Una canción es una composición escrita que es musicalizada, dependiendo de su calidad creativa podría convertirse en una poesía. La mayoría de las canciones no llegan a este nivel de poetización de la lengua, pero hay muchas que sí lo hacen. Incluso muchos músicos y artistas han musicalizado importantísimos poemas, como lo hiciera nuestra Sonia Silvestre, desde su primer disco comenzó a incluir a la poesía «Así tan sencillamente», de René del Risco Bermúdez. Igualmente, grabó poemas de grandes poetas como Walt Whitman, Pablo Neruda, Mario Benedetti, etc.

Fue la artista de la patria por sus responsabilidades con la canción comprometida con los acontecimientos sociales del país, su destacada participación en 7 Día con el Pueblo en 1979, concierto presentado en Santo Domingo, Santiago de los Caballeros y San Pedro de Macorís, junto a los más excelsos trovadores de la Nueva Canción como Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Mercedes Sosa, Bernardo Palombo, Danny Rivera, Antonio Cabán Vale, Lucecita Benítez Estrella Artau, Víctor Manuel, Ana Belén, Francesc Pi de la Serra, Los Guaraguao, Guadalupe Trigo, Roberto Darwin, entre otros grupos dominicanos.

«Sonia canta a los poetas de la patria», grabado en Cuba, se convirtió en la primera antología musicalizada de la poesía dominicana hasta la actualidad, la selección fue hecha por el vate Juan José Ayuso, mientras que los arreglos fueron de Víctor Víctor, Luis Díaz y Jorge Taveras. Con este trabajo se convirtió en la primera dominicana en cantar en el Teatro Nacional de Cuba, desde donde nació grabación del disco con grandes músicos de ese país, como Fran Fernández, Pablo Milanés. Ya la artista había realizado una gira en Cuba, con la Orquesta Cubana Moderna, donde estaba Chucho Valdés.

Es decir, desde hace mucho tiempo, en nuestro país hay una tradición de musicalizar poemas, además de cantautores que con sus letras han podido llegar a un nivel de poeticidad, a partir diferentes géneros musicales y autores, como son Víctor Víctor, Luis Díaz, Rafael Solano, Manuel Jiménez, José Antonio Rodríguez, Juan Luis Guerra, entre un sin números de compositores que han sido cantado por figuras mundiales.

A nivel internacional acontece de igual forma, con cantautores que algunos de ellos han sido nombrados, pero hay otros como Alberto Cortez, Amaury Pérez, Joaquín Sabina.  Tanto así, que el cantautor norteamericano Bob Dylan, se le   otorgó el Premio Nobel de Literatura en el 2016. La Academia Sueca, dijo: «por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición estadounidense de la canción».

Con estos breves antecedentes, se puede comprender que, a través de las letras de algunas canciones, se pueda poetizar el mundo y las cosas que nos habitan y nos conmueven.

En este caso, comentaremos las letras de dos canciones de amor: Un violinista en tu tejado de Melendi,  Por la boca vive el pez de Andrés Calamaro y Fito Fitipaldis. En la primera, es el sentir de un violinista que utiliza la palabra tejado en una connotación humana-femenina, para expresar su sentimiento y su saber afectivo ante algunas dudas que le vienen, haciendo comparaciones con objetos que son parte de sus pertenencias, donde él es el violinista y ella, es el tejado.

Melandi nos plasma ese amor efímero que aún lo atormenta, porque le persigue en sus ansias sentimentales, se va a la memoria para recuperarla como algo ya ido, de una manera erótica: «El caminar de tu dedo en mi espalda dibujando un corazón», ante su desesperada soledad apela al cielo para que lo entienda y le apague sus «ataques de celos».

Recupera la luna como símbolo poético para que ilumine la vida de su amada, aunque fuese un amor efímero, donde también «La mía hace ya tiempo que yace fundida». En las letras de la canción, hay una constante apelación a ese amor imborrable, a pesar de que fue tan efímero y está ausente.

Es tanto así, que solamente le ha permitido «querer solo a ratos», para no seguir sufriendo decide: «Mejor no te quiero, será más barato», entonces prefieren quedarse en el tejado tocando, aunque por su amor, este desafinando. El violinista reconoce que sigue angustiado por ese amor fugaz: «La más madura fruta prohibida/ Tan diferente y parecida/A la tormenta que se llevó mi vida»

Un violinista en tu tejado

Melendi.

Letra: Melendi

 

Ere' tan dura como la piedra de mi mechero
Me asaltan dudas de si te quiero
Y eres tan fría, ay, como el agua
Que baja libre de la montaña

Y no lo entiendo, fue tan efímero
El caminar de tu dedo en mi espalda dibujando un corazón
Y pido al cielo que sepa comprender
Estos ataques de celos que me entran si yo no te vuelvo a ver

Le pido a la luna que alumbre tu vida
La mía hace ya tiempo que yace fundida
Con lo que me cuesta querer solo a ratos
Mejor no te quiero, será más barato
Cansado de ser el triste violinista que está en tu tejado
Tocando pa’l inglés siempre desafinado

Eres tan tenue como la luz que alumbra mi vida
La más madura fruta prohibida
Tan diferente y parecida
A la tormenta que se llevó mi vida

Y no lo entiendo, fue tan efímero
El caminar de tu…

 

La segunda es «Por la boca vive el pez», de Andrés Calamaro, Fito y Fitipaldis. Es un grupo musical español de rock, fundado en el año de 1998. El título de la canción es una repuesta al famoso refrán: «Por la boca muere el pez», significa que debemos ser discreto para no morir por donde también comemos. Es un apelativo a que no debemos hablar de más.

La canción se apropia de ese refrán, pero de forma inversa, para connotar que nosotros siempre suministramos nuestros alimentos por ahí, pero también nos permite hablar entre otras cosas, siempre y cuando no tengamos un problema en ella.

En este texto, el tema del amor está más simbólicamente sumergido, tanto en el uso de la lengua, como en su contenido. La interioridad juega una base importante tanto en el enfoque como en el tema, desde el inicio la canción lo implora: «Algo lo que me invade, / Todo viene de dentro/». Es decir, todo nace del interior que nos invade, porque todo está adentro de nosotros.

Este texto-canción brota desde las venas más profundas, del corazón de un hombre que ante el amor de su fémina se convierte en un «lobo hambriento»., / donde / «todo» le «queda grande» / «Para no estar contigo». / (…) «quisiera darte/ Siempre un poco más de lo que te pido». / Es decir, el varón debe ofrecerle más a la mujer de lo que él pide, dentro de su relación de pareja, demostrando de que el hombre exige más de lo que ofrece.

Al no tener, se va al sueño como refugio, para querer despertarse en ella: «Sabes que soñaré, / Si no estás que me despierto contigo». / Luego se da cuenta que para tenerla y vivirla necesita más porque «No se vivir solo con cinco sentidos. / Este mar cada vez guarda más barcos hundidos». / En el mar del amor ha tenido otros fracasos como ´barcos hundidos´.

Pero quiero brindar todo su amor, porque ella es el aire que él respira y vuela en el papel de lo que escribe, por lo tanto, se irá donde vayas: «Tú eres aire, yo papel, / Donde vayas yo me iré,» /. Ante tanta pasión, piensa que podría quedarse en la luz oscura de la locura, entonces invoca ser iluminado por ella: «Si me quedo a oscuras/ Luz de la locura ven y alúmbrame» /.

Como amor ido, apela a que «Por la boca vive el pez», infiriendo que por eso la perdió, pero quiero volver a ella, haciendo un mea culpa: «Y yo lo estoy diciendo, / Te lo estoy diciendo otra vez» /. Confiesa que le «echao de menos», no obstante, en cada canción que escribe está ella: «Si en cada canción que escribo corazón/ Eres tú el acento» /. Cada vez que lo hace, ella no está, por lo que cada vez que escribe sangra y canta: «(…) escribo igual que sangro, / Porque sangro todo lo que escribo» /. Es sabedor que, solamente cantando puede expresar las angustias de un alma abandona, pero si de verdad no lo hace, no sabe lo que dice: «Me he dado cuenta cada vez que canto/ Que si no canto no sé lo que digo» /. La canción termina, revela su llanto y su esperanza de estar con ella, porque la vida es corta y quiere pasarla con el amor de su existencia: «La pena está bailando con el llanto/ Y cuando quiera bailará conmigo /. La vida apenas solo dura un rato» /.

Como hemos podido ver, ambas canciones poseen el mismo tema, del hombre que ha sido abandonado por el amor de su vida, pero cada uno con sus propias particularices expresivas. Ahora bien, en esta última, hay mejor uso de los recursos literarios, con metáforas y símbolos más elaborados y creativos, que son más propio del poetizar.

 

Por la boca vive el pez

Andrés Calamaro, Fito & Fitipaldis

Andrés Calamaro, Fito & Fitipaldis

Algo lo que me invade,
Todo viene de dentro
Nunca lo que me sacie,
Siempre quiero, lobo hambriento.
Todo me queda grande
Para no estar contigo.
Sabes, quisiera darte
Siempre un poco más de lo que te pido.
Sabes que soñaré,
Si no estás que me despierto contigo.

Sabes que quiero más,
No se vivir sólo con cinco sentidos.
Este mar cada vez guarda más barcos hundidos.

Tu eres aire, yo papel,
Donde vayas yo me iré,
Si me quedo a oscuras
Luz de la locura ven y alúmbrame.
Alguien dijo alguna vez
Por la boca vive el pez
Y yo lo estoy diciendo,
Te lo estoy diciendo otra vez.

Dime porque preguntas
Cuanto te he echao de menos,
Si en cada canción que escribo corazón
Eres tú el acento.
No quiero estrella errante,
No quiero ver la aurora
Quiero mirar tus ojos del color de la coca cola

Sabes que soñaré,
Si no estas que me despierto contigo.
Sabes que quiero más,
No se vivir solo con cinco sentidos.
Este mar cada vez guarda más barcos hundidos.

No estás conmigo siempre que te canto,
Yo hago canciones para estar contigo,
Porque escribo igual que sangro,
Porque sangro todo lo que escribo.
Me he dado cuenta cada vez que canto
Que si no canto no sé lo que digo.

La pena está bailando con el llanto
Y cuando quiera bailará conmigo.

La vida apenas sólo dura un rato
Y es lo que tengo para estar contigo
Para decirte lo que nunca canto,
Para cantarte lo que nunca digo.