Las artes dominicanas tienen en la obra de Tony Capellán (1955-2017) un legado trascendental “del arte por el arte y por las más nobles causas de la sociedad”. Así lo calificaba Raúl Pérez Peña (Bacho) en un escrito de 1987 que reproducimos a continuación. Al momento del deceso del artista, en diciembre 2017, Bacho resaltaba el trabajo de Tony como: “más allá de su laureada labor artística, siempre en flujo creativo, y sin interés de eco o de ‘mercado’. Su vínculo con el mar, y así con la vida, no era tema de negocio. Era una poética de la denuncia que arengaba la conciencia social, a la vez que transmitía cierto sosiego frente a las vicisitudes de la existencia íntima.” En memoria de Tony Capellán, ser y creador artístico excepcional, y de su indispensable obra, compartimos este escrito.

Tony Capellán.

Tony Capellán graba lo grave y lo agudo*

(Publicado originalmente el 3 de mayo de 1987, en el suplemento Domingo en Especial del Listín Diario). Raúl Pérez Peña (Bacho)

Vino desde Tamboril, luego de una infancia humedecida por el sudor de las hojas de tabaco.

Hojas de tabaco verde, en la flor.

Hojas de tabaco en proceso de industrialización.

Con ese sudor y ese penetrante olor, no hay que buscar otro origen a las venas poéticas de Tony Capellán.

Venas poéticas llevadas al grabado artístico.

Tony Capellán: Un artista que tiene un concepto del arte por el arte y por las más nobles causas de la sociedad.

Dentro de esa visión social, se centra el consecuente trabajo artístico:

‑Publicación de carpetas individuales de grabado: “Opciones” y “Transmarina 5”.

‑Primer premio al afiche en el día internacional de la mujer y segundo premio en el concurso de grabados de la FAO en el día internacional de la alimentación en 1986.

Premiado con el Talía de Plata al mejor afiche teatral de 1983 y con el primer premio del concurso de Rehabilitación.

Ha realizado tres exposiciones individuales y participado en numerosas colectivas. Sus grabados han complementado el texto literario en cinco libros. Ese es de pronto, Tony Capellán.

Él nos habla del grabado como una categoría dentro de las artes visuales, cuya característica consiste en que la obra se hace sobre una matriz que luego permite la reproducción múltiple.

Con una historia tan antigua como rica en China, Japón y Alemania, el grabado carece de tradición en nuestro país, afirma Tony Capellán. “Ninguno de nuestros grandes artistas lograron sus obras haciendo grabado. Es hasta la década del 70, cuando comienza a tener relativo auge con la aparición de grabadores como Asdrúbal Domínguez, Rosa Tavárez, Miki Vicioso, Frank Almánzar y Carlos Sangiovanni”.

Otros factores que impulsaron el grabado, según cuenta Tony, son el curso de Xilografía que impartió la uruguaya Leonilda González, la labor de Rosa Tavárez enseñando en Bellas Artes, así como la de Consuelo Gotay, puertorriqueña. El artista dice que esos esfuerzos han dado sus frutos, pese a la falta de tradición. En términos de exposiciones, tanto individuales como colectivas, esta labor artística ha venido registrando un auge sostenido.

Belkis Ramírez, Nelson Ceballos, y el propio Tony Capellán orientan su trabajo al grabado.

Una importante inyección del presente es la participación de la argentina Graciela Azcárate, grabadora del alto vuelo creativo.

*[Esta publicación es parte del Proyecto por la Memoria Histórica Raúl Pérez Peña (Bacho), auspiciado por sus hijos Juan Miguel, Amaury y Amín Pérez Vargas].