América Latina y el Caribe está atrapada en “tres trampas” que impiden su avance hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible.
Estas barreras que inhiben su desarrollo de acuerdo con el "Panorama de las Políticas de Desarrollo Productivo en América Latina y el Caribe" son: bajo crecimiento y productividad, elevada desigualdad y baja movilidad social y bajas capacidades institucionales y de gobernanza.
El informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), indica que el problema estructural de bajo crecimiento es evidente en la región, con una caída permanente desde hace más de cuatro décadas y que concluye con una nueva “década perdida” entre 2014 y 2023.
En este periodo (2014-2023) la región creció solo un 0,9% como promedio anual, muy inferior al 2% de la famosa “década perdida” de los ochenta.
“La región no ha logrado encontrar un camino sostenido de crecimiento económico. Por un lado, se observa una brecha importante en materia inversión, que se traduce en que hoy América Latina y el Caribe sea la región con menores niveles de inversión a nivel mundial”, sostiene la Cepal
Asimismo, destaca que la productividad ha permanecido estancada y que, incluso, ha decaído en las últimas décadas. “La trampa de bajo crecimiento también se traduce en una muy escasa capacidad para crear empleos de calidad y para tener mercados de trabajo dinámicos”.
El panorama de las Políticas de Desarrollo Productivo en América Latina y el Caribe, indica, además, que los efectos de la pandemia y la guerra en Ucrania, sumado la reciente crisis en Oriente Medio y los impulsos inflacionarios asociados a estos choques con su impacto sobre las tasas de interés en la mayoría de las economías del mundo, deterioraron aún más las perspectivas de crecimiento a nivel mundial.
En cuanto a la volatilidad, establece que mientras que en el caso de los Estados Unidos el coeficiente de variación de la tasa de crecimiento en el período 1951-2023 se ubica en torno a 0,7, en el caso de la mayoría de los países de América Latina y el Caribe los valores superan la unidad.
“Esta presencia y persistencia de una alta volatilidad, muy superior a la existente en países desarrollados, se manifiesta en frenos al crecimiento, a la reducción de la desigualdad, a la formalidad y a la creación de empleos de calidad”, plantea
Sostiene que parte de la volatilidad refleja las oscilaciones del financiamiento externo y de las condiciones de intercambio con el exterior, derivadas de los ciclos de precios de productos básicos.
El informe plantea que para que la región salga de la trampa de bajo crecimiento y baja productividad en la que se encuentra, es necesario sofisticar, diversificar y lograr un cambio estructural virtuoso de sus economías.
Dijo que esto requiere que los países combinen esfuerzos de largo plazo para continuar mejorando las condiciones fundamentales de la economía, con políticas que garanticen una aceleración del crecimiento y de la transformación productiva.
"Para ello, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha insistido en que los países de la región y sus territorios escalen y mejoren sus políticas de desarrollo productivo, mediante la adopción de una nueva visión de estas que se diferencia considerablemente de lo que hasta ahora se ha llamado “políticas industriales”. La región no comienza de cero en este frente; aun así, sus esfuerzos presentan grandes oportunidades de mejora”, concluye