Los capitaleños se encuentran frecuentemente con los jóvenes ambulantes, aquellos "sieteoficios" que hace cualquier labor para llevar el pan a sus hogares. Carecen de un salario fijo, reciben desde RD$ 5 hasta RD$ 25, según considere el chófer o cualquiera que pague sus servicios.
Sus vidas corren peligro entre los vehículos, el agente de tránsito y las calles atestadas de todo tipo de medios de transporte, desde motos hasta camiones de carga.
Sus cuerpos son escurridizos entre los automóviles, sus manos son veloces al limpiar los vidrios, sus pies ágiles para cruzar de acera a acera antes de que cambie el semáforo. Por sus frentes caen las gotas de sudor, en sus expresiones se les nota que la vida se les está pasando en un cerrar de ojos.
El empleo informal es común entre la población más vulnerable de la sociedad dominicana, es decir, en los jóvenes y de clase menos pudiente. Esto se afirma en las estadísticas del Banco Central (BCRD), que establecen 358,127 jóvenes están laborando en el mercado no regulado, es decir, más de la mitad o 50.8% de este segmento de la población situada en 704,328 personas. Los 346,200 puestos restantes son ocupados en la formalidad.
República Dominicana se enfrenta a un desafío constante: pese a la generación de 222,497 nuevos empleos, el mercado laboral es informal. De acuerdo con las estadísticas de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT), se crearon 164,498 empleos formales y 57,999 informales entre el trimestre julio-septiembre 2023 e igual período del 2022.
Sin embargo, la informalidad laboral sigue siendo elevada, con un 56.7% de los 4,855,631 ocupados registrados en el tercer trimestre del 2023. La ENCFT registra que de esa cantidad hay 2,753,142 trabajadores informales. Los empleos formales son 2,102,489, o una ponderación de 43.3%.
Jóvenes, el futuro de una nación
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se considera joven a las personas con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años. Por lo tanto, constituyen el 18% de la población mundial.
Los adultos mayores consideran que los jóvenes son una fuerza de trabajo “de peso” en la generación de riqueza, además de tildarlos como “el futuro de una nación”. Sin embargo, en las calles dominicanas se muestran cientos de historias que relatan un panorama “diferente”.
René se pasa las manos por el rostro repetidamente. Toma una larga respiración, niega y agarra los aguacates de su carrito de frutas. “Ay, mi hija. Yo ya tengo 57 años, la juventud se me fue sin darme cuenta. Y si no salgo a trabajar no llevo el dinero para comprar la comida del día de mi casa”, explicó el vendedor de frutas de la avenida 27 de Febrero de Santo Domingo.
Un día él tuvo 24 años, la edad límite para considerarse como población joven. Mientras corta un aguacate, comenta que “maduró a puros desafíos y lamenta no tener una mejor vejez, segura y con menos lucha”.
Así como René, estos jóvenes que viven de la informalidad laboral en República Dominicana se enfrentan a ingresos limitantes, carecen de la seguridad social y protección laboral acorde al Código Laboral. Los datos establecen un crecimiento constante entre los últimos años, al pasar de 344,571 a 358,127 entre 2018 y 2023. En términos absolutos es una diferencia de 13,556 población ocupada en el mercado no regulado.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reseña que un empleo informal es una relación laboral que no está sujeta a la legislación nacional, no cumple con el pago de impuestos, carece de cobertura de protección social y de prestaciones relacionadas con el empleo. En Quisqueya ocurre similar. Su inserción en el mercado laboral es clave para aumentar la productividad, diversificar el mercado laboral con la cuarta revolución industrial e incrementar los ingresos del Estado.
Marcos pedalea cada día más de 11 kilómetros entre los barrios populosos de la capital dominicana. Se dedica a vender frutas, oficio que heredó de su padre Juan Junior.
“No estudié porque tenía que ayudar a mi papá en el campo, yo debía recoger las frutas e ir a venderlas”, reveló. Su origen se sitúa en Santiago Rodríguez, pero a los 19 años emigró en busca de un mejor futuro. “Cuando llegué aquí armé un triciclo y mi madre era ama de casa, y tuve que ponerme a vender con él también”, explicó.
Retribución salarial
Si bien el ingreso promedio por hora incrementó 16.3% entre julio-septiembre 2022 y 2023, al pasar de RD$ 119 a RD$ 138.3, una diferencia de RD$ 19.3, el BCRD establece una diferencia de RD$ 44.7 entre la regulación (RD$ 163.1) y la informalidad (RD$ 118.4).
Hay una realidad que ellos expresan: los bajos salarios “los empujan” a emigrar hacia el mercado no regulado. Esto sucedió con Rosa Jiménez, quien es vendedora en una tienda ambulante en Herrera.
“Era secretaria en una oficina de abogados. No ganaba ni siquiera el salario mínimo (RD$ 18,000) y no tengo hijos, pero el alquiler y la comida me absorbían todo mi ingreso. Así que puse mi tiendita, me voy cuando quiero y gano más”, reveló.
A unos 300 metros de distancia, cada día se sienta Franklin. Él distribuye pintura, pero por contrato por tiempo limitado. “Cuando no me llaman, vengo y me siento aquí para vender accesorios de celulares. Me gano mis RD$ 500 y RD$ 1,000 cada día”, aclaró.
La informalidad es un flagelo que afecta a todos, sin importar el sector. De hecho, al consultar al superintendente de Fondos de Pensiones, Francisco Torres, refirió que el reto del Gobierno dominicano es reducir la informalidad y la creación de más empleos.
“No todos los informales siempre se mantienen en la informalidad y no todos los formales siempre están en la formalidad. Hemos visto desde la Superintendencia que pueden estar de forma intermitente, que afecta a largo plazo los salarios cotizantes para su fondo de retiro”, acotó.
Pero, se enfrentan durante su vejez o jubilación al Sistema Dominicano de Seguridad Social. El funcionario explicó que cada trabajador es dueño de sus finanzas y debe ahorrar para su fondo de retiro. “La realidad nuestra es que la economía es mayormente informal, pero no es un impedimento para que los empleados creen un fondo de pensión a mediano y largo plazo”, comentó.
Conforme las estadísticas de la Superintendencia de los Fondos de Pensiones (Sipen), al cierre del 2023 se contabilizaron 2,050,266 cotizantes, es decir, el trabajador que mediante el pago de contribuciones genera para sí mismo su fondo de retiro. Pero, el monto ascendió a 5,038,161 si se analizan como afiliados.
Desocupados, NiNis e inactivos, un potencial que debe ser abordado para la riqueza económica
Según el Panorama Laboral de América Latina y el Caribe 2022, una de cada dos personas trabaja en la informalidad, que suele estar acompañada de inestabilidad laboral, bajos ingresos, y sin protección social. Las estimaciones de la OIT establecen que “los trabajadores informales tienen entre 3 y 4 veces más probabilidades de ser pobres que los formales”.
No obstante, el país cerró el 2022 con 309,912 NiNi, es decir, jóvenes que ni estudian ni trabajan. De este monto, 197,702 son mujeres y 111,909 hombres, conforme datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), lo que representa un desafío para las autoridades dominicanas de insertar en el mercado laboral y estudiantil a este segmento de la población.
Para el economista Franklin Vásquez, la implementación de políticas públicas que establezcan incentivos para la formalización de las empresas. El BCRD indica que la población en edad de trabajar es de 8,001,324, es decir, el 74.3% de los 10,760,028 habitantes al cierre del 2023. Pese a que la fuerza de trabajo es de 5,130,283, tan solo se registran 4,855,631 ocupados. Los 274,652 restantes están desocupados.
Desde las 5:00 de la mañana hasta las 2:00 de la tarde, José abre su puesto de desayuno de espaguetis, fritos y salami. Por cada servicio genera entre RD$ 200 y RD$ 350. No obstante, es informal. “A mí me despidieron en la pandemia. Cocinaba en un restaurante, pero no volví a emplearme, busqué y no me contrataron”, dijo, por lo que decidió poner su puesto de comida rápida.
La entidad regulatoria indicó que República Dominicana registra una fuerza de trabajo potencial de 373,469. Este dato aumenta a 2,871,040 cuando se contabiliza la población fuera de la fuerza de trabajo o inactivos. De los 373,469 potenciales empleados, el 47.1% indicó que se cansó de buscar; 27% por responsabilidades familiares o quehaceres del hogar y 4.8% está estudiando.
El economista considera que reducir la informalidad significa mejorar las condiciones de trabajo, a la vez que mejora la productividad y aporta al crecimiento económico de una nación.
René, Marcos, Juan Junior, Rosa, Franklin, son solos algunos nombres de dominicanos que reflejan realidad de quienes maduran enfrentando desafíos constantes, sin acceso a una vejez segura y con un presente marcado por la necesidad imperante de llevar el sustento financiero a sus hogares.