Para Guillermo Arthur, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones de Fondos de Pensiones, el sistema que ha multiplicado los ahorros de los trabajadores y ha contribuido con el crecimiento económico de los países es puesto en tela de juicio por la práctica populista de algunos sectores que debaten sobre las reformas a este sistema.

Al hablar en el noveno Seminario Internacional FIAP celebrado en el país, Arthur resaltó que en la región la prisa y el deseo de buscar soluciones rápidas no dejan que las políticas rindan sus frutos.

“Preferimos buscar el atajo y la solución fácil, todo lo cual es la esencia del populismo… La existencia de grupos identitarios unidos en torno a un profundo sentimiento de agravio por parte de la sociedad, es aprovechado por el populismo que polariza el debate enfrentando a estos grupos identitarios agraviados con las élites", expresó.

La conversación gira en torno a pasar de un sistema de reparto a uno de capitalización individual, pues las asociaciones internacionales de fondos de pensiones afirman que los sistemas de reparto han roto la promesa de beneficios definidos.

Un sistema de reparto es aquel donde además de las cotizaciones de los trabajadores, el Estado hace un aporte y esto va a un fondo común con el cual se financia la pensión de cada persona.

En un sistema de ahorro individual, cada quien es responsable de guardar o cotizar de forma independiente los montos con los cual financiará su pensión a la edad de retiro.

¿Por qué pasar a la capitalización individual?

Arthur destacó que, dentro de los beneficios de un sistema de capitalización individual, está la sostenibilidad a los sistemas previsionales, que por razones demográficas los mecanismos de reparto habían perdido.

“Es forzoso concluir que un sistema en que las pensiones de un número creciente de jubilados son financiadas por un porcentaje decreciente de trabajadores activos ya no es viable”, dijo.

De 1995 a 2022, la mayoría de los países que aún tienen sistema de reparto tuvieron que hacer cambios por su insostenibilidad en el tiempo. De ellos, 67 disminuyeron sus beneficios, 64 aumentaron la edad de jubilación y 82 incrementaron el monto de la cotización.

“Tales cambios no fueron suficientes y las obligaciones pensionales impactaron las finanzas públicas en términos de que la deuda por este concepto alcanza a 2,5 veces del producto en el caso de España y 9 veces el producto en el caso de Grecia”, señaló.

Planteó que en el caso de que llegara a establecerse un mecanismo de reparto en América Latina, la tasa de cotización para alcanzar una tasa de reemplazo del 70 % tendría que subir de 12,1 % a 25,4 % el 2050 y 49,6 % el 2100.

“Si países desarrollados que se encontraban bajo un sistema de reparto se han movido a un ahorro individual, cuesta comprender que en América Latina se esté yendo contra la corriente”, cuestionó.

Presidencia apoya capitalización individual

Durante la inauguración del evento, la vicepresidenta de la República, Raquel Peña aseguró que el presidente, Luis Abinader considera un sistema de capitalización individual que garantice que todos los trabajadores tengan una pensión mínima garantizada.

La vicemandataria manifestó que el formato de pensiones se fortalecería en la medida en que se mejoren los salarios, brindando así una posibilidad de ahorro que les permita a los ciudadanos aumentar el monto de su pensión al momento del retiro.

Peña consideró que el objetivo principal de los sistemas de pensiones es la protección de los ciudadanos; y esto se logra con pensiones justas que impliquen una mayor cobertura y que sigan haciendo crecer la economía de nuestros países y el bienestar de los afiliados.

Precisó que mediante la reforma del sistema se pueden cumplir con la finalidad de estar presentes de la manera apropiada en los delicados momentos de pérdida de ingresos por vejez, discapacidad, cesantía por edad avanzada y sobrevivencia de la familia en caso de fallecimiento de un afiliado.

Peña recordó que las Administradoras de Fondos de Pensiones están facultadas por la propia Ley 87-01 que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social, para gestionar los recursos aportados por los afiliados e invertir adecuadamente dichos fondos de manera que representen una verdadera protección para quienes cotizaron durante sus años hábiles de trabajo.