El presidente Luis Abinader aseguró que el país cuenta con un servicio eléctrico muy estable, seguro y en franco crecimiento en capacidad de generación térmica y en renovables.

En su rendición de cuentas, el mandatario dijo que a pesar de la casi absoluta dependencia de la importación de combustibles y a diferencia de lo sucedido en otros países, por los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, República Dominicana no sufrió en 2022 crisis de abastecimiento de combustibles ni déficit de generación de electricidad.

“Nuestro gobierno trabajó muy de cerca con las generadoras, con el propósito de optimizar todas las posibilidades de generación existentes y el acceso a los combustibles requeridos”

Indicó que en materia de generación eléctrica el gobierno se ha concentrado en tres aspectos principales: garantizar que la oferta o disponibilidad de potencia y energía sea suficiente para abastecer la creciente demanda y mantener una adecuada reserva fría. “Todo ello en el marco de una estructura de costos y precios eficientes”.

Segundo, estimular la flexibilidad y diversificación del parque de generación para evitar la dependencia de un solo combustible. Y, tercero, promover la instalación de generación eléctrica basada en recursos renovables, principalmente solar y eólica.

“Estos son principios y propósitos claramente establecidos en nuestro programa de gobierno, y son también parte de la esencia de los planteamientos del Pacto Eléctrico sobre planes de expansión de la generación y la transparencia en la contratación mediante licitaciones competitivas”, sostuvo

Dijo que fue por esa razón que pocos meses después de asumir la presidencia en 2020 dio instrucciones para la preparación de una licitación pública internacional para instalar 800 nuevos megavatios en Manzanillo, Montecristi junto a una moderna terminal de recepción y almacenamiento de gas natural.

Destacó que en la construcción del complejo termoeléctrico de 800 MW de Manzanillo, el Estado no invertirá un solo centavo de su presupuesto ni se endeudará ni incurrirá en sobrecostos como pasó con Punta Catalina, sino que se limitará a comprar mediante contratos de largo plazo la energía y potencia que necesiten las distribuidoras.