Francia quiere convencer a Alemania de que cese su posición de bloqueo del voto para formalizar la decisión de prohibir la comercialización de coches con motores de combustión en la Unión Europea (UE) a partir de 2035, con el argumento de que China puede hacerse con el mercado del vehículo eléctrico.
"Tenemos que conservar esa ambición. Si no lo hacemos, seremos barridos en el terreno industrial y ecológico", subrayó este miércoles el ministro francés de Transportes, Clément Beaune, en una entrevista al canal LCI.
Para Beaune, que dijo haber estado hablando el martes con su homólogo alemán, Volkere Wissing, ese horizonte de 2035 "es muy importante" para los fabricantes franceses o alemanes comprometidos "con la transición al vehículo eléctrico".
Añadió que para que la transición se haga con éxito, hay que acompañarla de forma que los grupos automovilísticos fabriquen "vehículos eléctricos más asequibles", al alcance de las clases medias, porque ahora son "un producto de lujo".
Berlín reclamó a la Comisión Europea una propuesta que permita que se continúen vendiendo coches nuevos con motores térmicos después de 2035 siempre que usen carburantes de síntesis, una tecnología que por ahora no está desarrollada
El objetivo, en definitiva, es que China no acapare el mercado europeo del vehículo eléctrico, sino que los constructores franceses y europeos también pesen, y a juicio del ministro francés eso no se conseguirá con "contraseñales" como la dada por los alemanes.
Tras el voto del Parlamento Europeo a mediados de febrero en favor del fin de la comercialización de coches nuevos con motores térmicos en 2035, Italia, Polonia y Bulgaria habían manifestado sus reservas con ese giro tecnológico.
Pero esa oposición ha adquirido una nueva dimensión al recibir el apoyo de Alemania, que exige más garantías para los motores de combustión que usen combustibles sintéticos limpios.
Eso supuso el aplazamiento la semana pasada de la votación para formalizar el acuerdo para que a partir de 2035 sólo puedan venderse vehículos que no emitan dióxido de carbono (CO2).
Para Beaune, detrás del cambio de posición de Alemania hay un debate en el seno de la coalición de gobierno.
Para justificar ese giro, Berlín reclamó a la Comisión Europea una propuesta que permita que se continúen vendiendo coches nuevos con motores térmicos después de 2035 siempre que usen carburantes de síntesis, una tecnología que por ahora no está desarrollada, o por lo menos no es económicamente viable.