China prometió hoy represalias contra los aranceles del 10 % impuestos por Washington a cuenta del fentanilo, enfatizando que llevará el caso ante la OMC y que las tarifas "socavarán la futura cooperación en materia de control de drogas".
Desde que Donald Trump tomara posesión como presidente el pasado mes de enero, Pekín había optado por un tono de diálogo, mostrando su disposición a trabajar con el nuevo inquilino de la Casa Blanca en pro de "unas relaciones estables, saludables y sostenibles".
Al tiempo, se preparaba, según los expertos, para afrontar diferentes escenarios y dar respuesta a los aranceles que el propio Trump había adelantado durante su campaña electoral -de hasta el 60 %- y que se concretaron por primera vez este fin de semana con un 10 % a los productos chinos bajo el pretexto del fentanilo.
Del mismo modo que México y Canadá, penalizados con un 25 %, el argumento esgrimido por Trump ha sido la presunta implicación de China en el tráfico de esa y otras drogas hacia Estados Unidos, "donde ponen en peligro el tejido social".
El fentanilo, un "asunto interno" de EE. UU.
En Pekín ha escocido esta acusación: además de prometer represalias y de llevar el caso ante la OMC, su Gobierno recalcó hoy que esa crisis es "un asunto interno" estadounidense y que siempre ha "apoyado" los esfuerzos de ese país para abordarla.
"Los aranceles socavarán la futura cooperación en materia de control de drogas", avanzó hoy la portavocía de Exteriores china en un comunicado en el que defiende que Pekín incluye al fentanilo y sus precursores bajo régimen regulatorio desde 2019.
El Gobierno chino sostiene que EE. UU. debe abordar la crisis del fentanilo "de manera objetiva y racional" en lugar de utilizar aranceles para "presionar" a otras naciones.
"Las tarifas no son constructivas", zanja el comunicado, que sigue a otro similar publicado hoy por la cartera de Comercio.
En los últimos meses, Pekín había hablado de "cooperación amplia", de "avances" y de "mecanismos efectivos" para atajar la fabricación y el tráfico de esa droga pese a algunas críticas al respecto.
Washington defiende que los cárteles mexicanos fabrican el opioide a partir de precursores químicos que adquieren de China, reproche que Pekín esquiva aduciendo que ningún país puede monitorear el uso que se da a los productos químicos que exporta.
"Sería como sancionar a los productores de acero y de hierro porque los proveedores de armas utilizan esos materiales para las guerras", señalaba recientemente un alto funcionario chino del Ministerio de Seguridad Pública, quien también destacaba logros para "desbaratar la financiación ilícita de redes de organizaciones delictivas o clasificar las drogas y sus precursores químicos".
Guerra comercial eterna
Durante su primer mandato, Trump mantuvo una relación tensa con Pekín al imponer varias tandas de aranceles por valor de unos 370.000 millones de dólares anuales, a lo que Pekín respondió con represalias contra las exportaciones estadounidenses.
En su última campaña, el magnate prometió nuevamente gravámenes que se sumarían a los impuestos durante el Gobierno de Joe Biden, quien apostó por tarifas a los vehículos eléctricos y restricciones a la exportación de semiconductores, entre otros, para frenar las ambiciones tecnológicas del gigante asiático.
Pekín apeló a la autosuficiencia y replicó con restricciones a la exportación de materiales como el germanio, el galio, el antimonio y el grafito, claves en la fabricación de semiconductores y baterías.
A falta de saber el alcance de las represalias anunciadas hoy por Pekín, Víctor Gao, experto en relaciones entre Pekín y Washington, comenta a EFE que China "será firme" con Trump, insistiendo en que "volverá a toparse con la cruda realidad de que un 'desacople' entre las dos potencias es un imposible" porque "sus economías están estrechamente entrelazadas".
Mientras, analistas citados hoy por la prensa local resaltan que los aranceles "violan los principios de la OMC" por su "trato discriminatorio que socava la competencia leal entre sus miembros".
"Tendrán graves repercusiones internacionales. Los aranceles van a perturbar el orden comercial internacional", señala hoy el académico Ying Pinguang al diario Global Times, mientras que el experto Ji Wenhua afirma que los gravámenes podrían provocar "una guerra comercial global".
Otros analistas locales ya señalaron el sábado que los aranceles no tienen "una justificación económica clara" y que "alterarán el funcionamiento de las cadenas de suministro de todo el mundo".
"Serán contraproducentes. Darán lugar a un aumento de los precios de los bienes importados, lo que aumentará la carga sobre los consumidores estadounidenses y socavará la competitividad de sus empresas", pronostican los expertos chinos.