Cada día nos deshacemos de residuos sólidos que son recogidos cada cierto tiempo por camiones que pertenecen a compañías contratadas por los distintos ayuntamientos municipales en las zonas urbanas. Cuando nos deshacemos de nuestros desperdicios no reflexionamos sobre su destino, ¿a dónde van? ¿ que pasa con ellos? ¿y quien los recibe?
Desde 2013 hemos realizado estudios etnográficos en vertederos de diferentes provincias del país como son San Juan, Elías Piña, San Cristóbal, Azua (Vargas/FUNDEBMUNI-PAIDEIA-AECID, 2013) y recientemente Santo Domingo.
Los vertederos son lugares que reúnen a muchas personas y familias completas que trabajan allí en el reciclaje informal de los residuos sólidos para su venta, y así obtener ingresos para sobrevivir.
Lo que nosotros consideramos como desechos se convierte en objetos de valor para muchas familias. Las comunidades aledañas a los vertederos están muy afectadas por la contaminación que se produce allí con enfermedades sobre todo respiratorias, de la piel, entre otras, pero su sustento principal es el vertedero. Han desarrollado su vida económica y social desde los vínculos contraídos con los vertederos. Este espacio es el eje de sobrevivencia de muchas familias en condiciones de pobreza extrema y abastecimiento de materiales para construcción de sus viviendas.
En los estudios nos insertamos en los vertederos por varias semanas conviviendo con las personas que trabajan allí y pudimos observar que su valoración de la basura y de la higiene es muy distinta a la que tenemos personas de otros estratos sociales. La manipulación de los residuos se produce de manera directa, reposan y descansan encima de lomas de basura, no les afecta el olor que expiran estos y manipulan los objetos con facilidad.
Se requiere crear alternativas para reusar, reciclar y reducir los residuos cambiando las prácticas de uso indiscriminado de desechables, plástico y material que no son biodegradables.
El trabajo de reciclaje al interior de los vertederos está informalmente organizado. Cada persona se dedica a reciclar un solo tipo de material (plástico duro, plástico blando, vidrio, cartón, madera, telas, metales, hojalata, entre otros).
Los alimentos que se arrojan a la basura se convierten en la fuente de alimentación de muchos de “los buzos” o recicladores informales, quienes ingieren los alimentos que encuentran. Así observamos la ingesta de; manzanas, paquete de galletas, papitas, botellas de agua, jugos, refrescos que son depositadas en el vertedero por los camiones
En estos vertederos existen personas que elaboran comida para vender a quienes trabajan allí. Los alimentos se preparan con los productos que se extraen de los camiones que llegan de supermercados, residencias, colmados, entre otros. Igualmente se elaboran emparedados con los panes, quesos, jamones que depositan los camiones en los vertederos.
En las comunidades aledañas muchas de las viviendas de las personas que trabajan en los vertederos están construidas con los materiales extraídos de los mismos (pedazos de zinc, cartón, hojalata, madera) igualmente el mobiliario. El olor del vertedero queda impregnado en las viviendas y en su mobiliario.
Se necesita reconocer que los vertederos son los canales de sobrevivencia de muchas familias y comunidades, además de ser grandes focos de contaminación pudiéndose convertir en un grave problema de salud y ambiental.
Además de la responsabilidad que tienen los gobiernos locales y las instituciones gubernamentales correspondientes en la gestión de los vertederos, existe una responsabilidad social y personal de cada persona que habita en nuestro territorio frente al manejo de sus residuos sólidos que supone reflexionar sobre el material de cada desecho y su destino. Los residuos sólidos orgánicos se descomponen por lo que no deben estar mezclados con residuos que pueden ser reciclados como: cartón, vidrio, papel, plástico.
Las posibilidades de reciclaje de cada material suponen un esfuerzo individual de depositarlos limpio y separados. Aun no existen en el país recipientes para depositar los residuos separados, pero si separamos según material en forma limpia y adecuada estaremos favoreciendo a que las personas recicladoras informales corran menor riesgo de infecciones, enfermedad y heridas por la manipulación de nuestros desechos.
Se requiere crear alternativas para reusar, reciclar y reducir los residuos cambiando las prácticas de uso indiscriminado de desechables, plástico y material que no son biodegradables.
Los gobiernos locales e instituciones gubernamentales tienen varios retos uno de ellos es desarrollar una estrategia de reducción de los residuos sólidos en nuestra ciudad que es una urgencia, para lo cual deben crear mecanismos de separación de los residuos para el reciclaje y educar a la ciudadanía en este sentido. Crear iniciativas de huertos urbanos y familiares previa capacitación ciudadana sobre la creación de aboneras donde las familias puedan convertir sus residuos orgánicos en abono, igualmente, desarrollar como en otros países la práctica de bolsas reutilizables y la eliminación de los plásticos y desechables en toda su extensión.
Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY