Una vista del parque Jaragua. Foto M. Pumarol.
Una vista del parque Jaragua. Foto M. Pumarol.

PEDERNALES, República Dominicana. Los depredadores siguen su faenar en los parques nacionales Jaragua y Baoruco, en la provincia Pedernales, extremo sudoeste del territorio nacional.

Peones haitianos y dominicanos recorren sus entrañas exterminando cuantas especies hallan a su paso. Ejecutan al dedillo las órdenes de sus patronos dominicanos y haitianos.

Las escenas son tétricas, indicador potente de desafío a lo prohibido. Tirados a lo largo de los agrestes caminos, decenas de cueros putrefactos y otros ya secos de iguanas sacrificadas para llevarse la carne. Rastros de hornos de carbón y de fuegos esporádicos de pinares; escombros de cortes de guaconejo cortados y sacados de raíz para contrabandear hacia Haití, donde empresarios producen esencia que demandan fábricas de perfumes de fama mundial. Y troncos de canelilla secos por la agresión, mientras sus hojas olorosas se venden caras, en bolsitas o a granel, en los súper de las urbes.

Las abejas no hallan sitio donde producir la miel esencial para su vida. Fabrican sus colmenas cada vez más alto y con difícil acceso, pero hasta allá llegan los indolentes y las arrancan de cuajo.

A las cotorras de La Hispaniola no les valen sus destrezas. Siempre se les llevan los pichones para venderlos en las grandes ciudades a 4 mil y 5 mil pesos.

En el mar Caribe y los manglares, langostas, lambíes, loros, cangrejos y careyes apenas reciben el rumor de las vedas. Siempre ha sido así. La pesca es cada vez más difícil y menor, se quejan mismo los pescadores.

Los ataques a las especies en extinción son recurrentes. Las huellas del delito están allí, a la vista.

Las redes de rapiña son poderosas; escasos los recursos para desmadejarlas. Sólo unas cuantas casetas desvencijadas, pocos guardaparques, y desmotivados. Carencia de suficientes medios de transporte y de tecnología de vigilancia para cubrir tanto espacio. La deuda de atención es grande y vieja.

El territorio de la provincia tiene una superficie de poco más de 2 mil kilómetros cuadrados. El 68%, área protegida.

“Eso es tierra arrasada”, ha dicho un cazador de animales cimarrones de las montañas.

El encargado del parque Jaragua, Aníbal Díaz (Blanco), ha sido elogiado por cumplir con su responsabilidad y no dejarse atemorizar por los contrabandistas.

Hace unos días ha decomisado dos cargamentos de canelilla (500 sacos). Recibe presión para que los devuelva. No hay detenidos.

La ambientalista de la ONG Grupo Jaragua, bióloga Yolanda León
La ambientalista de la ONG Grupo Jaragua, bióloga Yolanda León

La ambientalista de la ONG Grupo Jaragua, bióloga Yolanda León, en un vídeo colgado en Facebook, ha expresado preocupación.

Le reconoce buenos esfuerzos al ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Mimarena), Orlando Jorge Mera, y también aplaude al encargado del parque, por su tesón y su valentía, pero entiende que la sociedad debe movilizarse para evitar la destrucción. Ha pedido a los dueños de supermercados no comprar el producto para cortar la cadena.

 JOYA DE BIODIVERSIDAD 

Los flamencos. Se mueven entre laguna de Oviedo y humedales de Cabo Rojo.

El parque nacional Jaragua es una de las zonas del núcleo de la Reserva de la Biosfera Jaragua-Baoruco-Enriquillo, declarada el 6 de noviembre de 2002 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco).

En vista de su alta diversidad biológica (mayor cantidad de plantas por metro cuadrado) y su alto endemismo es una de las áreas protegidas más importantes del Caribe insular. Representa la reserva 412 del planeta.

Ocupa la porción sur del denominado procurrente de Barahona, hasta el límite sudoeste de Pedernales con Haití. Entre sus 1,536 kilómetros cuadrados están las islas Beata y Alto Velo, y los cayos Los Frailes y Piedra Negra.

Fue fundado mediante el decreto 1315 del 11 de agosto de 1983, que creó el núcleo de zonas de la biosfera Jaragua-Baoruco- Enriquillo. Era presidente Salvador Jorge Blanco (1982-1986), padre del actual ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

La flora del parque abarca más de 400 especies, entre ellas manglares, humedales y bosques secos; 130 especies de aves (diez endémicas), cuevas taínas, islas Beata y Alto Velo, laguna de Oviedo, cenotes,  playa Bahía de las Águilas, donde se reproducen manatíes, tortugas careyes.

El parque sierra Baoruco, hacia el norte de la provincia, nació con límites difusos.

Tras sucesivos reclamos de productores y latentes amenazas de apropiación por parte de bucaneros criollos que ya olfateaban turismo; luego de decretos y leyes de parche, fueron establecidos por la Ley Sectorial de Áreas Protegidas (202 de 2004). Está ubicado entre las provincias Barahona, Independencia y Pedernales, colindando con Haití. Mide 1,126 kilómetros cuadrados.

Los expertos lo consideran modelo de estabilidad climática; 18 grados Celsius en la parte alta. Precipitación media anual entre 1000 y 2,500 milímetros. Su vegetación es de interés científico. Posee bosques húmedos, gran variedad de orquídeas, grandes extensiones de pinares y plantas de hojas anchas.

Habitan en él 30 especies de aves endémicas de las 32 de la isla. Entre ellas, el cuervo, el zorzal de la Selle, la cúa, lechuza orejita, el guaraguaíto de sierra, el chirrí de Baoruco y la cotorra.

Allí está también el atractivo cañón llamado hoyo de Pelempito.

EL OLOR DEL CRIMEN

La “canelilla del Jaragua” o canelilla es una planta aromática y medicinal endémica de la región. También existe en el parque sierra Baoruco. Pero, en uno y en lado, la llevan por vía expresa hacia la extinción.

En el Jaragua, los peones de los patrones van por ella en sus burros para cortar las ramas de los árboles hasta dejarlos sin capacidad de reproducción. Y, de camino, cortan el cacheo de Oviedo para sacarle el líquido de su corteza y saciar la sed de los animales. Y así eliminan los nidales de la cotorra de La Española o Amazona ventralis, y las ahuyentan. .

Ignorantes y ricos en pobreza, reciben los centavos de la comida del día, a cambio de arrancarle vida a la naturaleza. En segundos, matan plantas aromáticas y medicinales que tardaron años para crecer en su hábitat. Sistemáticos, construyen el desierto.

El producto termina en las góndolas de las cadenas de supermercados y en negocios menores, empacado en sobrecitos, o vendido a granel a los consumidores finales. Cada vez es más demandado para tisanas, mamajuanas, la gastronomía, entre otros usos. Se encarece con las horas.

Las bolsitas plásticas de 20 hasta 115 gramos se expenden a 32 y 84 pesos, o a granel, a 385 pesos por libra. Un negocio redondo para los intermediarios y mayoristas.

La canelilla (Pimenta haitensis) es una planta aromática y medicinal de distribución casi restringida al parque” que se destaca junto al guanito de Cabo Rojo,  la palma cacheo de Oviedo y el melón de Pedernales (Melocactus).

http://www.grupojaragua.org.do/pnj.html.

El agrónomo Ricardo Estévez ha pasado su vida en  sierra Baoruco. En la comunidad agrícola Aguas Negras, para más señas. De su tierra siempre dice que es un barrio de la parte alta del municipio Pedernales. Habla con pasión sobre la biodiversidad de la provincia, y es radical contra los depredadores.

Ricardo Estévez.

“Lo que está pasando es grave, y ocurre porque las autoridades no conocen la importancia de la protección de las especies para la vida de todos, y también por relaciones políticas. Todo se hace y se deja pasar”

“En Haití no se encuentra un palo de guaconejo. Acabaron con todo. Entonces, se los llevan de aquí, y resulta que ese país es el mayor exportador de aceite esencial de guaconejo, que es base de muchos de los mejores perfumes del mundo. Y pasa igual con la canelilla. El otro día agarraron dos camiones cargados, pero no pasa nada porque son de ellos mismos; eso es de gente ligada al PRM. Y pasa igual con el pez loro, las langostas y los cangrejos. Los siguen pescando aunque estén en veda, y nadie hace nada. Siguen acabando con la iguana Cornuta y la Ricordi, las palomas turcas y coronita, riñones, cotorras, y nadie hace nada”, critica el profesional y productor agrícola, que no es adversario del Gobierno.

Frank Pérez opina que las autoridades deberían crear proyectos de siembra para integrar a las personas que viven de ese tráfico en la zona de Oviedo, sobre todo en Manuel Goya.

“Porque usted ve que sólo agarran los camiones cargados de la canelilla, pero nunca hay presos. Es porque hay políticos con influencia metidos ahí, son los cabecillas”.

La representante del Grupo Jaragua cree que si la canelilla se administra de manera sostenible podría ser una fuente de bienestar para la provincia y el país.

Los parques Jaragua y Baoruco y su entorno son los principales atractivos que el Gobierno usa como buque insignia del Proyecto de Desarrollo Turístico de Pedernales, a punto de comenzar. Ha hecho conciencia de que hay un turista nuevo, más exigente, que demanda ambientes más privados e interacción con la naturaleza.

El presidente Luis Abinader ha garantizado respeto absoluto a las áreas protegidas.

Y en esa misma dirección, el presidente de la Comisión Presidencial para el Desarrollo Turístico de Pedernales (decreto 158 de 2021), ministro de la Presidencia Lisandro Macarrulla; el ministro de Turismo, David Collado; el director general de Alianzas Público-Privadas, Sigmund Freund; y el director ejecutivo del proyecto, viceministro de Cooperación Internacional de Turismo, Carlos Peguero.

Con los parques nacionales destruidos, se arruinará la calidad de vida de los pedernalenses y no habrá ecoturismo.