Introducción

 El Batey Santana pertenece al Distrito Municipal de Santana, que está ubicado en la provincia Bahoruco, al Suroeste de la República Dominicana.

El Batey se encuentra en la parte norte de dicho distrito y tiene como vecinas a las comunidades de Bayahonda y Cachimbá. Sus límites son: al norte, Guanarate; al sur, el Distrito Municipal Santana; al este, Bayahonda; y al oeste, Batey Dos y Neyba.

El foco de la investigación lo constituye: El ritual de iniciación en una niña en el vudú dominico-haitiano en el Batey Santana de la provincia de Bahoruco.

El propósito del presente estudio, tiene interés en describir los rasgos específicos así como toda la simbología que rodea el rito de iniciación en una niña de nueve años. El hecho de que se trate de una persona en pleno proceso de formación física y emocional, hace presumir que no tiene plena consciencia  y capacidad en la decisión de sus creencias, sin embargo está permeada por las creencias de sus progenitores. El peso del núcleo familiar que la induce a dar los primeros pasos en el ceremonial es de primordial interés para el estudio y un eje a partir del cual gira su desarrollo.

Objetivo general

Describir el ritual de iniciación en el vudú dominico-haitiano, Caso: Niña, y analizar el comportamiento de la iniciada y su familia y la Comunidad.

Ceremonia vudú dominico haitiano en el Batey Isabela

La participación de la gente en la ceremonia vudú era entusiasta. En su mayoría cantaban bailaban, bebían ron. Llegada las 10:00 de la noche la gente empezó a vocear. Un niño había caído en posesión ritual, es decir le subió un ser o santo, empezó a bailar, a tirarse en el suelo, paró pocos minutos, luego cayó una niña en posesión, empezaron a bailar juntos, se abrazaban, se tiraban en el suelo, los asistentes le dieron agua; con una vela encendida, hacían el saludo, se escuchaba gritos de ánimo de la gente.

Decían que eran hermanos, posteriormente se pudo comprobar que no solo eran hermanos, sino mellizos, tenían 11 años, durante la posesión eran protegidos por su familia y la gente, para que no se dieran un golpe, gritaban mucho, no tenían control de su cuerpo.

En la ceremonia vudú se observaron dos casos más de dos niños de 12 años, sobrinos de Hilio el servidor de misterio, que se montaron (es decir cayeron en posesión ritual), cambiaron la mirada, movieron los ojos para un lado, bailaron y luego entro la madre a verlo y se calmaron, duraron muy poco tiempo como dos o tres minutos. Solo fue un corrientazo.

El ritual de iniciación Batey Santana 

El ritual de iniciación en el vudú dominico-haitiano en la niña Leandra se llevó a cabo en noviembre de 2014.

Ticló, el servidor de misterios, dio inicio a la ceremonia ritual invocando a Dios y a los dioses del vudú. Lo hizo tocando con el chachá o maraca  y cantando en creol haitiano. Hombres y mujeres le hacían coro. Luego entró a la enramada su mujer, madre de la niña “Leandra”, de 9 años de edad, quien fue llamada por su padre, el servidor de misterios.

El servidor de misterios caminó lentamente, saludó y le hizo reverencia a los instrumentos musicales con el golpe de maraca. Lo mismo hacía Leandra con la vela encendida, dando un golpe en la tierra y a al pie de los instrumentos.

El servidor cantaba y bailaba al igual que Leandra, los dos llevando una vela encendida en la mano. Levantó un poco el vestido color zapote de Leandra, le pasó la mano, le dio de comer de la comida que estaba en la poncherita cromada, y comenzó a fumar de la pipa.

La niña Leandra bailó por instrucción del padre, de la madre y del tío. A la niña se le amarró un paño rojo en el antebrazo. El tío le explicaba siempre cómo bailar. Luego el papá le dio de comer chacá a Leandra, quien por instrucciones del papá tomaba ron y refresco rojo.

Faltando 15 minutos para las 11:00 de la noche se escuchó a la madre decir en español: “Leandra se montó y sigue bailando con una vela en la mano”. Era protegida por su papá, que le señalaba que se moviera mejor y con más rapidez, y la incitaba a que moviera los brazos.

La conducción del tío y de la madre era permanente. La niña bailaba, levantaba los brazos, los colocaba en la cabeza y daba vueltas siempre. El baile era continuo y constante. El tío estuvo siempre pendiente de ella. Sostenía una botella de ron y una vela encendida en la mano observándola por cada movimiento que hacía.

Él la abrazaba para que se moviera mejor. Leandra ya estaba cansada, no sabía qué hacer. La niña sostenía una campanita en la mano. De repente comenzó a mover la campanita y seguía bailando. Mantenía los ojos bien abiertos. Siempre se mantuvo con el sombrero puesto y el macuto en el cuello. La gente estaba impresionada. Algunos gritaban y decían en español y creole: “! ¡Qué bueno que está montada!” Otros la miraban con pena. Los músicos no dejaban de tocar, lo hacían con más fuerza y se notaban emocionados. 

Elementos clave que determinan la iniciación y posesión ritual

  1. La creencia
  2. El parentesco consanguíneo y ritual
  3. Fase preparatoria
  4. La posesión ritual
  5. El lavado de cabeza (o lavé téte)

Método y técnicas de la investigación.

El nivel de la presente investigación es descriptivo y el tipo de diseño es de campo, siguiendo el método etnográfico propio de la antropología social.

Las técnicas de investigación utilizadas fueron la observación participante del ritual de iniciación, la entrevista con informantes claves y, complementariamente, se realizaron consultas a expertos especializados en el tema. Mediante el trabajo de campo de tipo etnográfico se logró establecer relaciones primarias con los servidores de misterios, con las personas que tienen compromisos con los seres o luases   y, en general, con la gente del batey.

Conclusiones

La finalización y exposición de los resultados de esta investigación evidencia la gran importancia de los elementos simbólicos en los ritos de iniciación en el vudú dominico-haitiano. Asimismo, las particularidades que encierra esta ceremonia cuando se trata de menores que se inician de forma inducida en unas creencias que para su clan familiar reviste indudable importancia.

Por ello se podría afirmar que los objetivos planteados, se cumplen a cabalidad. Las informaciones obtenidas mediante las técnicas antropológicas demuestran que en el ritual de iniciación la figura central era la niña, como parte esencial para comprometerla, heredar la sabiduría sagrada sobrenatural de los seres y de sus ancestros, culturalmente hablando y convertirse en servidora de misterio y mantener la tradición de la religión vudú en el seno familiar consanguíneo (de sangre) que es la determinante en la estructura organizativa del vudú dominico-haitiano.