El agro enfrenta una situación de alerta debido a los eventos atmosféricos que impactan en la disminución de productividad y el daño en las infraestructuras agrícolas. Esto se debe al cambio climático que representa una amenaza para la actividad productiva de la tierra.
En República Dominicana, los sucesos atmosféricos provocan efectos y alteraciones en la economía y ponen en peligro la seguridad alimentaria de los habitantes cuando azotan a regiones productivas, como fue el caso de la tormenta Fiona (2022), Irma (2017) y María (2017), que conllevaron pérdidas económicas de RD$ 30,000 millones, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
Ante esto, la economista de la División de Medio Ambiente y Desarrollo Rural del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Lina Salazar, los efectos del cambio climático ponen en urgencia la necesidad de afianzar sistemas alimentarios resilientes.
"Es necesario que las naciones en conjunto aboguen por medidas que generen sistemas alimentarios más sostenibles y resilientes ante estos eventos de la naturaleza, que cada día son más frecuentes y devastadores para el Caribe", comentó Salazar.
Los expertos, reunidos en las Reuniones Anuales de las Asambleas de Gobernadores, recalcaron que el cambio climático genera impactos en la productividad agrícola, en el alza de precios de los alimentos y en los ingresos de las poblaciones más pobres que dependen de la agricultura familiar.
De hecho, el paso de ciclones, tormentas, sequías prolongadas y aumento del nivel del mar, afectan el rendimiento de cultivos, generan pérdida de ganado, destrucción de siembras y pérdidas de terreno fértil.
Ante esta situación informaron que se debe promover la producción sostenible de alimentos, es decir, generar una agricultura resiliente a los eventos atmosféricos para aumentar la productividad. Pero, además, la economista hizo énfasis en que la tecnificación del sector ha ido evolucionando en los últimos años como la incursión de sistema de riego, máquinas pesadas y la disminución de la mano de obra.
De acuerdo con el organismo multilateral se debe “incrementar la estabilidad de los alimentos”, ya que el acceso a los alimentos requiere de inversiones que promuevan la diversificación productiva y comercial, adopción de tecnologías y fortalecimiento de los sistemas de sanidad.
A medida de que la población crece, el Gobierno y la sociedad civil se enfrentan al reto de garantizar la seguridad alimentaria, siendo uno de sus principales retos para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) enmarcados en la Agenda 2030. De hecho, el BID indicó que en 2020, República Dominicana solo destinó el 0.18 % del PIB a investigación y desarrollo agrícola, siendo uno de los más bajo de la región.
Salazar sostuvo que el sector agrícola es clave para el desarrollo de una economía, debido a que se garantiza la seguridad alimentaria, el acceso físico y económico a alimentos nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer la población de cada país.
Para acceder a una dieta balanceada se necesita US$ 3.66, o RD$ 215.94, por persona al día a nivel mundial, siendo en América Latina y el Caribe la región que presenta el costo más alto, por US$ 4.08 al día. Este "alto costo" pone en peligro la ingesta de alimentos de la población más vulnerable.
En menor cantidad, Asia, con US$ 3.90; África, US$ 3.57; América del Norte y Europa, con US$ 3.22; y Oceanía, US$ 3.20, conforme datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El informe Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición 2023, señala que el 6.5% de la población de América Latina y el Caribe sufre hambre, es decir, 43.2 millones de personas.
El poco acceso a los alimentos necesarios para el desarrollo de una persona pone en riesgo la economía nacional a través de problemas de salud como la desnutrición, producto de una ingesta insuficiente relacionada a los “bajos ingresos y al limitado acceso”.