La gobernadora del Estado de Nueva York, Kathy Hochul, aprobó este jueves una ley que obliga a las empresas que han contribuido significativamente a la emisión de gases de efecto invernadero a invertir en proyectos para mitigar las consecuencias de la crisis climática.
De esta forma, la ley crea un “Superfondo climático” para apoyar la financiación de diversos proyectos, como la mejora de los sistemas de drenaje de aguas pluviales, la creación de programas que aborden los problemas de salud pública o la implantación de medidas de protección costera y mitigación de inundaciones.
En la normativa, que apunta específicamente a las empresas de petróleo y gas, se indica además que el objetivo es “tener un impacto relevante” en la carga económica que afrontan los neoyorquinos “para la adaptación climática” pero sin generar un impacto “punitivo” en esta industria.
“Los neoyorquinos gastan cada miles de millones de dólares en la salud, la seguridad y el medioambiente debido a los contaminantes que históricamente han dañado nuestro entorno”, expresó hoy Hochul en un comunicado.
La norma está inspirada en la Ley federal de Responsabilidad, Compensación y Respuesta Medioambiental -conocida comúnmente como ‘Superfund’- que se promulgó en 1980 con el fin de obligar a las empresas a pagar por la limpieza de sus residuos tóxicos.
La senadora demócrata Liz Krueger subrayó que “los mayores contaminadores climáticos del planeta tienen una responsabilidad única en la crisis climática” y, por ello, “deben pagar la parte que les corresponde para ayudar a los neoyorquinos de a pie a hacer frente a las consecuencias”.
Krueger agregó que, “reparar y prepararse para los fenómenos meteorológicos extremos” costará a Nueva York más de medio billón de dólares en 2050, lo que supone más de 65.000 dólares por hogar, “además de todos los trastornos, lesiones y muertes que la crisis climática está causando” en el Estado.
Y es que, en solo unos meses, el Estado de Nueva York se ha enfrentado a múltiples incendios forestales derivados de la sequía y a una gran tormenta de nieve que llevó a Hochul a declarar el estado de emergencia.