Un grupo de estudiantes universitarios de EEUU viajó a República Dominicana para estudiar en el terreno y junto a otros profesionales las mejores posibilidades de uso del sargazo y definir cuáles podrían ser las más rentable para así animar inversiones que aprovechen estas algas.

Así lo reveló un reportaje publicado por The Guardian, donde además se advierte que con las actuales técnicas el sargazo no debe ser trabajado para que sirva como abono, porque su compostaje podría ocasionar que el arsénico contenido en estas algas se filtre a las aguas subterráneas, luego al agua potable y a la cadena alimentaria.

Por este motivo, varias naciones del Caribe han prohibido el compostaje de sargazo, técnica mediante la cual se crean las condiciones necesarias para las que, a partir de residuos orgánicos, los organismos descomponedores fabriquen un abono de elevada calidad

En cuanto a los usos industriales, la eliminación de metales pesados del sargazo también ​​requiere de un procesamiento especial que en la actualidad no lo hace rentable y, en definitiva, por ahora nadie tiene una verdadera solución comercialmente viable para el sargazo, pero eso es lo que buscan cambiar -entre otros- los universitarios del Georgia Tech que The Guardian entrevistó junto a otros especialistas.

Una traducción de una parte del reportaje de Zan Barberton, con las fotografías que reproduce, arranca revelando que el científico Jeff Davis, profesor asociado del Instituto de Tecnología de Georgia (Tech), fue quien reunió al equipo de estudiantes para trabajar en este “gran desafío”.

El grupo de jóvenes ya ingenieros, informáticos y biólogos viajó a República Dominicana para comprender la magnitud del problema e intentar encontrar soluciones. (Jeff Davis estuvo con ellos en el INTEC en Santo Domingo en agosto pasado).

De ese grupo, la estudiante de biología Harshini Vummadi integra el módulo que está explorando los usos del sargazo en la purificación del agua. Los equipos de otros módulos han experimentado su uso, por ejemplo, como material de construcción y como biocombustible, utilizando moscas soldado negras para "procesarlo".

Ladrillos, conocidos como Sargablock, hechos de sargazo en Puerto Morelos, México. Los ladrillos son más baratos que los tradicionales bloques de cemento. Fotografía: Reuters

Los ataques de sargazo sobre las playas de México han permitido una pequeña cosecha para fabricar ladrillos, pero la mayor parte del alga sigue dañando la vida silvestre, entre ellos a los peces costeros, e interfieren con todo lo vital, incluidos los suministros de agua y energía.

Además, se ha demostrado que el sulfuro de hidrógeno liberado cuando se descompone, además muy fétidamente, causa una variedad de problemas a la salud humana, desde dolores de cabeza leves o irritación ocular hasta pérdida del conocimiento y, peor: en un artículo de 2022 se lo vinculó con un mayor riesgo de complicaciones graves en el embarazo de gestantes que viven en las costas.

Playa de los lagos en St Andrew, Barbados. El sargazo está asfixiando las costas del Caribe, matando la vida silvestre, afectando la industria del turismo y liberando gases tóxicos. Fotografía: Kofi Jones/AP

“Hay tantas mentes brillantes trabajando en esto, pero necesitan inversión”, dijo Shelly-Ann Cox, titular de la Dirección de Pesca del Gobierno de Barbados, quien ha estado trabajando en la mitigación del sargazo durante más de una década.

Cox admite que aún ninguna idea se ha destacado lo suficiente como para atraer inversiones: "el sargazo aún no parece tener la capacidad de enriquecer a nadie", pero estos jóvenes investigadores al igual que otros de varios países trabajan para revertir esto.

Invertir para lograrlo y no esperar a que se logre sin ayudar

Ajit Subramaniam, oceanógrafo que ha realizado expediciones de investigación científica en el Atlántico durante 25 años, argumenta que el mundo le debe a las naciones del Caribe ayudarlas a lidiar con la amenaza del sargazo. Esta región enfrenta el impacto directo de la crisis climática, pese a ser una de las que menos contribuye al generarla.

Por ejemplo, dice, “me gustaría idear un modelo de financiamiento en el que podamos otorgar crédito a las comunidades de Barbados por el carbono secuestrado”.

El oceanógrafo Ajit Subramaniam en una expedición de investigación. Fotografía: José Montoya.

Y la capacidad del sargazo para absorber carbono está detrás de lo que probablemente sea el plan más salvaje y ambicioso hasta la fecha: capturarlo usando robots, empaquetarlo y hundirlo en el fondo del mar.

"Hay una gran cantidad de biomasa de carbono asociada al sargazo: alrededor de 3 millones de toneladas en el Gran Cinturón de Sargazo", señala Subramaniam.

“A través de la fotosíntesis, está absorbiendo el dióxido de carbono atmosférico y convirtiéndolo en carbono orgánico”. Hundirlo en el fondo del mar almacenaría ese carbono durante un par de siglos, lo que le daría tiempo a la Tierra para "aplanar la curva de carbono", dice y muestra un dibujo del uso de robots capturando sargazo para empaquetarlo y hundirlo.

Impresión de un artista de los robots que recolectarán, empaquetarán y hundirán el sargazo. Fotografía: Generación de algas

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático afirmó que se necesita eliminar 10 mil millones de toneladas de carbono cada año para 2050 para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5C. El Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico contiene una fracción de lo que se necesita secuestrar, pero podría ampliarse.

Otra involucrada en este empeño es Patricia Estridge, directora ejecutiva de Seaweed Generation, una empresa emergente del Reino Unido que asimismo trabaja para que las algas sean comercialmente viables.

En Seaweed Generation, Estridge desarrolló tecnología para usar las algas como sumideros de carbono y es esta firma la que construye un robot, "como un cruce entre Pac-Man y Roomba", para recolectar y hundir el sargazo, y espera que el mismo carbono proporcione los ingresos para financiar la operación.

Subramaniam y Estridge argumentan que los robots deben hundir el sargazo en las profundidades del océano, porque en aguas poco profundas podría pudrirse y liberar metano. Subramaniam calcula que hundir las algas a una profundidad de entre 2.000 y 4.000 metros las mantendrá sumergidas durante varios cientos de años.

Ambos equipos están probando sus ideas: Subramaniam está viendo cómo se comportan las algas marinas en aguas muy profundas, mientras que Seaweed Generation está trabajando con socios en el Caribe para seguir el desempeño del robot.

"La idea es que pueda ser una solución basada en la naturaleza para deshacerse de una parte, de una fracción muy pequeña, pero aún una cantidad significativa, de dióxido de carbono atmosférico; creo que es una idea importante y emocionante", dice Subramaniam.

Sin embargo, temen que solo cuando el Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico golpee las ricas costas de los Cayos de Florida o inunde las playas de Cancún durante las vacaciones de primavera, se materializará una inversión significativa. “Fuera del Caribe, nadie habla realmente de eso”, dice a su vez la estudiante Harshini.

Sargassum flotando en las aguas del Caribe. Fotografía: Hemis/Alamy

El 17 de agosto, el INTEC informó que esta delegación de Georgia Tech visitó esa casa de estudios dominicana "para colaborar en estudios sobre sargazo".

El INTEC ha conformado una Mesa sobre Investigaciones del Sargazo, con la finalidad de analizar las oportunidades del alga desde distintas áreas del conocimiento, se dijo en tal oportunidad.

SANTO DOMINGO. Una delegación de la Universidad Georgia Tech, Estados Unidos, visitó la República Dominicana para reunirse con investigadores del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) con el interés de identificar oportunidades para colaborar en el desarrollo de investigaciones sobre la situación del sargazo en las costas del país.

El Director de Investigaciones Carlos Sanlley y profesor investigador Ulises Jauregui, coordinador del Doctorado en Ciencias Ambientales y coordinador de la Mesa de Sargazo del INTEC y un grupo de profesores y estudiantes de INTEC recibieron al profesor asociado de Georgia Tech, Jeffrey Davis, así como a cuatro de sus estudiantes de Ingeniería Química, Biología, Ciencias Informáticas e Ingeniería Ambiental.

Davis coordina un proyecto multidisciplinario estudiantil que la Universidad de Georgia Tech auspicia para que sus estudiantes colaboren a la solución de problemas alrededor del mundo, y en este caso están trabajado en tratar de buscar una solución a la problemática del sargazo en República Dominicana.

Durante la sesión de trabajo, los investigadores extranjeros y locales intercambiaron sobre las posibilidades de cooperación para identificar soluciones a los efectos de la llegada masiva del alga.

La visita de la delegación de Georgia Tech concluyó con un recorrido por los laboratorios de INTEC que trabajan el tema sargazo, acompañados por la profesora Jessica Félix, coordinadora de los laboratorios del INTEC, y los coordinadores de laboratorios, Adriana Rojas y Diego del Orbe.

También tuvieron la oportunidad de conocer, por parte del profesor de Ingeniería Edwin Sánchez, los avances del proyecto de desarrollo del primer nanosatélite dominicano, que estará dedicado al seguimiento de las afluencias masivas de sargazo, lo que servirá de base para predecir la llegada del alga a las costas del país.

El INTEC tiene en desarrollo alrededor de 12 proyectos de investigación sobre el sargazo, orientados a identificar sus oportunidades, prevención y disminución de efectos nocivos, los cuales son desarrollados desde una Mesa sobre Investigaciones del Sargazo, que reúne a investigadores de ciencias básicas, salud, economía y negocios, ingenierías y las humanidades.