El XI Foro Parlamentario Iberoamericano cerró hoy sus puertas en Santo Domingo con la demanda de una arquitectura financiera más equitativa para hacer así frente a retos como el hambre, la pobreza, el cambio climático o la desigualdad.
Este encuentro, en el que participaron entre el jueves y el viernes delegaciones parlamentarias de los veintidós países de la Conferencia Iberoamericana y que abrió el presidente Luis Abinader, terminó con la firma por consenso de una declaración conjunta que aboga por el multilateralismo y por políticas públicas que garanticen mayores oportunidades y acaben con las brechas económicas y sociales de la región.
Los participantes pidieron que la comunidad internacional apoye iniciativas que faciliten cambios en la estructura económica mundial para que los miembros del Fondo Monetario Internacional puedan reformar el mecanismo regulador de los Derechos Especiales de Giro, a fin de que aquellos países que no los necesiten puedan transferirlos a los que sí los precisen.
Asimismo, se instó a un trabajo conjunto para que las personas tengan acceso a los alimentos esenciales y se apoyó la celebración de la II Cumbre Parlamentaria Mundial contra el Hambre y la Malnutrición en Chile a principios de 2023.
De hecho la seguridad alimentaria fue, junto a la seguridad ciudadana, la recuperación económica y la reestructuración tras el covid-19, uno de los ejes de este foro.
En la mesa de trabajo sobre este asunto, el presidente del Senado español. Ander Gil, afirmó que la actual "crisis alimentaria no tiene precedentes en la historia de la humanidad y no se atisba un final claro en el horizonte".
"Necesitamos una solución global a una crisis que es global", consideró, al tiempo que llamó a acabar con el hambre como arma de guerra y la especulación alimentaria y por romper la brecha de género en el acceso a los alimentos que afecta a las mujeres en el mundo,
En el foro, preparatorio de la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en marzo próximo en República Dominicana, también se trató del acceso universal a la sanidad, de calidad, sin restricciones y a precios asequibles, para los casi 600 millones de habitantes de Iberoamérica, así como a suministros médicos, diagnósticos, medicamentos y vacunas eficaces.
Además, se apostó por iniciativas gubernamentales que generen acciones e inversiones públicas y privadas para aumentar la capacidad y diversidad productiva y el acceso a bienes productivos y a desarrollos tecnológicos, incluidas la digitalización y la educación como base para superar los retos de seguridad y soberanía alimentarias, pobreza y exclusión.
En la declaración se instó a promover el comercio intrarregional e internacional de productos y servicios ligados al sector agropecuario y rural y a apoyar políticas de consolidación de mercados locales, con especial atención a los productores de alimentos a pequeña escala, sobre todo las mujeres.