(Ilustraciones de José Amado Polanco)

En esta ocasión he vuelto a mi mundo personal e íntimo, la literatura infantil. Esta vez, con un libro del dramaturgo dominicano Reynado Disla, creador dominicano, con quien he compartido gran parte de mi vida cultural y literario en este país, desde los años 1975/80, ya sea como estudiantes o como integrantes del entonces Movimiento Cultural Universitario (MCU), en la Universidad Autónoma de Santo Domingo Domingo (UASD) y del Círculo de escritores "Jacques Viau Renaud", creado por el dramaturgo, poeta y narrador Aquiles Julián.

'Un chele es un chele', fue editado por Editorial Santillana infantil y juvenil, en la colección 'Lo que leo' (2019), a cargo de Claudia Llibre. La diagramación es de Ana Gómez Otaño. La edición está a cargo de Luis Beiro Álvarez, ilustrado por José Amado Polando.Colección
"loqueleo". 45 págs.

Portada del libro 'Un chele es un chele', libro para niños, del narrador y dramaturgo dominicano Reynaldo Disla.

La narración inicia desde un presente indicativo, situando al lector en el conocimiento de la situación anímica del "chele", como personaje central del cuento. Desde un vivo y detallado tratamiento descriptivo, el sujeto-autor, pone al lector en conocimiento inicial del espacio donde se encuentra el "chele" y en las condiciones anímicas en que se encuentra.

Partiendo del eso de la prosopeya, como imagen poética que nos permite dar vida a lo inanimado, el sujeto autor proyecta al "chele", desde su condición de lo mínimo, rechazable y sin importancia, y, nos va describiendo los vínculos del chele con su contexto, desde un panorama de desprecio e insignificancia, hasta lograr ubicarlo en el espacio de valor que, de manera argumentativa, permite, con el tiempo, ser valorado.

Hay una significativa valoración moral de lo que, en algún momento de la vida, creemos "insignificante" o pueril, inservible, para conllevar al sujeto al reconocimiento filosófico y humanístico de que, lo que, tal vez creemos insignificante en la vida, llega el momento de ver y reconocer en eso, el innegable valor o el significado que eso que entendíamos "sin valor", representa, en determinado momento de nuestra vida.

Reynaldo Disla con un grupo de niños.

Es un saber de vida y del vivir lo que fluye en esta narración, desde una prosa amena, entretenida y juguetona, desde el uso de la lengua, por parte del sujeto autor.

La obra va siendo narrada desde una discursividad lineal, por lo que los hechos aparecen de manera secuencial, para conllevar al lector a un panorama único de asombros y sorpresas narrativas. Veamos:

"-¡Oigan eso! -dice el viejo-Tomarme yo la molestia de doblar mis rodillas, agacharme, estirar la mano y recogerte del suelo; incorporarme y entrarte en mi bolsillo…No,no demasiada molestia por un chele, lo siento mucho".

Y se aleja el viejo refunfuñando la molestia de haber hablado tanto. Y ahí viene un niño. _¡Niño!-llama el chele.

-¡Oh!, un chele descolorido-dice para sí, pero pensando y regresando bien, el niño piensa que podría con él comprar un dulce.

Ven, vamos conmigo y deja se llorar-dice el niño, y lleva saltando al chele en la palma de su mano, lanzándolo como una pelotita. Y anda que anda llega a un colmado y pide un caramelo".

(Ver págs. 8/11, obra citada).

Caemos en determinado suspenso, en el hilo narrativo y nos atrapa la interrogante. ¿Podrá el niño comprar su camelo con ese chele?. Veamos la respuesta del colmadero:

"-Piensas pagarme con ese chele? No, no lo quiero, no sirve, no compra nasa, no significa nada, no conduce a nada, no compone ni descompone nasa…"

Y al chele las lágrimas le brotan como mana el agua de un manantial".
(Ver págs. 13/15).

Aquí, en este trecho narrativo, es como si el lector entrara al nudo del cuento, donde "lo inservible" y/o sin valor, queda aislado en la nada, para, luego, de esa nada…configurarse en algo, en la significancia de la cosa de lo mínimo que asume su valor actancial, desde un enfoque ético filosófico.

Lo actancial aquí se nos presenta desde la imagen del chele que, en una supuesta insignificancia valoraría, queda relegado a lo pueril, o lo rechazable, por una falsa valoración de su condición existencial, en un tiempo y contexto sociocultural y económico, determinados.

El imaginario del sujeto-autor condiciona el enfrentamiento entre el chele y las papeletas, al caer el chele a un estado de abandono tal, que nadie lo quiere. Veamos:

"-Qué hace aquí? -¿Quién lo trajo? ¡Fuera! -Díganle a ese chele qué se vaya! ¿Quienes lo insultan?, debajo de un cuaderno están aplastadas varias de diez pesos, ellas lo ofenden: ¡Que lo saquen! -Excúsenme, señoras papeletas-susurra el chele-, no tengo la culpa de haber caído aquí…
¡Cállate! -Ordena una papeleta nuevecita".
(Ver págs. 22-23. Obra citada).

Lo supuestamente "grande" y de valor", pretende arrinconar… a quien entiende es inservible. Pero la vida nos da sorpresas, nos colma de espantos, cuando llega la otra perspectiva de lo creímos insignificante ante nuestro vivir.

Diríamos que esa valoración, es parte del soporte semántico que se esconde en esa narración, pero a nivel estético hay un valor figurativo en movimiento y de alto rango visual, por los símbolos que allí se desplazan y las imágenes que configuran el ordenamiento gráfico-visual de esa obra para niños.

Predominan aquí el color dorado, el azul cielo y el marrón, con una organización planificada, en las ilustraciones que se registran en este cuento. Eso indica que, a nivel gráfico e ilustrativo, hay también un ordenamiento figurativo que conlleva al lector a una lectura más agradable y gomosa, para un mejor entretenimiento y comprensión del texto, por parte del lector.

Reitero, el valor ético y estético que se desprende del discurso narrativo en este cuento para niños, se sustenta en el manejo de un narrar activo y vivo, en tiempo presente que el sujeto-autor expone en su trama narrativa.

Reynaldo Disla.

El sujeto-autor va guiando al lector hacia una trama planificada, donde el valor estético del narrar sobresale, por la sencillez en que la lengua en usada aquí, para narrarnos los hechos de manera sencilla y clara, sin cargarnos de un decir metafórico, porque su objetivo central es que se entienda y se viva lo que allí se narra o se cuenta.

He aquí al teatrero y dramaturgo convertido en el narrador de lo mínimo, procurando, desde un tratamiento filosófico y ético, exponer ante el mundo su máxima o su concepción, sobre el valor de lo mínimo ante nuestra vida.

Si tuviésemos un equipo de maestros y maestras depiertos o despiertas, habilitados en el buen uso de técnicas y métodos para trabajar con niños y niñas, encontrarían aquí la más válida excusa para fomentar el desarrollo de hábitos de lectura, la escritura y el pensamiento crítico, en este caso, desde la narración.

La gran pregunta es ¿Tenemos ese tipo de maestros y maestras habilitad@s para eso? La respuesta inmediata y lamentable es que NO LOS TENEMOS y parece que no hay voluntad política del Estado dominicano de que la sociedad dominicana los pueda tener. Lamentablemente.

Entonces, "Un chele es un chele", va más allá de la estatura de una narración para niños y niñas, para constituirse en un punto de apoyo o un recurso metodológico, adecuado y táctico, para, desde, y, fuera del espacio escolar, para ser planteado como un recurso estético, para el desarrollo de la lectura y de la creatividad, desde un enseñar, deleitando, y un deleitar, enseñando.