Con la partida de don Miñín Soto, un círculo importante del arte de nuestro país pierde un gran apoyo.
Durante décadas, don Miñín estuvo involucrado en actividades en la que creó un fuerte vínculo con pintores y coleccionistas. Fue conocido en su larga vida, por su gran sensibilidad -constante y delirante-, por el arte, así como por su sólida cultura, reconocida y valorada por un amplio círculo de intelectuales, con los que tuvo lazos de amistad a través de los años.
En momentos difíciles de nuestro país, don Miñín fue un luchador que supo estar siempre presente y en el lado correcto.
En todo lo que se propuso fue un hombre exitoso.
Era un caballero, de aquellos de los que en estos tiempos existen pocos. Su fina cortesía competía con su gallarda figura.
Fue crítico de arte; publicista, galerista y coleccionista de arte. Durante décadas publicó interesantes escritos de nuestros pintores y temas en general.
En algunas ocasiones estuve presente cuando el escogía un cuadro de su galería y ponderaba las virtudes del maestro pintor: estilo, trazos y variados matices. Valoró y destacó nuestros pintores, lo que se puede apreciar en la cantidad de obras expuestas en su galería, de maestros de diferentes generaciones: Jaime Colson, Yoryi Morel, Hernández Ortega, Iván Tovar, Celeste Woss y Gil, Plutarco Andújar, Oviedo, Cestero, Virgilio Méndez, Ramírez Conde, entre otros. Barón Arias, Orlando Estrella, Roque Gómez, July Monción, Elvis Avilés, y Renso Oviedo; Alexander Matos, joven escultor y pintor entre muchos otros, formados en diferentes escuelas de arte del país.
Fue hombre de fuerte personalidad, pero a la vez no ocultaba su gran fascinación ante la belleza de una buena pintura.
Don Miñín deja un espacio vacío. Hay una pena profunda en su familia, y en aquellos que tuvimos el privilegio de conocerlo y aprendimos de sus bastos conocimientos y aporte al arte de nuestro país.
Descanse en paz, querido don Miñín