En Corea del Sur, comer carne de perro es cosa del pasado. El martes, el Parlamento aprobó una ley que prohíbe comer y vender carne de perro. Esta práctica culinaria histórica en el país será oficialmente ilegal tras un periodo de transición de tres años. Una decisión celebrada por las organizaciones protectoras de animales, pero que plantea interrogantes sobre el futuro tanto de los animales como de los criadores.

Con Nicolas Rocca, corresponsal de RFI en Seúl

Más de dos tercios de los diputados surcoreanos votaron a favor del proyecto de ley que prohíbe el consumo y la venta de carne de perro, y ninguno votó en contra.

Esta mayoría aplastante refleja el sentimiento nacional hacia esta práctica. Alrededor de seis millones de surcoreanos tienen perros como mascotas, y sólo una minoría sigue comiéndolos. Sólo el 8% dijo haberlos comido el año pasado, según una encuesta de Gallup Korea.

Históricamente, la carne se ha servido en una sopa llamada bosintang. Es un plato que se supone que da energía en épocas de calor, y sigue siendo especialmente popular entre la generación de más edad.

Aunque el texto prevé indemnizaciones para los profesionales del sector, los detalles siguen siendo vagos. Como lo son los detalles relativos al futuro de los cerca de 600.000 perros que aún permanecen en jaulas, según cifras del Ministerio francés de Agricultura.

La prohibición será definitiva en 2027, y tanto la venta como el consumo se castigarán con tres años de cárcel y una multa de 20.000 euros.