América Latina es la región donde habitan más de 653 millones de personas en una superficie de 19.2 millones de kilómetros cuadrados. De este número, el 50.8 % o 331 millones forman parte de la fuerza de trabajo.

En 2023, la economía regional se enfrentó una actividad de bajo crecimiento, debido a que las autoridades monetarias enfrentaron altas tasas de interés, la reducción de los niveles de inflación y desaceleración en el crecimiento del producto interno bruto (PIB), de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Pese a esto, la región se presenta como un destino atractivo para invertir. Los flujos de inversión directa ascendieron a US$ 92,246 millones. Conforme datos del organismo, las exportaciones de bienes ascendieron a US$ 673,788 millones, mientras que las de servicios se ubicaron en US$ 100,188 millones, para un total de US$ 773,976 millones.

Sin embargo, la región enfrenta desafíos de demandas sociales crecientes como la falta de recursos para satisfacer las demandas, el bajo crecimiento que dificulta la generación de recursos y el cada vez más frecuente impacto del cambio climático.

“Durante décadas, la región ha sido vista a través del lente de sus necesidades  de financiamiento y de inversiones. Pero hoy el mundo también nos necesita y se debe al potencial de la región para ser parte de la solución a desafíos globales como el cambio climático”, expresó el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfjan.

Para lograrlo se deben aplicar reformas e inversiones adecuadas, lo que indicaría que la región podría estar en el centro del esfuerzo para proteger la biodiversidad mundial, proporcionar energía limpia y aliviar la inseguridad alimentaria global.

“La estabilidad y el estado de derecho son esenciales para fomentar una mayor inversión y un crecimiento de la productividad, por lo que la seguridad ciudadana se ha convertido en un malestar regional clave”, consideró.

Sus palabras fueron expresadas durante la asamblea de Gobernadores del BID, la cual se constituye como una reunión anual “histórica”.

“Será recordada como la reunión que cambió al Grupo del BID y, potencialmente, a la región”, aseguró. Luego de las asambleas generales se estará trabajando una estrategia institucional que podría aumentar el impacto y la escala del trabajo, con enfocarse en la pobreza y la desigualdad, impulsando el crecimiento económico y abordando el cambio climático.

“Una nueva visión, modelo de negocios y capitalización de BID Invest le darían un poder de inversión mucho mayor para desbloquear el crecimiento del sector privado”, agregó Goldfjan.

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