MARCHA: ¿Qué piensa usted, señor Presidente, de la actitud de los países latinoamericanos frente a esta intervención de los Estados Unidos? 

JUAN BOSCH: Depende de que quiera decir con “los países”, porque yo estoy seguro de que los pueblos, especialmente los sectores democráticos de los países de América, son absolutamente contrarios a esa intervención en mi país.

MARCHA: Es cierto, señor Presidente.

BOSCH: Y hay gobiernos, muchos gobiernos, que también son absolutamente contrarios. Hay otros gobiernos que no lo son por razones que ellos sabrán y que probablemente la historia no aceptará.

(Fragmento de una entrevista con Juan Bosch, publicada mayo 7 de 1965 en el semanario Marcha, Uruguay). 

Fuente: Anáforas.

En nuestra América, Uruguay, junto al pueblo haitiano y el pueblo cubano, estuvo al frente de la solidaridad internacional en apoyo a la resistencia antiimperialista en Santo Domingo en 1965.

Lamentablemente ese episodio de solidaridad latinoamericana con el pueblo dominicano ha caído prácticamente en el olvido. Suponemos que se debe a una (corregible) falta de interés en investigar los vínculos de hermandad entre Uruguay y Santo Domingo; y también porque la historia oficial se ha encargado de silenciar la fraternidad política y los lazos históricos que unen a los pueblos del continente dado el potencial político e ideológico que pueda representar.

Pero por fortuna para las nuevas generaciones existe un voluminoso acervo documental, muchas páginas de la historia salvadas a través de la digitalización, incluyendo crónicas, entrevistas y análisis publicados en la prensa de izquierda, cartas de lectores, arte gráfico, caricaturas y declaraciones de diferentes actores políticos y sectores sociales de la vida nacional del país sudamericano.

Acercamientos, diálogos e ideas

A pesar de la distancia geográfica, existen lazos históricos entre Santo Domingo y Uruguay. En el ámbito intelectual, por ejemplo, los lazos fraternales se establecieron a través de la labor de difusión continental de la ensayística y el pensamiento del escritor uruguayo José Enrique Rodó (1871-1917) a cargo de Pedro Henriquez Ureña (1884-1946). Sin embargo, esos contactos intelectuales se llevaron a cabo a nivel de sectores ilustrados de la clase media criolla que excluía en sus discusiones, discursos y proyectos modernistas a sectores populares no-hispánicos, es decir, a enteras poblaciones indígenas y de origen africano. En su libro En busca de la identidad. La obra de Pedro Henríquez Ureña (publicado en inglés en el 2011 y en español en el 2015) Juan R.Valdez, investigador y catedrático dominicano radicado en los EE UU, se encargó de explorar algunas de las lagunas que rodean los estudios lingüísticos de Henríquez Ureña y su silencio ante la cuestión racial y la negritud en Santo Domingo.

Al mismo tiempo, y a pesar de las contradicciones y limitaciones socio-políticas de algunas figuras y círculos intelectuales, es vital seguir investigando y resaltando los lazos entre círculos intelectuales dominicanos y sus pares en el exterior con el objetivo de entender más a fondo cómo fluyen las ideas y como, de una forma u otra, la producción cultural de intelectuales pertenecientes a las clases medias y a las élites criollas ha tomado forma en América Latina y en la región del Caribe a nivel transnacional en diálogo constante entre intelectuales, artistas, escritores y trabajadores de la cultura.

Repudio a un nuevo crimen imperialista 

Desde una mirada crítica e internacionalista, podemos entrever la memoria colectiva compartida entre Uruguay y Santo Domingo, la solidaridad de pueblo a pueblo, más a tono con la realidad. En efecto, los dos pueblos comparten la rica y heterogénea herencia africana así como la lucha en contra de los remanentes del orden colonial como el racismo. Al mismo tiempo, también nos une la lucha en contra de la impunidad de los regímenes dictatoriales del siglo veinte y el terrorismo de estado que dejo una secuela de torturas, desapariciones y asesinatos de varias generaciones. Finalmente, la preservación de la memoria histórica, pisoteada hoy día por los remanentes de las dictaduras cívico-militares e intelectuales reaccionarios en Santo Domingo y Uruguay, es de suma importancia para los dos pueblos hermanos.

En la muy necesaria labor de rescate de la memoria histórica uruguaya-dominicana es importante mencionar los nombres, siglas y orientaciones políticas de las organizaciones que estuvieron al frente de la digna y ejemplar denuncia pública en repudio a la intervención norteamericana. Estas organizaciones abarcan la mayor parte del espectro político de la izquierda revolucionaria y reformista en el Uruguay de los años 60, un país que, a pesar de tener una larga tradición de estabilidad democrática e institucional, se encaminaba en ese entonces a la radicalización colectiva a consecuencia de una aguda crisis económica, el crecimiento de las luchas obreras y el impacto ideológico y político de la revolución cubana.

La lista de organizaciones que expresaron su solidaridad con el pueblo dominicano es larga. Aun así, hemos podido recopilar un registro, breve e incompleto pero de suma importancia para entender el malestar que causó la invasión yanqui en la sociedad uruguaya. La lista de organizaciones que se pronunciaron en contra de la intervención estadounidense comprende sindicatos, movimientos juveniles, revolucionarios, reformistas y nacionalistas que firmaron declaraciones públicas y movilizaron a la población en apoyo a la resistencia del pueblo dominicano: la Federacion Juvenil Luis Batlle, la agrupación Batllista “Avanzar”, el Movimiento Popular de Juventudes Nacionalistas, el Partido Demócrata Cristiano, la Federación de Docentes Universitarios del Uruguay, el Movimiento Revolucionario Oriental (MRO), las Juventudes Herreristas, el Movimiento Uruguayo por la Paz, la Gremial de Profesores de Montevideo, la Unidad Popular, la Acción Sindical Uruguaya, la Federación Uruguaya de Teatros Independientes, la Unión de Empleados Cinematográficos del Uruguay, el Consejo de la Facultad de Medicina y la Federación Uruguaya del Magisterio.

Como se puede observar, la intervención norteamericana en Santo Domingo movilizó gran parte de la sociedad uruguaya. Y al igual que otras expresiones fraternas de otros pueblos del mundo, el apoyo incondicional del pueblo uruguayo a la heroica resistencia del pueblo dominicano en contra del nuevo crimen del imperialismo made in USA contribuyó a legitimar el gobierno constitucionalista presidido por el Coronel Caamaño.

Agradezco al equipo de Anáforas: Publicaciones Periódicas del Uruguay por poner a disposición del público la colección digitalizada del semanario Marcha.