(Ilustraciones de Odalís G. Pérez
Entre la literatura y el periodismo existe una íntima relación enunciativa, narrativa, ética y estética. Escritores como el colombiano Gabriel García Márquez (6-3- 1927, Aracataca, Colombia / 17- 4-2014, México D.F.) y el dominicano Juan Bosch (30-6-1909/1-11-2001, Santo Domingo, R.D, han planteado sus consideraciones académicas, fijando la noción de que, ambas áreas del hacer cognoscitivo del sujeto, son vinculantes.
En el caso de esta obra de cuentos ("Un hombre discreto y otras historias",   2022, impresa en la Editora Amigo del Hogar, 162 págs. Santo Domingo, D.N.), su autor, el reconocido periodista de vieja data en los espacios periodísticos y académicos de este país Gustavo Olivo Peña, nos convoca a conocer su otro narrar, su otro decir, esta vez desde el uso de la lengua ficcionada. 
Este narrador, teniendo como fundamento discursivo, el asumir posibles hechos reales o no, noticias, sitúa al lector en la dimensión de su potencial creativo, asumiendo la invención de otras realidades y/o creando circunstancias y personajes alegóricos o simbólicos 
Para narrar lo que ocurre pone en acción a un narrador omnisciente, para darle vida al contar los hechos, esta vez redimensionados, desde el imaginario de quien asume la creación de otras realidades, desde su realidad tangible y/o vivencial.
Esta obra, en su corpus estructural, constante de varias dedicatorias, pero hay una primera dedicatoria que nos puede conllevar a los ejes asociativos que todo lector quisquilloso debe procurar para descodificar algunas situaciones contextuales que se arremolinan en el ambiente de alguno de estos once (11) cuentos que están recogidos en este libro.
Gustavo Olivo Peña, el autor de Un hombre discreto y otras historias.
"A Justo y Nina Olivo Peña, por lo que soy". Aunque es un dato extraliterario, ese referente de expresión de gratitud, encierra un amplio campo semántico que, de una forma u otra, ha de inducirnos a conocer,  con más propiedad, algunos de los problemas y/o acontecimientos de familiaridad e intimidades, narrados aquí.
"Un hombre discreto", encabeza la lista de los once cuentos y fue el seleccionado para titular esta obra de narraciones, la cual está basada en hechos que forman parte del convivir cotidiano de cualquiera de nosotros, como lectores, pero que solo el autor de la obra guarda el expertis (el conocimiento) o la experiencia de su percibir o de su sentir, como personaje, dentro o fuera de la obra y sus narraciones.
Aquí el periodista se apoya en la memoria o en los registros de su infancia para narrarnos o contarnos su versión de los hechos, ya como protagonistas de ellos o como sujeto-observador del acontecer ficcionado o simbolizado. Veamos:
"Un 27 de febrero, después del desfile, militar, mientras caminaba en los alrrededores de la plaza Eugenio María de Hostos, hizo un comentario que nos sorprendió. Lo expresa sereno:
-Si Estela se me muere, hasta ese día viviré. Es mi única razón de existir".
(Ver pág. 20).
Es el convivir amoroso de un ser hacia otro, que se expresa de manera emotiva, reiterando el sentido de  vitalidad y de pertenencia que determinado personaje expresa, confiesa, a aquella "muchachada" que le sirve de compañía, de familiaridad y de confesionario intimista.
El narrador omnisciente que aquí recorre todo el contexto narrativo, se convierte en personaje participativo que domina el acontecer de lo allí narrado.
Hay algo que reclamo en estos cuentos, y es que se hace imprescindinle que el sujeto-autor recurra, con cierta frecuencia, al uso de construcciones metafóricas que refortalezcan sus descripciones y los diálogos, en cada escena, en sus narraciones.
 
A "Un hombre discreto y otras historias", pág. 5, le siguen los siguientes títulos: "La profesora Campos", pág. 27;  "Esa mujer", pág. 37; "El monumento", pág. 59 ; "La bailarina Aidyn", pág. 65 ; "Y, ellas dos", pág. 81; "Decisiones", pág. 95 ; "El encargo", pág.105  ; "Resurrección", pág. 123; "El expediente diez", pág. 129, y, el "El reino del silencio", pág. 159.
La marca expositiva del periodista y su registro secuencial de los hechos, en tiempo y espacio de su acontecer, quedan expuetos en el discurso del sujeto que hace el papel de sujeto-narrador o el que nos cuenta o nos dice lo percibido, lo presumido o lo vivido.
 
He aquí un abierto narrar de confesiones, familiaridad, convivir intimista de tragedias y de retornos a una infancia que se niega a abandonar la memoria, lo vivido y aquello que ha quedado como huella del andar y el desandar del Ser.
Ilustración de Odalís Pérez.