Ibeth Guzmán.

Para nadie es un secreto que el ser humano, por naturaleza, trae consigo mismo el pecado. Algunos les gusta vivir y disfrutar de éste, otros tratan de ocultar el haber sucumbido al mismo, y otros pocos tratan de evadirlo y vivir una vida de pureza, pero teniendo en cuenta que vivimos en un mundo de especiales tentaciones, resulta un tanto difícil. Ibeth Guzmán, en “Tiempo de pecar”, recoge una serie de escenarios que muestran el instinto humano de caer en pecado.

La obra consta de 43 microrrelatos, los cuales recogen con lenguaje literario y uno que otro término coloquial, temas que van desde el libre albedrío a la imaginación infinita e ilimitada que poseemos. De igual forma, muestra el pecado en acontecimientos y vivencias sociales que se presentan en nuestra vida cotidiana.

Un ejemplo donde se evidencia lo mencionado anteriormente es en “Con el tanque lleno”, donde la autora cuenta de forma breve e impecable cómo una mujer busca con desesperación su tarjeta para pagar la gasolina que ya había sido depositada en su vehículo. Cuando el bombero un poco inquieto por el tiempo que estaba perdiendo, decide evaluar a la mujer  con su mirada, imaginando un sin número de formas en las que podría ayudarla y prestarle el dinero, con tal de que le devuelva el favor de una forma jugosa y excepcional, en la cabina de provisiones. Desgraciadamente, el bombero no pudo cumplir su fantasía erótica porque la mujer encontró su tarjeta. Este escrito recoge los distintos escenarios que crean las personas en su día a día, donde desnudan, tocan y hasta crean una historia con el sentido de la vista.

En cada acción que ejercen los personajes, nos vemos envueltos en la ternura, erotismo con toques de humor e ironía, el falso amor, traición, melancolía, desesperación, la tragedia de la realidad, pero sobre todo en el suspenso, ese deseo inquietante de saber qué pasará

Dentro de las técnicas narrativas que la autora utiliza, se encuentran el dato desconocido, reflejada en el relato hombre público, ya que al final no se sabe el protagonista es realmente un hombre o una mujer vestida de traje; el paralelismo, mostrado en La vida soñada, donde complementa dos historias que de forma estrecha mantienen una relación y una que otra producción escrita de forma lineal y así varias técnicas narrativas que hacen de este libro un viaje interesante a la imaginación.

Uno de los escritos que más captó mi atención fue Fieles, un relato que muestra de forma simbólica la infidelidad y cómo se presenta en nuestra sociedad hoy día. “Ella  le renovó sus votos con la noticia de un embarazo. Aunque se había sometido a una vasectomía varios años atrás, él está convencido de que los milagros existen”, dejando en evidencia cómo las personas pueden elegir engañarse a sí mismas, convirtiéndose en seres ilusos.

Las ilustraciones que están plasmadas en cada una de las páginas hacen alusión al microrrelato y complementan de forma tal el escrito, que permiten que la persona que esté leyendo pueda sentir, reaccionar a distintas acciones, ver de forma jocosa e incluso irónica algunos de los textos y crear una realidad alterna o multiverso diferente a lo que vivimos en realidad.

No cabe duda de que los microrrelatos elaborados por Ibeth Guzmán le permiten al lector visualizar sus pecados cotidianos, recordar sueños que quizá se proyectaron en vivencias reales. La palabra creadora de Guzmán, más allá de mostrarle al lector un texto sencillo, se convierten en medio de transporte que nos llevan a destinos realmente impresionantes, donde nos vemos tan inmersos en la historia que sentimos que estamos ahí, viviendo esos momentos y a la vez, trasladándonos a otros mundos con el giro que dan sus finales. Un fin sin final, así se podrían describir los finales que componen esta obra. Es Oscar Wilde quien nos recuerda       : “La única forma de vencer la tentación es ceder ante ella” dejando en evidencia que, de una manera u otra, a cada quién le llega su tiempo de pecar.

Leer es viajar en el tiempo, y con “Tiempo de pecar”, Ibeth Guzmán nos ofrece un pasaporte a estas historias donde quien asuma su lectura, de seguro viajará y se encontrará.

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La autora es estudiante de la carrera de Educación orientada a la Literatura en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, donde también forma parte del taller literario.