¿Qué es el Cambio Climático?
Se ha identificado al cambio climático como un proceso de cambio en las temperaturas y los patrones del clima a largo plazo. Estos cambios se consideran, por un lado, de índole natural, por ejemplo, las variaciones del ciclo solar, en la que, increíblemente, esa bola de gas caliente, denominado como sol, completa cada 11 años su campo magnético y esto tiene efecto sobre la tierra. Seguro que han oído mencionar que las sondas del sol afectan o afectaron la comunicación en la Tierra.
El asunto es que datos y eventos registrados por expertos y organismos internacionales, han permitido determinar, que a partir del siglo XIX (19), luego de la llamada Revolución Industrial, las actividades humanas son el principal impulsor del cambio climático. Esto debido a la quema de los llamados combustibles fósiles como el petróleo, el carbón y el gas.
Las emisiones de gases y el efecto invernadero.
Alrededor de la Tierra como si fuera una capa, se acumulan Gases de Efecto Invernadero (GEI), procedentes de las emisiones del propio planeta, que, acumulado, regulan la entrada y salida de los rayos solares dejando atrapado una parte de esa energía en calor que se manifiesta en una temperatura promedio para el planeta de 15 y 18 grados Celsius, rango que ha permitido la vida en la Tierra tal como la conocemos.
Sin embargo, el aumento desmedido de las emisiones de estos gases, principalmente responsabilidad de los grandes capitales y de una acumulación de riquezas por parte del poder político dominante, que se manifiesta en relaciones económicamente desiguales, socialmente injusta y ambientalmente insostenible, ha provocado una mayor acumulación de GEI en los últimos 100 años, condición que amenaza con generar en poco tiempo, un aumento en la temperatura promedio del planeta de 1 a 2 grados con emisiones bajas controladas y de 2 hasta 5 con emisiones altas.
Estos gases además provienen de la deforestación y degradación de los bosques, de los vertederos, de los vehículos, de la ganadería, de la agricultura.
Se calienta el planeta o su calentamiento global.
Todo lo anterior se resume en que estamos calentando el planeta, y eso significa que hemos prendido las turbinas para que fenómenos hidrometeorológico, como tormentas tropicales o sequías, sean más frecuentes e intensas cada año. Por consiguiente, ha aumentado el riesgo de perder la vida, recursos económicos, espacios de convivencias, relaciones sociales y multiplicar la pobreza dentro de la pobreza.
Estos constituyen riesgos para las personas, las comunidades, ciudades y un país
Todos los fenómenos atmosféricos son factores de riesgos para las personas y las comunidades, por tanto, mientras más frecuentemente ocurran y con mayor severidad, más daños directos e indirectos pueden ocasionar.
Ante estas adversidades se requiere, en consecuencia, echar manos a dos estrategias complementarias, pero que persiguen puntos diferentes. Nos referimos a la mitigación y a la adaptación al cambio climático.
La primera se refiere a la acción humana de reducir las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero o mejorar los sumideros de capturas de algunos de estos gases. Por ejemplo, la siembra de árboles, la conservación de los bosques o restauración natural para atrapar el dióxido de carbono (CO2) y mantenerlo secuestrado.
La adaptación se refiere a hacer los ajustes suficientes y necesarios para minimizar los efectos producidos por el cambio climático, tanto en el presente como los que en el futuro puedan ocurrir. Por ejemplo, tener bien planificado el uso del territorio y la construcción de infraestructura que puedan asegurar la vida de las personas y la gestión de un recurso natural.
La Gestión de Riesgo
Ante la situación del cambio climático, la Gestión de Riesgo (GR) debe considerar los riesgos provocados por la variabilidad del clima (las fluctuaciones de las condiciones predominantes del clima en una zona) y claro está la proyección del cambio climático.
En este sentido la GR, se debe poner su foco central en el desarrollo de sectores como: la garantía alimentaria, la salud, medio ambiente, agropecuaria, recursos hídricos y asentamientos humanos carenciados, que son muy sensibles al cambio y a la variabilidad del clima. Y para eso, no solo debe quedarse en el planteamiento de generar nuevo paradigma de desarrollo, el diseño de políticas públicas y el fortalecimiento normativo e institucional, sino que es básico el fortalecimiento de las capacidades comunitarias y su participación en el diseño de medidas y ejecución de gestión del riesgo.
La Gestión de Riesgo y el Cambio Climático en República Dominicana
Sin entrar en una evaluación de la GR en la República Dominicana, se puede señalar que el país ha avanzado: cuenta con una Ley General de Riesgo (147-02), en la que se establece el “Sistema Nacional de Prevención, Mitigación y Respuesta ante Desastres, el Plan Nacional de Gestión de Riesgos, el Plan Nacional de Emergencia y el Sistema Integrado Nacional de Información en la República Dominicana” y se fundamenta en el principio de participación ciudadana.
O sea, poseemos un marco normativo y operativo que bien pudiera decirse es una base interesante para que la gestión del riesgo sea exitosa frente a la situación del cambio climático y la variabilidad del clima.
Sin embargo, en la historia y luego de aprobada la ley de gestión de riesgo, los desastres ocurridos en el país ponen en evidencia las debilidades institucionales y resalta en que se ha hecho fuerte el gobierno (El Estado), que es en “dar respuestas a daños ocasionados” y no en reducir las posibilidades de que ocurran. Quizás o sin ella, vale la pena preguntarse ¿esto obedece a una simple ignorancia de los gobiernos?, ¿o será alguna otra estrategia que permite la recaudación de fondos?
La cuestión es que, a corto, mediano y largo plazo; el país, la población, los gobiernos locales y el gobierno central, tienen la tarea urgente de fortalecer estrategias para disminuir los factores que hacen vulnerables a las personas, a las comunidades y a los sectores que económicamente contribuyen o son la base del desarrollo.
A propósito de la vulnerabilidad
Se sabe que los riesgos son condiciones latentes y potenciales y sus grados de afectación dependen de la intensidad de las amenazas y de las condiciones de vulnerabilidad existentes.
Como ya hemos dicho, el cambio climático y sus factores asociados, son una verdadera amenaza, que para muchos ha comenzado a producir estragos en la naturaleza, el medio ambiente y en las sociedades humanas.
Cada uno de esos elementos han mostrado sus vulnerabilidades y digamos se tienen cuando no definidas respuestas, al menos algunas pistas que nos muestran el camino para reducir las afectaciones de los fenómenos naturales, lo que hace o haría reducir las condiciones de desastres.
En este sentido, la vulnerabilidad son atributos de una comunidad o una población que le hace más o menos susceptible a los impactos de los fenómenos, en la que las condiciones dejadas por este develan las capacidades que esta posee para responder más o menos de forma apropiada.
La vulnerabilidad es multivariada, es decir, puede ser de carácter económico, natural, social, institucional, política, cultural y otras según el autor que la defina, pudiendo una comunidad presentar una o muchas de estas.
Para reducir los efectos desastrosos de lo que aparentemente es ya una situación peligrosa que debemos afrontar la República Dominicana, requiere mejorar el manejo de sus datos, analizarlos e incluirlos en sus planes operativos, estratégicos, en planes decenales, en el presupuesto nacional. Pero es hacerle caso a lo escrito, por ejemplo, a su Estrategia Nacional de Desarrollo, a los documentos que sustentan los planes de gestión de riesgo, etc.
Claro, esto debe pasar por el fortalecimiento de las capacidades de las comunidades, de sus organizaciones, del gobierno local y su interacción con las personas, con otras entidades gubernamentales.
Se requiere de una voluntad política que entienda el rediseño de ciudades y asentamientos humanos más sostenibles, menos expuestos a los efectos climáticos que enfrentamos y a otros fenómenos naturales que dan en la mamacita por la vulnerabilidad que presentamos.
Necesitamos más seguridad para la producción de alimentos, de acciones y tareas que reduzcan la posibilidad de que nuestro café, y nuestro cacao se vean afectados por plagas incentivadas por el aumento de las temperaturas que favorecen su desarrollo biológico.
Se requiere que los organismos estatales correspondientes, discutan y se pongan de acuerdo para controlar el desmonte de nuestros bosques para el aumento de la producción agropecuaria, de forma que se puedan crear las condiciones que favorezcan la sostenibilidad de la producción con la conservación y el manejo de los bosques.
Todo esto debe verse en el marco de reconocer las condiciones de inequidad y desigualdad en el que se desarrolla nuestra vida. Es importante reconocer: a) los factores que afectan más a las mujeres para que las políticas ejecutadas respondan de forma justa; b) las situaciones que afectan particularmente a personas que presentan discapacidades de manera que puedan tener mejores éxitos en su desarrollo personal y familiar, c) las demandas de comunidades que por su ubicación son afectadas permanentemente por inundaciones o por el deslave.
Como colofón, necesitamos una ciudadanía organizada que pelee, munícipes que propongan, por razones colectivas, propuestas con la inteligencia de su experiencia y que expresen su capacidad transformadora.