la Reserva Federal aumentó la tasa de referencia al nivel más alto desde 2007, con siete aumentos consecutivos entre marzo y diciembre. En los últimos 12 meses, los precios han aumentado en más del 90% en la mayoría de las categorías, una tasa de inflación sin precedentes desde la década de 1970. Sin embargo, la "buena noticia" es que las tasas más altas, aunque desagradables y dolorosas, están volviéndose más predecibles y menos dolorosas.
Lo que nos enseña la historia
Lo preocupación actual de los líderes de las grandes empresas en Estados Unidos no es si subirán las tasas, sino cuánto subirán y por cuánto tiempo. De manera que los CEO no deben preocuparse si el próximo aumento de tasas es de 75 puntos básicos o más. Lo que importa es la tasa final y cuánto tiempo permanecerá estabilizada allá arriba, ya que parece poco probable que haya un cambio drástico en el corto plazo.
"En ese contexto de elevada inflación, la respuesta de política monetaria a nivel mundial ha sido la más sincronizada en varias décadas", destaca un grueso párrafo del recién publicado informe de la Cepal , "pues se ha producido el mayor número simultáneo de alzas de las tasas de interés de política observado desde por lo menos 1970. Entre los principales bancos centrales, la Reserva Federal de los Estados Unidos ha aumentado la tasa de política monetaria 375 puntos básicos hasta noviembre de 2022, fijándola en el 4.0%; el Banco Central Europeo (BCE) la fijó en un 1.5% en octubre, y el Banco de Inglaterra ha aumentado las tasas 275 puntos básicos en lo que va de 2022 (hasta fijarla en el 3. 0% en noviembre). En los tres casos, se prevé que las tasas continuarán en aumento hasta por lo menos mediados de 2023″.
Alan Blinder, de la Universidad de Princeton, señala que de 11 rondas de endurecimiento de la Reserva Federal desde 1965, una duró tres años, la mayoría duró de uno a tres años y solo una terminó en menos de un año. Todas, menos tres, resultaron en una recesión oficial y solo una calificó como lo que Blinder llama un "aterrizaje suave perfecto".
La diferencia entre un año y tres o cuatro es enorme, por supuesto. La distinción clave entre una resolución rápida y una batalla prolongada dependerá del grado en que la inflación se ha arraigado en la mente de los consumidores y los líderes empresariales.
Las profecías autocumplidas
Una posible implicación de estos hechos y percepciones es que una mayor inflación puede afianzarse en las perspectivas de los consumidores, es decir, el fenómeno que la Reserva Federal ha tratado de evitar, pero que ya parece inevitable.
Aunque la economía global creció ligeramente en 2022 y Estados Unidos y América Latina tuvieron un desempeño mejor de lo vaticinado en el primer semestre, los pronósticos prevalecientes para 2023 están llenos de grises augurios, profecías que ya se reflejan en los ejercicios de planificación presupuestaria de las empresas y en las recomendaciones de los asesores de finanzas personales.
Los analistas no solo esperan que las industrias orientadas al consumidor se enfrenten al dolor, sino que también que este dolor se derrame en la mayoría de las otras industrias.
En climas tormentosos, los consumidores mantienen el realismo sobre la economía global. Si bien los conflictos geopolíticos y la inflación siguen siendo los temas más importantes para los jefes de empresa, el aumento de precios de la energía y la gasolina, concretamente, fueron los temas predominantes en la conversación mundial en línea, después del alza de los alimentos, según un informe de Brandwatch, una firma global de monitoreo digital.
Mientras los consumidores libran las batallas terrenales del día a día, a mil pies de altura, el riesgo geopolítico está en la cima de la agenda de los CEO, según la última encuesta de McKinsey sobre las condiciones económicas globales (diciembre 2022), pero ese es un tema de artículo para una próxima entrega.