El poema "Hombres necios que acusáis" aborda la desigualdad de género y la doble moralidad de los hombres hacia las mujeres, a través de 16 estrofas redondillas que presentan una estructura que introduce el tema, desarrolla la acusación y finalmente hace un llamado a la justicia.
Defensa de la mujer
El poema expone de manera crítica la actitud hipócrita, egoísta e impulsiva de los hombres hacia las mujeres. Sor Juana Inés de la Cruz denuncia la desigualdad de género en un contexto patriarcal del siglo XVII, destacando la difamación y calumnias que los hombres utilizan contra las mujeres, así como su doble moral al incitar a acciones inapropiadas y luego acusarlas de liviandad. A medida que avanza el poema, la autora recopila argumentos que evidencian la inconsecuencia de los hombres en su trato hacia las mujeres.
En una de las estrofas del poema, Sor Juana Inés de la Cruz utiliza un tono humorístico al comparar el comportamiento de los hombres con el de los niños, afirmando que su aparente valentía es similar a la de un niño que muestra un coco y luego le tiene miedo.
Parecer quiere el
denuedo de vuestro
parecer loco al niño
que pone el coco y
luego le tiene
miedo.
Efectivamente, a través de esta comparación, Sor Juana Inés de la Cruz pone de manifiesto la contradicción en la actitud de los hombres. Al mostrar que piden algo a las mujeres y luego se asustan de lo que han solicitado, la autora sugiere una falta de madurez y responsabilidad en su comportamiento.
Alusiones a la mitología grecolatina: Dos tipos de mujeres
Sor Juana Inés de la Cruz utiliza alusiones mitológicas grecolatinas a través de las figuras de Thais y Lucrecia en la quinta estrofa del poema para representar dos prototipos de mujer. Thais simboliza la falta de moral, mientras que Lucrecia representa la pureza y honestidad. La autora destaca la contradicción constante de los hombres al buscar a una mujer como Thais para seducirla, pero luego exigir la honestidad de una mujer como Lucrecia como esposa.
Sor Juana Inés de la Cruz expone la doble moralidad de los hombres al culpar a las mujeres, defendiendo a estas últimas mediante argumentos que resaltan la hipocresía masculina. La autora aboga por una moral justa e igualitaria para ambos géneros, destacando la responsabilidad tanto del seductor como de la mujer que se deja cautivar. Mediante un retruécano, se cuestiona quién es más culpable: “aquel que peca por dinero o aquel que paga por pecar”, implicando así que tanto la mujer que comercializa su cuerpo como el hombre que adquiere sus servicios son igualmente responsables en el "delito" o "pecado carnal".
En la última estrofa del poema, Sor Juana Inés de la Cruz hace una clara petición a los hombres utilizando el imperativo del verbo "dejar", instándolos a no culpar a las mujeres. No obstante, en el último verso, de manera burlona, ella duda de que esto suceda, señalándolos como "arrogantes". La autora resalta la contradicción de los hombres al mezclar promesas, instancias y tentaciones mundanas en su comportamiento.
¿Primera declaración feminista?
Este poema de Sor Juana Inés de la Cruz, creado en el siglo XVII, desafía los estereotipos de género al romper con el rol tradicional de la mujer como esposa y madre, optando por dedicarse al estudio académico. Su obra se considera pionera y revolucionaria para la época, ya que no se había escrito nada similar por una mujer hasta entonces. Aunque es considerado pionero y revolucionario para su época, se debate si puede ser considerado el primer "manifiesto feminista". A pesar de que es cierto que la realidad de la mujer del Siglo XXI ha cambiado gracias a los avances en la igualdad de género, persisten desigualdades y discriminaciones en diferentes sociedades. Mientras exista una lucha continua por la igualdad y no se logre alcanzar una igualdad real, la lectura de este poema de Sor Juana Inés de la Cruz puede servir como una oportunidad para inspirar y promover el cambio en la sociedad.