El mal funcionamiento y limitaciones de diseño de los hidratadores de la Unidad 1 y la Unidad 2 de Punta Catalina, debido al reducido tamaño de estos; el desgaste excesivo de correas transportadoras y averías en el recuperador de carbón, podrían limitar la capacidad de operación de las plantas de carbón, así como generar costos de mantenimiento excesivos y afectar la confiabilidad del equipo.
La advertencia se desprende de la lista de observaciones que requieren atención y que destacan de la auditoría realizada y ya publicada por la empresa Sargent & Lundy, empresa que realizó un levantamiento técnico sobre la planta.
El peritaje indicó que el desgaste excesivo de equipos para el transporte de carbón, así como las frecuentes averías en el recuperador de dicho material, “está afectando la confiabilidad de la planta y aumentando los altos costos de mantenimiento”.
También recogió problemas de seguridad que deben corregirse, como la finalización del elevador del edificio de calderas de la Unidad 1, o la falta de operación automática o adecuada del sistema de remineralización y del sistema de limpieza del condensador.
Sobre esto último, la auditoría indica que “esto podría conducir a una mala calidad del agua desmineralizada y a problemas resultantes con la confiabilidad de la caldera”.
Además de lo antes mencionado, la auditoría de Sargent & Lundy arrojó que no se pueden realizar los cambios necesarios en el control de la descarga de carbón porque el Consorcio no ha proporcionado acceso al software del PLC (controlador lógico programable), situación que podría llevar a una degradación continua del equipo, el cual es clave para la confiabilidad del manejo y la recuperación de carbón.
Deficiencias en el desempeño del cronograma
Sobre el desempeño del cronograma del Consorcio para Punta Catalina, en la investigación se determinó que si bien no fue un “enfoque importante”, advirtió que este resultó deficiente.
Según el documento, el Consorcio tuvo un retraso acumulado en la aceptación provisional de la planta de aproximadamente 18 meses.
Señaló que “la falta de una planificación eficaz de un proyecto de esta complejidad puede dar lugar a una calidad inaceptable, además de rehacer trabajos ya elaborados innecesariamente que lleva a sobrecostos”.
En ese sentido, advirtió que dicha incapacidad para cumplir con el cronograma de ingeniería, adquisiciones y construcción, pueda reflejarse como una afectación negativa a la calidad de la planta.
La compañía auditora establece que los muchos retrasos significativos en el cronograma, pueden o no haber sido responsabilidad exclusiva del contratista EPC (Punta Catalina).
“Sin embargo, reconocemos que las presiones del cronograma pueden afectar la calidad del equipo montado si estas presiones conducen a inspecciones de control de calidad apresuradas, reducidas o no hechas”, sostuvo.