… ¿Que no te suena el nombre de la autora? lo sé, amigo lector o amiga lectora. Eso no me es extraño en este país, donde las políticas culturales estatales, no sólo están centralizadas, para algunas escasas zonas urbanas metropolitanas (?), sino que, además, brillan por su ausencia total, en todo el territorio nacional. ¡¡¡Que pena!!!

Esa es parte de mi misión, salirme del viejo esquema de recoger "los clásicos" y pescar en los rincones del olvido de estos campos, y ver quién se está volviendo loco, diciendo cosas al aire, sin que algo le importe quién le escuche o le vea. Yo recojo sus locuras… y las hago mías para difundir sus utopías.
En ese recoger de utopías, hoy converso con este libro de cuentos y/o relatos, titulado "Una flor del sol para Sol" (Publicada por "Tiempo de Nosotros", Editires, Santo Domingo, República Dominicana, 2022. Con diagramación y diseño de portada de Harold Frías Maggiolo).
El libro consta de una dedicatoria, unos agradecimientos un prólogo, escrito por Luesmil Castor y una la presentación, escrita por Noel Florián Pérez. Y como base, consta de seis (6) narraciones que van de la página 21, a la página 73, es decir que, 52 páginas, abarcan esos 6 cuentos, ahí usted, puede imaginarse la extensión o los extensos decires que se mantienen en estos cuentos.

Ser breve y decir mucho, es parte del enigma que todo narrador debe dominar. La brevedad debe impactar, de ahí que todo cuanto se diga en un relato, debe ser planificado, organizado de manera mental, antes de ser escrito en blanco y negro y antes de ser publicado.
Aprendemos en la marcha…sobre nuestras propias huellas, caemos y nos levantamos, para continuar nuestra senda…
Aquí debo resaltar aquella extensión de la memoria, para ir al rincón de los recuerdos e ir hilvanando los retazos de los recuerdos que nos quedan sobre la historia de nuestra niñez o de los cuadros vitales que hoy forman parte de nuestro existir o de nuestra historia.
Es lo que está planteado en los extensos cuentos que hay aquí, el vivir de los otros que son nuestra famila, nuestra vecindad o nuestro dolor de muerte o ausencia terrenal.
Cualquier hecho, olor, sentir, vivir, presentir, presumir o presumirse, puede ser la razón de mi imaginar, para, partiendo de la realidad tangible, asumir la construcción de mi realidad ficcional o crear sus avatares funcionales, sus personajes actuabtes, conmigo o sin mí.
Aquí hay de esos entuertos participativos, muy propios de los espacios narrativos o donde se cuenta un acontecer, sin importar el tiempo o los espacios donde acontecen las acciones. Lo importante, en este caso, es que exista el imaginario del sujeto creador, para ser dicho, en el más breve espacio o discurso narrativo.
Saber iniciar y saber terminar lo que narro, son trucos del narrarador que debemos practicar, siempre con el objetivo impactar al lector, sorprenderlo, darle lo inesperado, siempre. Para eso,debemos organizar, en nuestra memoria,cada personaje y su función,dentro del relato.

Eso también se aprende leyendo y releyendo a maestros, como Juan Rulfo (Nacimiento: 16 de mayo de 1917, San Gabriel, México
Fallecimiento: 7 de enero de 1986, Ciudad de México, México). Juan Bosch(. Juan Emilio Bosch Gaviño (La Vega, 30 de junio de 1909–Santo Domingo, 1 de noviembre de 2001) o como el autor del "Diablo ronda en los guayacanes", Sócrates Nolasco (1884-1980),entre otros autores, como Angel Hernández Acosta (Quinito) (Nació el 2 de febrero de 1922 en la ciudad de Duvergé/24 de noviembre de 1995)
Fallecimiento: 7 de enero de 1986, Ciudad de México, México). Juan Bosch(. Juan Emilio Bosch Gaviño (La Vega, 30 de junio de 1909–Santo Domingo, 1 de noviembre de 2001) o como el autor del "Diablo ronda en los guayacanes", Sócrates Nolasco (1884-1980),entre otros autores, como Angel Hernández Acosta (Quinito) (Nació el 2 de febrero de 1922 en la ciudad de Duvergé/24 de noviembre de 1995)
.
En realidad, se trata de un libro de cuentos basado en el vivir o la experiencia más cercana de la autora, con su gente o con su espacio de vida, desde su alegría y desde su dolor.
Ella, sus recuerdos y su entorno de vida, son los soportes narrativos del acontecer que aquí fluye.
Ese vivir, necesita más ficción, más ironía, menos realidad demostrable, más ficcion, más soñar, menos lógica humana, más imagen y poeticidad, para eso te reclamo más arrebato de locuras, por no decir más imaginar, fuera de este mundo carnal, para quedarte en el universo de lo espiritual, con tus fantasmas vivientes.
Creo conveniente que también procure dedicarle un de tiempo a las descripciones de los contextos ubicados en sus narraciones. Darle más sentido simbólico. Jugar con las imágenes poéticas y tratar de pintar de metáforas sus espacios o sus escenarios.
Narrar no es simplemente decir, es también saber decir. Y ese saber decir, ha de conllevar al lector a la sorpresa,al impacto de lo inesperado.
Además, creo oportuna la lección, para sugerir practicar la redacción de micro-relatos. En lo particular, yo estoy en eso, y pronto me expongo.
Lo extraño, en mi caso, es que parto de la poética de Octavio Paz, para mis prácticas narrativas, a ver qué se puede quedar con vida, en ese uso vago de y por la lengua.
En esta obra, hay algo que no puedo dejar de exponer, y es su apego a la tierra, al rastreo ombilical de nuestro pensar y de nuestro existir, centrada siempre en la referencia de nuestras identidades, como recursos narrables, decibles… "contables"…ya sea en grupos o en la individualidad.
Ese es un reparo que nos deja este diálogo, como una forma de reencontrarnos en sus líneas temáticas.