El artista que plasma en un cuadro una obra, es como una página de un escritor que, inspirado, se sienta a dibujar, a pintar, a fotografiar o a escribir varios párrafos de una historia que cuenta con métodos e instrumentos diferentes, en el caso del artista de la pintura o la fotografía, un pincel o una cámara fotográfica o si hablamos de un escritor, una computadora, antes lo era la pluma o la máquina de escribir.

Una marina para Jasper Johns.

Inspiraciones diferentes, pero casi siempre bajo el mando de la inspiración que en un momento le sirve de base, a la que se suma la disciplina del oficio que en Enriquillo Amiama llegó a contarme que sus días transcurren alrededor de su taller, interactuando con sus instrumentos de trabajo, más de 8 horas incluido sábado y domingo y a veces se divide entre el trabajo de pensar y elaborar la obra y caminar 5 a 6 kilómetros para relajar el cuerpo y la mente.

El escritor actúa con los mismos principios, y me pareció atrevido, pero interesante el paralelismo, pues en ambos casos terminan con un producto. Una obra expuesta ya en sala es un recuento de la vida misma del artista, no es simplemente un objeto decorativo. La obra dice mucho, de quien la produjo, de su vida, de sus estados anímicos y de sus circunstancias personales y sociales. A la obra de Enriquillo muchos críticos y él mismo, la definen como autobiográfica y el artista de su lado, dice que pinta lo que vive.

Casi nunca quien observa un cuadro se adentra a los motivos del artista, a su estrategia pictórica que termina con una composición que, una vez expuesta, se deja a la interpretación de quien en ese momento es el dueño de la obra: el público.

El artista con jóvenes estudiantes universitarios.
Osman Can Yerebakan, María Brito, la curadora, Héctor J. Rizek y Enriquillo Amiama.

 

Cómo define la elaboración de un cuadro Enriquillo, dice que es a través de la complicación de la composición de sus cuadros y de esta manera: como viene del diseño gráfico y su avance tecnológico con el diseño web hoy, los conceptos de composición del arte son los mismos que los de la fotografía, el dibujo y la pintura. El arte de la composición dice Enriquillo, es cómo se organizan los elementos, la línea, las formas del color, la sombra, el recorrido visual del cuadro, el ritmo, la armonía interior, y remonta el concepto de composición a Platón y Aristóteles, por tanto, le da dimensión filosófica.

Nos preguntamos los públicos ¿qué quiso transmitir el artista en una obra? Realmente la gente va por múltiples razones a una exposición, desde quienes les gusta el arte como catarsis interior, hasta quienes son galeristas, artistas, estudiantes de arte, y otros públicos más convencionales.

Enriquillo nos cuenta en su individual retrospectiva de 40 años, Enriquillo Amiama XXI, cuáles motivos y circunstancias están detrás de cada obra, y a esa vida privada no tienen acceso los públicos, lo cual no es malo, una vez terminada la obra, el otro se adueña de ella y le da la interpretación que mejor se ajuste a sus criterios estéticos, conceptuales y emocionales, dando rienda suelta a su imaginación y placeres visuales y como nos dijo Enriquillo citando a Humberto Eco, en su concepto de la obra abierta: deja libre sus vínculos con el visitante.

Notoriamente importante en esta retrospectiva expuesta en el Museo de Arte Moderno que viene de clausurar de Enriquillo Amiama, son las conexiones nacionales e internacionales que le acompañó, los contactos de redes que anidan sus vínculos, la diversidad de público que le acompañó y el contrapeso curatorial que le dio soporte en la persona de María Brito, experta internacional venida desde New York, que seleccionó 68 obras de 150 presentadas, lo cual nos dice de su nivel de exigencia, dominios conceptuales y valorativos de una muestra.

Así mismo, el Color intenso, una estilística ecléctica entre realismo, formas figurativas,  la abstracción y el bodeguismo, acompañaron la muestra de 68 obras del artista recibiendo reconocimiento y una vista internacional de una gran institución de prestigio (de Art Newspaper, número uno a nivel mundial, en el destacado especialista Osman Can Yerebakan), y como satisfacción, este mensajero de buen gusto del arte, vino por primera vez al Caribe, a contactar y escribir sobre Enriquillo Amiama, para entrevistar al artista y compartir su trayectoria en el arte, ya iniciada con un reconocimiento a la edad de 21 años otorgado por este mismo museo a una de sus obras en 1983, siendo esta una retrospectiva de 40 años de trabajo, con más de 700 obras producidas a través del tiempo.

Mi título refiere a retrospectiva de una obra y de un artista y como le comentaba a Enriquillo, también sobre la  interioridad del artista, sus momentos de vida, sus penas y alegrías que  forman parte de una obra, aunque no se entienda para el otro o aunque no se refleje propiamente y por eso también es bueno escarbar en el otro lado de la obra, en la intimidad del ser, pues a veces sus angustias, debilidades, alegrías y emociones, están detrás de un detalle, de una imagen, un color, un trazo, una figura, una expresión, que el artista comunica, dentro de una composición.

No obstante, en ese momento tiene la libertad el artista de individualizar la obra, privatizar sus razones y expresar sus sentimientos, que ya luego el público, o no lo ve, o no le importa o no lo descubre, o simplemente, no conoce, pero que dentro de la composición de la obra y al margen de las angustias del artista, le dan armonía, conceptualización, estética y motivos visuales agradables …que finalmente es lo que ha de importarle a los públicos. Define el autor su obra, como una admiración de la creación a través de medios visuales postmodernos y no en serie.

De su lado, el artista Enriquillo en muchos de sus cuadros contaba su historia, su momento, su vida como una especie de biografía gráfica, con elegancia, sutileza, y siempre guardando la distancia del ego a favor de la calidad estética de la obra, pues en todo caso, el artista debe evitar una producción que sea literalmente expuesta al margen de la narrativa estética que lo obliga a pintar, lo cual logra Enriquillo en su muestra del MAM.

En todo este dialogo sostenido con la exposición de Enriquillo Amiama en su estancia en el MAM, y conversando con su proyecto y lo logrado en esta muestra, nos admite que trascendió en lo internacional con la muestra, aunque ya es conocido, pero el espacio que le abrió la entrevista lo consolidaba como artista en la crítica internacional y como una figura del arte nacional e internacional.

Sin embargo, en la exposición llamada Retrospectiva XXI, me llamó la atención la obra dedicada a Jasper, con el nombre Una Marina para Jasper Johns y en uno de los cuadros de este artista que lleva por título, el fin del mundo, donde se inspiró, que tomó como referente, y que el artista lo define como un cuadro pivote, marcando para su vida, un antes y un después. En su momento de dolor, rechazó la producción pictórica y el arte como su oficio fundamental, pagando el arte las consecuencias de su estado anímico.

Sufriendo este cuadro varias fases de intervención, como si fuera una arqueología del cuadro, tenía varias capas de pintura y temas, reflejo de los distintos momentos vividos por el autor, precisamente como testimonio de los pasajes de su propia vida y en ese momento el arte era su terapia de salvación. Dalí, Van Gogh y otros, pueden ser parte de una relación entre técnicas, temas, colores y estado emocional del autor, como una expresión de su interioridad.

En forma de un tríptico integrado o con tres composiciones en su interior, debido a que esa  obra le costó 13 años de producción (2009-2022) y podríamos decir que es la de mayor impacto para el propio autor, debido a que cuenta, como si fuera un testimonio de vida, el momento más delicado de su vida personal y que la obra es, como para un historiador, un documento testimonial, que logra plasmar, su pasado y de cómo logra salir del laberinto que le tocó vivir, siendo el arte, la mejor de sus catarsis y una terapia indispensable que le permitió relanzarse como artista y emerger de su encerramiento.

Esta muestra retrospectiva de Enriquillo Amiama, para mí, fue aleccionadora del arte como terapia, como comunicación emocional, sin perder su propia narrativa, bien lograda en estos 68 cuadros, encontrándonos en ella, con buenas composiciones, variados temas, conjugación de estilos y una fuerza y manejo del color, convertido en el eje transversal de su muestra.

Carlos Andújar Persinal en Acento.com.do