En el discurrir de la humanidad, los episodios históricos que se producen en el mundo, siempre son fuente permanente en el nacimiento de la producción literaria. Por lo menos en Occidente, desde la Grecia clásica hasta hoy, se han escrito obras tanto del género poético, filosófico, dramático y narrativo que abordan dichos hechos. En cuanto al acontecer dominicano, tenemos novelas ubicadas en la época montonera, la tiranía de Lilís y la primera intervención norteamericana. Sobre este episodio de principios del siglo XX, podemos hacer mención de La vida no tiene nombre, de Marcio Veloz Maggiolo, Cuando amaban las tierras comuneras de Pedro Mir, o El camino de los hombres de Herman Mella Chavier.

La dictadura de Trujillo es un caso aparte. Esta es la época de nuestra historia más prolífica en cuanto a creación literaria y libros de todo tipo. Incluso, escritores de otros países han escrito novelas cuyo escenario es la tiranía trujillista. Un ejemplo de ello es La fiesta del rey Acab, del chileno Enrique Lafourcade, y la obra maestra del peruano Mario Vargas Llosa La fiesta del chivo. En lo referente a la Guerra de abril del año 1965, ha sido más notoria la presencia de la poesía. No obstante, obras como La otra Penélope de Andrés L. Mateo, Currículum de Efraín Castillo y De abril en delante de Marcio Veloz Maggiolo, son representativas de nuestra Guerra Patria. Aunque hay que aclarar, que son novelas de post-guerra.

Cuando un escritor ha sido testigo de un hecho, o ha vivido una experiencia determinada, es indudable que se alberga en él la vocación literaria de ofrecer su testimonio, así como denunciar las características de esos eventos. En el aspecto internacional, me atrevo a afirmar, que los acontecimientos sobre los cuales más se ha escrito obras literarias han sido la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Pienso que sobre esta última se ha publicado más que todos los sucesos de la historia reciente. Es que no hay un evento que marcara tanto la conciencia mundial, que se caracterizara por los ultrajes, los maltratos y las humillaciones al ser humano. Lo que significa, que este fue un hecho que permitió a los escritores madurar su oficio narrativo y expresarlos en abundancia.

En el aspecto militar, son innumerables las obras escritas. Como ejemplo podemos citar Un puente lejano y El día más largo, esta última retrata con lucidez la Batalla de Normandía cuando los aliados liberaron a Francia en el año 1944. Escritas ambas, por el periodista y escritor de temas militares, el irlandés-estadounidense Cornelius Ryan.

Sin embargo, independientemente de todos los oprobios cometidos en la gran guerra, por lo que más se conoce esta fue por el holocausto o genocidio contra los judíos llevado a cabo en los campos de concentración alemanes. Es posible que sea el hecho más estudiado y repudiado a su vez de la historia del siglo pasado. En este sentido, como literatura de testimonio, hay que destacar la novela Si esto es un hombre, del italiano de origen judío Primo Levi, descripción descarnada del sufrimiento del autor cuando estuvo recluido en el campo de concentración de Auschwitz. Incluso se cree que Primo Levi se suicidó como resultado de su trágica experiencia. Otra obra que se circunscribe a esa misma época,  fue la del psiquiatra austríaco Viktor Frankl, también testigo de la misma situación, y cuyo libro, El hombre en busca de sentido narra la historia del sufrimiento y la angustia en dichos campos de concentración

Es necesario señalar, que la palabra genocidio aparece por primera vez en el año 1944, cuando el abogado penalista polaco de origen judío Raphael Lemkin escribió el libro El poder del eje en la Europa ocupada. Lemkin fue la persona que acuñó la palabra genocidio. A partir de ahí, es que esta se conoce como el exterminio de grupos humanos por razones ideológicas, religiosas o raciales.

Un verano sin alba, novela sobre el genocidio armenio.

Hago esta mención, para hacer notar, que también en el siglo XX, aun no habiéndose acuñado esta palabra, antes del holocausto judío, había ocurrido uno que es el más estudiado después de este. Se llevó a cabo contra la población armenia por parte del Imperio Turco Otomano, específicamente por los jóvenes turcos que gobernaban ese imperio. El mismo consistió en una deportación forzosa contra la minoría armenia que estaba en territorio turco, y a su vez tuvo el propósito de exterminar su cultura.

En cuanto a la literatura que tenga como telón de fondo este hecho, la misma no ha sido muy abundante, y podría decirse que tampoco muy conocida. Esta situación, es muy posible que la causa se deba a que los turcos, después de la caída del Imperio Otomano y la creación de la República, siempre han tratado de ocultarlo y no lo aceptan como genocidio. En lo referente a narrativa sobre este hecho, hay una novela con méritos suficientes para hacer mención de ella. Se titula Un verano sin alba, cuyo tema central es el destino de una familia armenia que fue víctima de la brutalidad de los otomanos. Vartán Balián vive en Armenia con su familia, a pesar de servirles en la reserva no confía en ellos. Sueña con una verdadera nación armenia, pero lo sorprende la Primera Guerra Mundial y el sultán turco ordena que los armenios abandonen sus tierras. A Vartán lo acusan de conspirar contra el Estado y es encarcelado. Su familia sufre las consecuencias y es sometida a un exilio despiadado.  Maro, esposa de Vartán y su hijo Tomás salen con rumbo desconocido. En medio de la tragedia, Vartán lucha por salvar su vida con la única esperanza de reencontrarse con ellos.

Un verano sin alba fue escrita por dos autores nacidos en Canadá. El primero es Agop J. Hacikyan, un escritor canadiense de origen armenio, el cual fue traductor de obras literarias del armenio al inglés y recibió la medalla Saint-Sahag-Mesrob, la cual, dentro de esta cultura es una de las más altas distinciones. El otro es Jean-Yves Soucy, novelista nacido en Quebec también con una larga trayectoria en el quehacer literario.

Esta es una novela con una yuxtaposición entre la ficción y lo real. La calidad narrativa de Yves Soucy se complementa con los conocimientos históricos de Agop J. Hacikyan, proporcionando una novela extraordinaria sobre este poco conocido genocidio de la historia del siglo XX, y que marcó el fin del Imperio Otomano. Cualquiera pudo haber sido Vartán Balián, Maro, o Tomás en la masacre armenia.

Vartán Balián logró escapar después de cuatro años y se encontró con su familia. Sorprendido, Tomás dijo a su padre: Y tú, papá, ¿Cómo escapaste de la prisión en Sivas? ¿Qué hiciste después? Vartán entendió que Tomás necesitaba comprender la historia de su padre, así como conocía la de su madre por haberla compartido en la tragedia. De otro modo, siempre quedaría un vacío en la memoria familiar. Un verano sin alba es la novela del genocidio armenio. Su lectura es para conocer este hecho, y también para reflexionar.