El pasado lunes 24 de abril, se cumplieron 58 años de uno de los acontecimientos más importantes ocurrido en el país, “La Revolución de abril del 1965”. Un suceso que marcó para siempre la vida democrática e institucional dominicana, al dividir las fuerzas armadas y originar una ocupación extranjera.

De acuerdo a los historiadores la revuelta surgió cuando un grupo de militares, junto a miembros de los partidos políticos y la población salieron a las calles a reclamar la vuelta a la presidencia de la República del profesor Juan Bosch, quien había sido derrocado en el año 1963.

Para los dominicanos, la escogencia de Bosch había significado un gran triunfo de la población y sectores liberales que anhelaban vivir en democracia tras 31 años de la dictadura más férrea por parte de Rafael Leónidas Trujillo.

Una lucha que unificó al pueblo

El historiador, Rafael Pérez Modesto, en una conferencia, titulada: “Revolución de abril de 1965 y el funesto abril de 1984”, organizada por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en el Club Mauricio Báez de Villa Juana, en ocasión del 58 aniversario de la gesta patriótica, señaló:

Aunque la gesta de abril comenzó en una fecha específica y un motivo concreto, es el resultado de la acumulación de luchas que no cuajaron durante el periodo de la resistencia contra la tiranía de Trujillo. Manifestó que luego de que las fuerzas oligarcas son desplazadas y que el país ascendía, tanto en lo económico como en lo social, bajo la nueva Constitución, basados en los ideales avanzados y patrióticos del Juan Bosch, llega el fatídico golpe de Estado que provoca esa revuelta patriótica nacional. En esa gesta, que se extendió hasta septiembre del 1965, el pueblo dominicano mostró que tiene el coraje y la valentía para enfrentar cualquier desafío necesario para defender su democracia.

Collage digital en honor a Venecia Juan, titulado, “Flor de oro”, que en lengua arahuaca taina, significa “Cacica Anacaona”, la primera mujer revolucionaria de la isla, hermana de Bohechio y esposa de Caonabó. Autoría del artista multidisciplinario dominicano, Leudy Márquez, de su serie individual “Mixtropico”. Una colaboración especial para este trabajo.

El papel de las mujeres en la Revolución “Los tiros no preguntan género”

Las mujeres dominicanas siempre han jugado un papel estelar en las luchas del país, aunque ha poco visibilizada su participación. En el 1965, como en otros acontecimientos que había que salir en defensa de la patria, nuestras mujeres estuvieron ahí, hicieron de todo, tomaron las armas, cargaron las balas hasta en sus partes íntimas, manejaron los vehículos, preparaban los alimentos, fueron portavoz y voceras, centinelas y estrategas. Se entregaron en cuerpo y alma igual que los hombres, por ser parte del pueblo y como por la lucha del pueblo nadie se cansa, esa lucha la tenía que librar el pueblo, sin importar color, edad, genero, clase social, orientación sexual, nivel educativo, partido político, sector o religión.

Teresa Espaillat Hernández, una de las mujeres combatientes de abril, durante una disertación titulada: “Participación de las Mujeres en la Guerra de Abril”, organizada por el Ministerio de la Mujer, para conmemorar un aniversario más de la gesta, este 2023, señaló:

“Las mujeres, igual que los hombres, estuvieron expuestas a los riesgos de la Revolución. “Los tiros no preguntan género”. Las faldas y los rolos no fueron limitantes para las que mujeres del 1965, también agarraran sus fusiles y participaran activamente junto al pueblo en una de las guerras civiles más relevante en la historia de la República Dominicana, como fue la Guerra de abril del 1965, que demandaba el retorno del profesor Juan Bosch a la presidencia y el respeto a la Constitución del 1963. Durante la Guerra de abril, la resistencia hubiera sido más difícil sin la intervención de las mujeres, por lo menos en el caso de la población civil”.

Venecia, una mujer revolucionaria, negra, pobre y sin apellidos sonoros del barrio Las Cañitas, sigue esperando ser reconocida y visibilizada a sus 93 años.

Fueron muchas las mujeres que se entregaron a la lucha, que lo hicieron con determinación y compromiso, muchas de ellas conocidas hoy, reconocidas y visibilizado su papel, esto se hace cada año en los medios de comunicación nacionales y las instituciones, de ellas se ha escrito resaltando su valor y heroísmo. Pero también, el país, estado y sus instituciones tienen que saber, que existe una deuda pendiente con la puesta en valor de otras mujeres heroínas de la Revolución de abril que no han sido reconocidas en su justa dimensión, y se hace necesario su reconocimiento.

 Ha existido discriminación, existe un vacío, faltan mujeres por visibilizar, esas que también son importantes como las demás, esas que no tienen apellidos sonoros, esas que no han tenido hijos destacados en la vida nacional, esas que no forman parte de la denominada clase social dominicana, las humildes, que viven en barrios, las pobres y las negras. Mujeres heroínas de abril poco mencionadas, como es el caso de la combatiente dominicana, Venecia Juan, alía la Diablona un apodo puesto por el Coronel Caamaño.

De ella, a propósito de otro abril, compartiremos un poco de su vida, y para quien escribe, visibilizar esta mujer de barrio, revolucionaria y negra es un gran orgullo, ya que, yo también nací en el barrio Las Cañitas, un sector de la zona norte de la capital, donde vive gente buena, familias valiosas, un barrio que ha parido hombres y mujeres destacados en el país y el extranjero. Allá viví en la calle amparo número 5, junto a mi padre y mi abuela paterna, hasta mis 16 años. Siempre lo he manifestado con orgullo, aunque en muchas ocasiones la gente no cree que vengo de ahí al igual que Venecia.

Crecí cerca de la casa de Venecia en la calle respaldo Magnolia número 48, escuchando sus historias revolucionarias, sus luchas políticas, hablando de Fidel Castro, del Che, compitiendo con sus vecinas sus ideales y sueños no conseguidos, recuerdo escucharla hablar de su cercanía con Juan Bosch, Peña Gómez y Yolanda Guzmán. La veía en el barrio predicando la palabra de Dios con biblia todo en manos todo el tiempo. La recuerdo bien vestida, con sus faldas, vestidos y conjuntos mangas larga. Una mujer negra, alta, fuerte y brava, que compartía con todos en el sector, que visitaba mi casa periódicamente, para tomar café y conversar con mi abuela sobre el evangelio. A veces se desaparecía por un tiempo y era que se iba a otros pueblos de misión a predicar.

Es importante reconocer el trabajo realizado por el Archivo General de la Nación, el 11 de abril del año 2007, en su proyecto, “Voces de abril”, donde Venecia fue entrevistada en su casa por Pedro De León Concepción. Escuchar la entrevista en: https://memoriadeabril.com/formatos/audio/juan-venecia-miercoles-11-de-abril-del-2007-las-canitas-santo-domingo/. Así como el reconocimiento entregado a Venecia junto a otras combatientes por el Área de Historia Oral del Archivo en abril del año 2012.

Esta biografía que he preparado, ha sido con la colaboración y el aval de los hijos, nietos, biznietos y sobrinos de Venecia, conocido por un servidor. Es un primer documento, que luego estoy muy interesado en seguir fortaleciendo para publicar como un libro, con la intención de que una institución quiera auspiciarlo, aunque sé que en este país es muy difícil todo. Se hace necesario que la vida y el legado de Venecia Juan, sea puesto en valor en el país y el mundo.

Ella ha tenido una vida de entrega, lucha y sacrificios, una vida de una revolucionaria consumada, una fiel creyente y predicadora del evangelio, que como su padre también fue pastora, hasta tuvo su propia iglesia. Pero además hablamos de una descendiente de patriotas de la revolución de Haití, el militar Baptiste. Ella tiene genes de revolución, de rebeldía y de defensa de los derechos de los más pobres y sufridos. De esta maravillosa mujer le voy a hablar.

Biografía de Venecia Juan

 

Nació el 25 de diciembre del año 1930 en Guaymate, que en ese entonces era un paraje, hoy municipio de la provincia La Romana. En su acta de nacimiento por un error, dice que nació el 30 de diciembre. Fueron sus padres el señor Charles Juan, un pastor haitiano de la iglesia Bautista, que nació el 29 de marzo del año 1901, y su madre, Cecilia Baptiste, nacida en Jacmel, Haití, hija de un militar holandés apellido Baptiste, que había llegado a Haití muy joven para participar en la lucha revolucionaria, reclutado como refuerzo por los británicos.

Para ese entonces Gran Bretaña había reanudado la guerra con Francia, un año después del Tratado de Paz de Amiens y comenzaron a ayudar a los negros rebeldes de Haití que peleaban contra los franceses en la parte oriental de la isla, luego de la Revolución haitiana.

Los padres de Venecia llegaron a la Republica Dominicana desde Haití en el año 1915, Charles llegó con su esposa y sus dos sus hermanos mayores, Rafael y Metridite Juan, por ser perseguidos al contrarrestar y oponerse a los gringos y su intervención en Haití en el año 1915. Pero unos meses después, en junio del año 1916, los estadounidenses también llegaron con su intervención a la República Dominicana, y para esta ocupación los hermanos Juan se sumaron junto a los dominicanos a la defensa de la soberanía del país, apoyando el grupo de combatientes de San Pedro de Macorís, conocidos como Los Gavilleros”.

Marines estadounidenses durante la ocupación del 1916. Foto extraída de la web.

En el año 1925, charles y Cecilia se convirtieron al evangelio y se casaron en la iglesia Bautista en La Romana en el año 1926. Ese matrimonio tuvo once hijos, estos son: María, Venecia, Mateo, Lucia, Wilson, Fausto, Felicita, Encarnación, Fernando, Xiomara y uno que falleció muy niño, y no conseguimos su nombre. De ellos en la actualidad solo viven tres hembras: María Juan, 94 años, Venecia Juan, 93 años y Lucia Juan que no conseguimos su edad.

Foto del pastor Charles Juan, padre de Venencia. Suministrada por familiares.

Un sobrino de Venecia que maneja informaciones sobre la familia, que le había compartido su abuela Cecilia, nos manifestó, que ella se había casado a los catorce años de edad con su abuelo, además nos dijo, que Cecilia había quedado huérfana muy pequeña y criada por una tía materna, con la que vivió, hasta que se casó con su abuelo Charles.

Chales, su esposa, sus dos hermanos y familiares se vieron obligados a salir de Haití hacia la Republica Dominicana, por situaciones políticas, persecución y represalias en su contra, estableciéndose en la provincia La Romana, donde se dedicándose a trabajar en los bateyes. Ya establecidos en el país, luego de unos años, el señor Juan, visitaba periódicamente sus familiares en Haití y hacia trabajos de misión como pastor evangélico.

Otros familiares de Venecia sostienen, que el señor Baptiste padre de Cecilia y abuelo de Venecia, fue asesinado defendiendo la libertad de Haití, en uno de los combates que se dieron en esos tiempos, luego de la revolución haitiana.

En el país, la familia vivió en La Romana, San Pedro de Macorís, Higüey y Santo Domingo. Ya que el señor Charles era periódicamente trasladado a trabajar como encargado en diferentes bateyes, oficio que también compartía con su misión como pastor, junto a su esposa Cecilia y el apoyo de sus hijos.

Suranyi Archivoldb, una de las nietas de la señora Venecia, nos comentó, que, siendo adolecente, su abuela aprendió el oficio de enfermería y apoyaba en los bateyes a los trabajadores que se iban a atender en los centros de salud. Además, al igual que sus hermanos aprendió los idiomas, inglés, francés y creole, como sus padres, que también lo hablaban.

En el año 1955, luego de vivir en varias provincias del este, su padre recibió una oferta laboral del estado, para trabajar como encargado en el ingenio azucarero de Palavé en Manoguayabo, donde junto a su familia, se mudó y vivió unos años. Hoy este sector pertenece al municipio Santo Domingo Oeste de la provincia Santo Domingo.

Venecia regresa a vivir a la zona del este y conoce al señor Alfred Ernest Archivoldb, con quien se casa en la ciudad de La Romana. Alfred, era un cocolo nacido en la ciudad de Basseterre en Saint Kitts, que había venido con otro grupo de hombres para trabajar en los ingenios de caña de azúcar de San Pedro de Macorís.

De ese matrimonio nació Andrea Archivoldb Juan, pero luego de un tiempo se separaron, aunque nunca se divorciaron, aun falleciendo Alfred, Venecia mantuvo y mantiene todavía su estado civil como casada. Así lo expresó una de sus nietas consultadas por nosotros.

Venecia, al separarse de su esposo, volvió a vivir a la capital, en una casa de su propiedad que construyó en un terreno comprado en la avenida Duarte. Viviendo allí, juntos a sus hijos se dedicó al oficio de la enfermería, llegando a trabajar en varias clínicas y hospitales de la capital, además tenía su negocio propio de ventas de utensilios y desempeñó por varios años la función de profesora del idioma francés, bordado y costura en varios colegios de la época.

Luego Venecia vende esa propiedad, compra un terreno en el barrio Las Cañitas y construye su casa con el apoyo de su hermano Mateo, que fue su confianza todo el tiempo. En esta casa vivía Venecia para la Revolución de abril del año 1965, junto a su familia y en la actualidad sigue siendo su casa, viviendo un hijo y sus nietos.

Venecia tuvo otra pareja, llamado Juan Agar, un norteamericano nacido en Connecticut, Estados Unidos, que se había radicado junto a sus padres en Samaná. Con el señor Agar, Venecia tuvo su hijo más pequeño, llamado Juan Agar Juan, siendo este, uno de los hijos que contactamos para escribir esta biografía.

Fueron seis los hijos que tuvo doña Venecia, tres hembras y tres varones: Andrea, fallecida; Eufemia; Santiago; Rafael y Juan, el nombre de una hija que fallecida muy niña, no lo conseguimos con sus familiares.

Esos hijos han premiaron a Venecia con catorce nietos, veintisiete biznietos y una tataranieta, una gran familia que ama, cuida, valora, respeta, se siente orgullosa y agradecida por la vida y el legado de su Diablona, su heroína y revolucionaria, su evangelista y pastora, Venecia Juan. Así nos lo manifestó su hijo más pequeño, Juan Agar. Actualmente Venecia vive con una hija en el sector de Los Guaricamos en Santo Domingo Norte y su familia se ha esparcido por Estados Unidos, España, Argentina, Venezuela y República Dominicana.

El papel de Venecia en la Guerra de Abril del 1965

Para la guerra de abril, Venecia, ya vivía en el barrio Las Cañitas y su hogar sirvió de escondiste de muchos jóvenes combatientes civiles y militares, ella cuenta que junto a sus hijas les preparaban alimentos a estos hombres, que ella misma escondía en su casa, para de ahí salir al combate vestido de mujer, usando las ropas de ellas y de otras mujeres a las que se las tomaba prestada en su barrio.

La Diablona, un apodo que le puso Caamaño

Por su hidalguía, entrega, fortaleza y por demostrar no tener miedo, su líder Francisco Alberto Caamaño, la apodó como (La Diablona) y con ese seudónimo fue conocida para el acontecimiento, apodo que aún le ha quedado. Venecia se ríe cuando habla del nombre apodado por el coronel de abril.

Las hijas de Venecia manifiestan, que esa estrategia de vestir los hombres con sus vestidos y blusas, ponerle pelucas, zapatos, carteras y hasta medias pantis, su madre la hacía en coordinación con los líderes del grupo de combatiente al que ella pertenecía, que tenía su operación en la escuela Salome Ureña en la calle Billini de la Zona Colonial y se hacían llamar el comando de la Vega, por la cantidad de hombres veganos que estaban apostados allí, a cargo del comandante Holguín.

La casa de Venecia también sirvió para esconder armas y municiones y los alimentos crudos que ella preparaba y luego repartía a escondidas hacia otros comandos de la ciudad. Otras de las hazañas que hizo exponiendo su vida, fue servir de portavoz de los combatientes, llevando mandados y mensajes a las casas de sus familiares sin importar la hora.

Venecia, la enfermera de los combatientes

Un trabajo fundamental realizado, y el que siempre Venecia recuerda con alegría, fue servir como enfermera de cientos de combatientes civiles y militares, función que desempeño apoyando a diferentes médicos que se integraron a prestar su servicio en varios lugares de la ciudad. Fueron muchas las operaciones en la que participó, acompañando al Dr. Ramón Báez Acosta, como ella misma cuenta, aun con sus 93 años.

Estas informaciones sobre su accionar en la revolución, también se pueden encontrar en el link que más arriba compartí, con la entrevista que le hicieron a Venecia en el año 2007 en su casa, desde el Archivo General de la Nación, para el proyecto “Voces de abril”.

A Venecia el estado le ha fallado y está a tiempo de reconocerla

Algunas preguntas que me hago y espero sean respondidas sobre Venecia y el poco apoyo recibido.

¿No merece Venecia, que una de las calles del país lleve su nombre, una escuela o un centro de formación? Pero ni en su propio barrio de Las Cañitas ocurre.

¿Venecia no tiene los méritos suficientes para ser reconocida en una de las categorías del premio nacional que otorga el estado dominicano a través del Ministerio de la mujer cada año?

¿Cuántos senadores, diputados, alcaldes y regidores, de la circunscripción tres del Distrito Nacional, conoció, conoce o sabe de la existencia de Venecia en el barrio Las Cañitas?

¿Sabe el PRD hoy PRM y partido de gobierno, que existe una mujer negra revolucionaria, que tuvo como amigo y líder al Dr. Peña Gómez y formó parte del PRD desde el año 1948?

¿Su entrega a la defensa del país en el 65, no cumple con los requisitos para que se le otorgue una pensión, como se le ha dado a otros y otras?

La deuda de reconocer el legado de la Diablona, es de todos y todas, y por eso estamos a tiempo de pagarla. En República Dominicana se dan anonimatos que no son fortuitos, aquí existe gente que conoce los legados de otros, pero hacen silencio y otorgan, para que los reconocimientos se quedan en un grupo. También en el país la gente acostumbra a cabildear los reconocimientos, no merecidos, pero Venecia no ha sido una de esas.

Es importante recordar, que, en este pueblo para reconocer a alguien, a veces va a depender de su color, su partido, su clase social, su apellido y origen. Por eso, le ha sido tan difícil a una negra, pobre y predicadora de la palabra como Venecia, ser reconocida.

Venecia es una guerrera, que estudiándola nos damos cuenta que tiene un linaje y origen de guerrera, de luchadora, de sangre de libertad y defensa de los derechos. Fue su abuelo, uno de los que derramó su sangre en Haití en defensa de la libertad de los negros y eso ella lo ha honrado continuando la lucha. Su abuelo, el soldado Baptiste y su padre Charles Juan, combatieron en la misma isla donde también ella ha combatido y luchado con entereza, igual que como lo hizo el gran intelectual haitiano, Jacques Viau Renaud, apoyando la revolución de abril desde el comando B-3, hasta entregar su vida con 23 años, por causa de la libertad de sus hermanos dominicanos y por su papel que jugó en el movimiento cultural del país desde el grupos "Arte y Liberación" que coordinaba el maestro Silvano Lora.

A Venecia, le hemos fallado todos y todas, le ha fallado su barrio, el país, la historia, el estado, los gobiernos, los legisladores, y estamos a tiempo de pagar esa deuda con su interés aculados, para que ella lo pueda ver y disfrutar antes que se apague su luz en este plano terrenal. Para que no ocurra lo que planteó Eugenio María de Hostos, pronunciando el panegírico en el sepelio de Federico Henríquez y Carvajal, el 12 de agosto de 1903, expresando: ¡Oh, América infeliz que solo sabes de tus grandes vivos cuando ya son tus grandes muertos!

Algunas frases extraídas en conversatorio con Venecia, familiares y de la entrevista histórica que le realizaron en el 2007 desde el Archivo General de la Nación.

"En la Republica Dominicana hay muchas iglesias de distintas religiones, pero nos falta el amor". Venecia Juan

"Yo sigo luchando hasta mi muerte como revolucionaria, porque lo llevo en mi sangre".

"En los doce de Balaguer yo caía presa todas las semanas, acusada de comunista, pero siempre me tenían que soltar".

"Cuando yo veía mujeres enamorando los saldados Yankees en la revolución, yo le brincaba encima del pique por traidoras a la patria".

"Yo siempre le digo a mis hijos y nietos, en esta familia hay que defender la patria, sin importar hora, día, sea hombre o mujer, hay que defenderla".

"Yo le decía a mi mamá, el día que aquí ocurra una guerra yo voy a defender la patria, como lo hicieron mi abuelo en Haití y mi papa en República Dominicana".