X es otra de esas películas de A24 que ha sido inflada como un globo desde su estreno y, a decir verdad, no le veo nada fuera de lo habitual. Como pieza de terror, tiene un arranque más o menos interesante cuando homenajea la industria del cine adulto de los 70, pero me temo que pierde vísceras al atravesar los caminos facilones y aburridos del slasher convencional de explotación, hasta que no queda otra cosa que la pornografía del gore que nunca me llega a impactar con su cuota de gratuidad metarreferencial. Su narrativa se estructura como si se tratara de una presentación doble de la época del cine grindhouse.

 

En una primera, presenta a Maxine Minx, una aspirante a actriz pornográfica y fiel consumidora de cocaína que, tras transitar por la carretera en una camioneta, se instala en la casa de una granja remota junto a su novio (un productor) y un equipo de filmación compuesto por el director y su novia sonidista y un actor afroamericano y una actriz rubia, con la finalidad de rodar una cinta porno de bajo presupuesto destinada a distribuirse en el creciente mercado de explotación de los cines locales frecuentados por pervertidos anónimos de 1979, mientras ocasionalmente son acechados por una pareja siniestra de ancianos que son dueños del recinto.

 

Hasta ese punto, West encuadra la acción con una carga erótica y pequeños registros cómicos que me llaman la atención sin alcanzar el paroxismo en las escenas en que el grupo conversa en la sala sobre el sexo y la moral, o cuando ruedan las escenas sexuales de la película, con estética de metacine, habitualmente con un montaje dinámico que aprovecha el inserto y el sobreencuadre para celebrar con guiños el cine porno setentero de imagen sucia de 16mm, transmitiéndome la sensación de que algo malo va a suceder fuera del campo de rodaje por el que camina la chica indomable y promiscua con el pasado oscuro.

 

Pero toda esa intriga de sospecha y voyerismo se disipa en una segunda mitad que, a mi parecer, solo refleja la sequía creativa del director cuando coloca a los personajes, ya de por sí trillados, en el epicentro de los clichés del slasher más básico para dar inicio a la festival de la violencia gratuita de factura mecánica, donde los huéspedes son perseguidos y asesinados en orden de preferencia sexual por los viejos maniáticos que están poseídos por el espíritu de la abstinencia y la fuga del placer sexual convertida en horror de envejecimiento.

 

Todo está demasiado puesto para que la final girl, entre gritos y sustos, escape sin problemas de la casa de la masacre de Texas. Me parece terriblemente predecible, pero sospecho que West los emplea como marionetas no solo para cuestionar la cosificación sexual de la mujer entendida como la subyugación del cuerpo como objeto del deseo al servicio de la discriminación sexista y la belleza física de la juventud; sino el miedo a la impotencia sexual producida por los efectos ensordecedores de la vejez y, además, el pánico a la sexualidad reprimida secuestrada por los estatutos religiosos de los hogares conservadores que invitan a la huida.

 

Tiene, eso sí, una buena banda sonora y una actuación rescatable de Mia Goth haciendo a la vez de heroína y villana. Todo lo demás, me resulta abúlico y desuella mi interés por una secuela.

 

Ficha técnica
Título original: X

Año: 2022
Duración: 1 hr 45 min
País: Estados Unidos
Director: Ti West
Guion: Ti West
Música: Tyler Bates, Chelsea Wolfe
Fotografía: Eliot Rockett
Reparto: Mia Goth, Jenna Ortega, Brittany Snow, Kid Cudi,
Calificación: 5/10