Escribir es una competencia que requiere imaginación, creatividad e investigación para mostrar perspectivas temáticas que pasan desapercibidas para los demás. En ese sentido, Freddy Antonio Bretón Martínez orienta cada uno de los 77 escritos que compila en “Vivir o el arte de innovar.”

El autor llama a descubrir nuevas formas de aprender sean o no parte de la cotidianidad ya que, los nuevos tiempos demandan de procesos distintos, simples, pocos complejos, utilizando los recursos lingüísticos pertinentes para dejar emerger humanismo y religiosidad. Esta última, permea los escritos de monseñor, como acontece en el ensayo Redes Sociales: nuevos espacios para la evangelización presentan la evolución de los medios de transporte utilizados por los misioneros para proclamar la Buena Noticia a toda la creación y deja ver una panorámica de medios del futuro. Emplea un estilo afable, elegante hasta para quienes desconocen los referentes contenidos en el artículo, el autor enlaza el conocimiento del pasado con situaciones similares de momentos actuales. De modo similar sucede en “Juguemos a poner apellidos”, en este expone el origen de apellidos muy conocidos, de manera lúdica, desde el pasado hasta llegar a los momentos actuales, a partir de fuentes fidedigna, lo que denota el investigador que yace en él, al momento de referirse a temáticas que requieren de levantamientos de datos confiables, como por ejemplo, el caso de algunos apellidos franceses como Bordel que originalmente se refería al encargado de una pequeña granja(borde) y ahora significa burdel( P.119)

En “Micrófono abierto”, deja ver su experiencia como docente, al compartir las estrategias que utilizó para fortalecer la oralidad del español, diestro al momento de crear tópicos, casi graciosos, pero planteamientos rigurosos, perspicaces, en un estilo peculiar, en donde los hechos que forman parte de su cotidianidad afloran en sus escritos y conducen a amplios cuestionamientos.

Los roles desempeñados por monseñor son una impronta que enriquecen sus reflexiones como en Primera misa. Última misa en la que hace un recuento cronológico de los caminos que anduvo desde inicio de su sacerdocio, las personalidades que lo marcaron y los recuerdos que permanecen en su memoria como si el tiempo no hubiese transcurrido.  En ese mismo orden, en “Solo para jóvenes y Divino tesoro” toca el tema de la juventud, en el primero refiere la etapa de formación para un futuro más prometedor, recomienda al joven ser protagonista de sus saberes, alejarse de los vicios y actuar de manera responsable, mientras en Divino tesoro, aconseja que sea vista desde la fe, como un destello en el tiempo, de lo que ha sido destinado a ser vida en plenitud, como lo es Dios, eternamente. ( p.163), ignorar que es el ocaso de la vida para ahuyentar la tristeza y la depresión que suele acompañar la vejez.

El autor enriquece sus textos con sus historias, lo que resulta extraordinario para el creyente que ve en sus escritos la oportunidad de viajar y conocer personalidades probablemente inalcanzables para una persona común. Ejemplo de lo dicho es el ensayo “Estrechar la mano de un Santo redactado a partir de lo vivido en compañía de algunos papas, máxima figura de la Iglesia Católica, mientras se formaba como sacerdote y relata acontecimientos desconocidos por muchos seguidores de fe cristiana y motivo por el cual llama su atención.

En definitiva, monseñor Bretón deja emerger el gran erudito y humanista que induce a reflexionar, buscar nuevas alternativas para la resolución de problemáticas que persisten desde tiempos ancestrales, fortalecer el pensamiento crítico, incentivar la creatividad y el trabajo colaborativo para lograr una sociedad más justa, honesta y menos violenta, con ciudadanos que al llegar a puestos gubernamentales administren de manera honesta el erario que pertenece a todos los dominicanos.

 

Minerva González Germosén en Acento.com.do