República Dominicana se ha fijado como meta diversificar su oferta turística, no solo la tradicional de sol, playa y arena, sino de toda la actividad en su conjunto y lograr que sea lo más sostenible posible, con el menor impacto a los recursos naturales.
Cuando se habla de turismo sostenible –para muchos se alude a un tipo de turismo y para otros “la forma correcta de hacerlo”-, no solo implica reducción de plásticos y mejora en el uso del agua y la energía, sino un respeto total a la autenticidad sociocultural de las comunidades, actividades que dejen beneficios socioeconómicos y una conservación de los recursos medioambientales. Esto, de acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (Onu Turismo).
Para el mes de junio, el país se acercaba a los 6 millones de visitantes (5,948,623 desde enero 2024). Para cuando termine el año, la cifra debe superar los 11 millones. Esta es la meta que se ha establecido el gobierno junto con la encaminarse a paso firme a ser un destino líder del turismo sostenible.
Es una misión que obviamente va mucho más allá de que los grandes hoteles tomen medidas amigables al medioambiente.
Para lograrlo, República Dominicana debe enfrentar algunos retos: solucionar la crisis en el suministro de agua, los problemas de inundaciones en zonas turísticas construidas en áreas de riesgos de desastre, encarar las dificultades en la gobernanza y de vinculación de la estrategia nacional con el desarrollo a nivel territorial.
Estos puntos están contemplados en el diagnóstico sobre sostenibilidad turística realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que sostiene que estas dificultades se dan por la falta de estructuras de gestión en los destinos y de medición del impacto del turismo en los territorios.
La vicepresidenta de la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores), Aguie Lendor, entiende que, aunque es cierto que el país tiene estos retos “en diversas zonas” como Santo Domingo, e incluso Pedernales (donde el gobierno apuesta a un proyecto de turismo sostenible a un costo superior US$ 2 mil 245 millones), lo “bueno” es que ya se cuenta con experiencia de otros proyectos para saber lo que se tiene que hacer de manera correcta en materia de planificación.
Sostiene que la voluntad está y que se trabaja en proyectos de ordenamiento municipales, donde se van detectando y organizando. “Vamos bien y estamos en camino a mejorar, porque estamos conscientes y dispuestos”.
Una articulación interinstitucional
Una articulación interinstitucional para el desarrollo sostenible del país es fundamental y eso está pendiente, según la experta en turismo sostenible, Lissette Gil.
“A pesar de que tenemos una Ley de Ordenamiento Territorial, tenemos que aterrizarla a los destinos turísticos, desagregando si son distritos municipales, si son regiones… esto te dice la capacidad de los territorios para aceptar más o menos turismo o qué tipo de turismo aceptar”, explica.
Un ejemplo de esto, de acuerdo con la ex directora ejecutiva del Consorcio Dominicano de Competitividad Turística (CDCT), se da en Las Terrenas, Samaná, donde hay un desarrollo “brutal” de turismo inmobiliario, pero sin planificación.
“Ese desarrollo ha sido tan abrupto que se ha desarrollado sin planificación, violentando el ordenamiento territorial, porque se ha construido en zonas de manglares y humedales. El consumo de agua es tan grande que Terrenas se está quedando sin agua”, advierte.
Considera que el ordenamiento territorial es fundamental si se quieren hacer las cosas bien, no por “quereres políticos de turno”.
“¿Hasta qué punto tiene derecho las autoridades de turno en dar permisos para un desarrollo turístico que lo que va a dar son números, cuando la calidad de vida de los residentes va a degradarse, pero además la inversión es insostenible?”
Normar correctamente y planificar correctamente son las dos condiciones pendientes, a consideración de Gil, que tiene el país para hablar de sostenibilidad en todos los ámbitos, no solo en turismo.
"Vemos con mucha preocupación que se sigan dando permisos de construcción en las zonas de costa sin considerar los efectos del cambio climático, la erosión de costas y que están visibles ante todos los ojos que lo quieran ver".
Recursos naturales materia prima del turismo
República Dominicana cuenta con 1,500 kilómetros de zona costera y 18 mil kilómetros de bosques, demostrando que tiene una riqueza de ecosistema diverso.
De acuerdo con la viceministra de Cooperación Internacional del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Milagros De Camps, el país tiene zonas que no se han aprovechado, refiriéndose a que no solo es mostrar las playas, sino dar a conocer las riquezas naturales que posee.
Para lograrlo, el Ministerio de Medio Ambiente, que forma parte de la mesa de trabajo para la sostenibilidad del sector que encabeza el Ministerio de Turismo, trabaja en el desarrollo de la política de ecoturismo de República Dominicana, “enseñando no solo las playas”.
El 70% de los visitantes a las áreas protegidas son extranjeros, por lo que hay que desarrollarlos, según De Camps, de manera que no impacten.
“El turismo de sol y playa no tiene tanto impacto en las comunidades porque se queda en el mismo modelo todo incluido, hay ciertos beneficios en calidad de empleos, pero este turismo (ecoturismo) trae beneficios y también protección a las áreas”, plantea.
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en el 2022 llegaron al país 7.9 millones de turistas (no residentes), de los cuales el 19.5% visitó un área protegida de las que se integran en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP).
Esto significa que un poco más de 1.5 millones de turistas, sin contar los nacionales, visitaron un área protegida. Es decir uno de cada cinco turistas.
Por ejemplo, al Parque Nacional Cotubanamá, para ese mismo año, fueron unos 876,924 turistas, de los cuales 859,379 fueron extranjeros, para un 55.36% del total de los que visitaron el SINAP. Mientras que la visitas totales (nacionales y extranjeros) representaron el 42.49% de los 2 millones de turistas.
Una mirada hacia lo sostenible
Para lograr la sostenibilidad en el país se han suscrito diferentes acuerdos y anunciado diversas medidas y acciones desde el gobierno y el sector privado, contando con apoyo de organismos internacionales.
Asonahores forma parte de la mesa, y según su vicepresidenta Aguie Lendor, se ha asumido el compromiso de que el sector sea sostenible, no solo con la lucha contra el sargazo, reducir el plástico de un solo uso o la transición hacia la energía renovable, sino en mantener todos los recursos en las mejores condiciones porque son el principal activo del sector.
Sobre las acciones que están desarrollando explica que ya los grandes hoteles cada día están más conscientes de la importancia de la sostenibilidad, aplicando en sus operaciones las “tres R” (reducir, reutilizar y reciclar), además de la implementación de energía solar.
Otra medida es la eliminación del foam y un plan piloto en el que se está trabajando para establecer una ruta para la recogida de plásticos en la ciudad de Santo Domingo.
Además, según Lendor, muchos hoteles ya cuentan con certificaciones de sostenibilidad y también se están autocreando indicadores para valorar sus acciones para ser sostenibles.
En el caso del Ministerio de Medio Ambiente, la viceministra De Camps, asegura que hay diferentes acciones dentro de la mesa conjunta, que ademas del Ministerio de Turismo, involucra al Ministerio de Cultura y otras instituciones. Afirma que están en avance.
“En el marco de la mesa conjunta con Mitur se está trabajando la estrategia y la política de sostenibilidad del sector, porque entiende que su materia prima principal son los recursos naturales y medio ambiente y trabajando en algunos proyectos claves piloto que van a demostrar que la sostenibilidad tiene sentido en el modelo de negocios e inversiones en el sector turístico”, explica la viceministra
Dentro de los puntos enfocados y que están avanzando, detalla las proyecciones de cambio climático a futuro que implica la alta vulnerabilidad de República Dominicana a los riesgos climáticos y el sector turístico y la presión que ejerce en los recursos naturales.
También se planteó junto al sector privado, la estrategia de sostenibilidad para el sector turístico y el plan nacional de adaptación al cambio climático.
Aunque sin estadísticas de parte de las entidades involucradas, porque afirman que están en la fase de desarrollo todos los planes, De Camps asegura que se están viendo los resultados y el interés del sector turístico en hacer las cosas mejores, citando como ejemplo el proyecto en Cabo Rojo, Pedernales, para que sea un destino de turismo sostenible, con medidas como el uso de transporte cero emisiones.
En el caso de Pedernales, donde se apuesta a levantar un proyecto turístico diferente, se han realizado todos los estudios posibles, y "a pesar de los estudios, las decisiones que se toman muchas veces son políticas y no técnicas", de acuerdo con Lissette Gil .
"Hace varios años se realizó un estudio de agua en Pedernales que establece que se pueden desarrollar hasta 6,800 habitaciones. La decisión ha sido 12 mil habitaciones, el argumento de muchos es que no es rentable", enfatiza la experta en turismo sostenible
Usando como ejemplo a Bayahibe, con unas 6 mil habitaciones hoteleras y rentable, dijo que entiende que en Pedernales hay que sopesar la tipología a turismo a desarrollar, porque las cadenas hoteleras son las tradicionales ,que aunque asuman compromisos de sostenibilidad, no diversifica la oferta. "Ojalá que no sea más de lo mismo porque le haríamos grande daño al turismo dominicano".
"Los estudios siempre hablan la necesidad de diversificar, Pedernales tiene la oportunidad, pero el modelo que veo es muy similar al modelo de la costa este"
República Dominicana es un país con alta vulnerabilidad al cambio climático y que hay que tener cuidado en no convertir el desarrollo en un "bastión político" que deje huellas irreversibles, concluye la experta.
República Dominicana aún no cuenta con datos de mediciones del impacto del turismo en la contaminación del entorno natural con residuos y las emisiones (Acento solicitó datos a las autoridades correspondientes). Aunque las voluntades están anunciadas, esta actividad que aporta el 19% del PIB de manera directa e indirecta (US$ 22 mil millones), también se visualizan los retos presentes que no solo podría dificultar la meta, sino que de no hacerles frente resultaría en un deterioro a los recursos naturales, materia prima de esta actividad.