El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) abrió este miércoles con una bajada del 0,61 %, hasta los 95,25 dólares el barril, tras la rotunda caída de ayer de un 7,9 %, coincidiendo con las perspectivas pesimistas de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre el consumo de petróleo y el anuncio de la tasa de inflación de junio en Estados Unidos.
A las 09.00 hora local de Nueva York (13.00 GMT), los contratos futuros del WTI para entrega en agosto restaban 0,59 dólares con respecto al cierre de la sesión anterior.
Ayer, el precio del petróleo de referencia estadounidense se dio un gran batacazo por la fortaleza del dólar y la perspectiva de una demanda más débil y volvió a perder la barrera psicológica de los 100 dólares.
En su informe mensual, la AIE volvió a incidir sobre la misma cuestión y calcula que en 2022 se consumirán de media 99,2 millones de barriles diarios, lo que supone un incremento del 1,8 % respecto a 2021 y una décima menos de lo que había anticipado en junio.
Los analistas justifican su corrección en el informe debido a los últimos datos que evidencian que el consumo está siendo inferior de lo esperado en las tres grandes regiones de la OCDE (Europa, Norteamérica y Asia-Pacífico) y consideran que los elevados precios están teniendo un impacto.
Una tendencia que no parece que vaya a remitir, después de que hoy se haya conocido que la inflación en Estados Unidos en junio se ha situado en el 9,1 %, cinco décimas por encima de la de la tasa de mayo y de nuevo la mayor en cuatro décadas.
De cara a 2023 las expectativas también son inferiores a las anticipadas en mayo por la propia AIE, con un incremento de la demanda de crudo que se limitará al 2,2 % hasta 101,3 millones de barriles diarios.
Unas proyecciones claramente menores que las de la OPEP, que en su informe mensual publicado este martes pronosticaba un alza del 3,47 % en 2022 hasta 100,29 millones de barriles diarios y del 2,7 % en 2023 hasta 103 millones.