El carácter de un escritor se ve en la profundidad y fuerza de sus palabras. Kianny N. Antigua es ejemplo de carácter de escritora. Soy lectora de poesía. Me gusta entrar a los textos y ver más allá de las palabras. Me he acercado a la poesía de esta singular autora, y al hacerlo me he encontrado a mí misma. En el siguiente artículo, abordaré sólo algunos poemas, fruto de este primer acercamiento a su poesía.

En el poema Ya no es cosa de frutas ni de south,encontramos una voz apasionada y emotiva que denuncia el comportamiento humano a lo largo del tiempo. La poeta narra cómo el ser humano, desde Eva y el fruto prohibido y este  estallido de una fruta gigantesca, no ha hecho nada para remediar esta necesidad de hacer lo que nos da la gana, la negligencia del ser  al satisfacer sus deseos sin preocuparse por las consecuencias futuras. 

La joroba de los árboles

no pudo con el peso

ni con la tristeza.

La poeta hace una denuncia a las generaciones podridas, al tiempo irracional  y a éste dios extraño que permite que tantas cosas sucedan. La poeta es fuerte, no es débil a la denuncia fija hacia este fruto y estos hombres que en el camino de la vida, por sus intereses, van haciendo más grandes a este fruto, haciendo imposible para el árbol sostenerlo, pero, ¿quién o quiénes son este árbol?, ¿qué representa?

¿Acaso es culpable la tecnología tanto mal que se hace en las redes sociales?, ¿tienen culpa los pobres de no poder pagar impuestos a los políticos que les cobran hasta el respirar?, acaso, ¿tiene pecado el árbol de que su fruto represente la debilidad de miles de personas?

El estallido de una fruta gigantesca,

al caer, inunda el viento

y la pulpa se esparce

manchando las aceras y la memoria.

El camino sólo ha podrido al hombre.

En el poema Mujer la poeta nos habla de esta dualidad, de estos dos mundos, de un hogar como madre y mujer y al mismo tiempo como creadora y diseñadora de las historias  que le pueden caber en la punta de su lápiz. No importa lo que suceda esta casa se quema lento, muy lento.

No importa cuántas páginas
corran siniestras,
cuántos personajes
se me inserten en la psiquis
y la pluma.

Porque esta casa, que es mi cuerpo se quema, arde frente a estos universos que mis dedos inventen. La vida de un escritor no es propia, no se es dueño de su mente, ni de sus experiencias, y mucho menos de su propio cuerpo, porque las realidades que se viven son para darle alma a este escrito, personaje o poema que quiera nacer a través de él.

Estas llamas de las que habla Kianny son esta pasión, entrega y fuerza hacias las realidades que componen su vida, sin menos preciar a la otra, porque no puede arder un fuego en medio de un río :

Pero no importa
cuán poeta sea:
El lecho de mis uñas
siempre termina oliendo
a ajo majado y a cebollas.

Kianny N. Antigua, a través de su poesía apasionada y emotiva, nos invita a reflexionar sobre la condición humana y nuestra relación con el mundo que nos rodea. Con valentía, denuncia las acciones irresponsables y egoístas que han llevado a una generación podrida y un mundo desequilibrado. La dualidad de su ser revela la complejidad de la vida de un escritor, donde la realidad y la creación se entrelazan en un baile incesante de pasión y entrega.