La función ha iniciado, el sol en el cenital dibuja los personajes y las diablas trazan sombras, nace el día en el centro del escenario, ensayados los diálogos, fijas las acciones, crecen los conflictos, guerras , batallas, asaltos. Amor y muerte, violencia y risa, sexo y lagrimas.. ¿Qué historia es teatral? ¿Qué escena de teatro puede ser cuento, novela, teatro?
Estas preguntas surgen a partir del tema del XV Festival internacional de narradores a celebrarse en San Francisco de Macorís, el cual girará en torno al tema Teatro y narrativa, y sus relaciones.
La literatura dice, describe y narra, el teatro muestra, ocurre y ofrece la experiencia viva, pasa de la dimensión única del código lingüístico de la literatura a la espesura de códigos que caracterizan al teatro.
Desde sus orígenes, junto a la fogata, a los improvisados relatos de la comedia del arte, a los cuentos de Kafka, muy cerca de los textos de Brecht, pasando por Hamlet machine de Heiner Muller, a las experimentaciones teatrales de un Koltes, y sus juegos narrativos, a los textos contemporáneos del dramaturgo norteamericano Lindsay, a los relatos de Raymond Carver, a los textos de Ionesco a los extrañísimos relatos de Beckett. ¿Qué los une?, ¡Qué los diferencia?… La respuesta es simple; la historia, y que hace que una historia sea teatral o no?…. e igual de simple será la respuesta: el misterio, la intriga, la acción que progresa, el conflicto.
Palabra, acción visual, narraciones con diálogos, sucesos, situaciones y hechos, las relaciones entre narrativa y teatro se niegan a veces y otras se afirman y en el mejor de los casos se vuelven una sola.
Ha habido grandes narradores que nunca han podido escribir teatro y ha habido grandes dramaturgos que nunca han podido escribir un cuento o una novela.
Antón Chejov, Pirandello, fueron grandes narradores y mejores dramaturgos.
Todos los textos teatrales de Shakespeare están basados en pequeños cuentos, fábulas y relatos de origen italiano, narrativa al fin y al cabo.
Nada es previsible en esta relación plural y diversa del texto narrativo al texto teatral.
Ernest Hemingway, escribe una sola obra de teatro y esta fue y es exageradamente mala y a esto, además, hay que añadirle que muy pocos narradores han manejado el dialogo con la precisión y la maestría de Hemingway en sus cuentos y en sus relatos.
No sólo de diálogos está hecho el teatro, los diálogos en el relato detienen la acción y en el teatro los diálogos deben ser portadores de acción o son sólo pura palabrería.
En la teatralidad del texto narrativo, en mi caso particular, al leer el relato debo verlo, y en cuanto lo veo en el espacio, la página se vuelve escena y ya sé que ese texto es portador del misterio de la teatralidad.
En el ensayo Itinerario fronterizo, en la escena sin límites, el dramaturgo español Sanchis Sinisterra hace referencia a que durante la realización de la Dramaturgia y puesta en escena de Moby Dick anotó en su cuaderno de Bitácora lo siguiente:
“…La teatralidad textual es ya evidente en el primer capítulo de la novela, antes de que el relato dibuje las situaciones claramente teatrales o de que la escritura adopte su forma dramática…”
La lengua escrita no oculta su naturaleza, su relación con el cuerpo y el espacio, con el deseo y con el otro, y con el deseo del otro.
La escritura es ostensiblemente escénica, lugar físico, en donde ocurren hechos y situaciones.
¿Podría el espectáculo insinuar su origen textual escritural?
La escena, como una enorme página en blanco, sobre la cual los actores inscriben los fugaces signos de la representación, así establecen los limites o se rompen las fronteras; obras como Merci Carmen basada en la novela de Samuel Becket, La noche de Molly Bloom, escrita a partir del ultimo capitulo del Ulises de James Joyce; Informe la ceguera de Sábato, Moby Dick y Bartebly el escribiente, permiten apreciar como cada una de las tramas de estas novelas evocan situaciones a proyectarse en un marco espacio temporal estable, además que se concretan en relaciones interpersonales caracterizadas por el conflicto, la progresión de la acción, los diálogos y la gestualidad de los personajes, de tal manera sucede que cruzas el umbral de la narrativa a la teatralidad y te sumerge en un mar de correspondencias, correspondencias en un bosque de símbolos, en donde los estímulos nos llegan por los distintos órganos sensoriales.
Arpegio de luz cada personaje, pasos sucesivos en la página que se vuelve escenario, grito perfumado en el medio del relato, grito mudo en el abismo desolado del teatro.
Narrativa y teatro, apasionada relación de amor y odio, amanecer y ocaso, sol en el cenital, diabla en las sombras, la función ha terminado, en el escenario de los grandes relatos, el espectáculo ha comenzado.