Guardaos de los falsos profetas,
que vienen a vosotros con vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces.
Mateo 7:15 (Reina Varela 1960)
«Y así, hermanos míos, Jehová de los ejércitos descendió esa noche hasta mi lecho, cubriéndome con su manto de sanidad y arrebatándome de las fauces de la muerte. Desde ese instante, y siempre bajo su luz que me guía, me alejé del pecado y me he dedicado a rescatar ovejas pérdidas para traerlas al camino de la salvación eterna. ¡Amén, amén! ¡Aleluya!».
Mientras hablaba, el pastor veía con beneplácito como los fieles iban depositando el diezmo en la caja de madera apostada para esos fines a la derecha del pulpito. Según sus cálculos, había suficiente dinero para comprar el auto nuevo que le había prometido a la mujer que tenía mudada en un pueblo al otro lado de la isla y al que iba cada quince días a predicar la palabra.
Los fieles llenaban las arcas de la iglesia, y él se abotonaba la camisa para cubrir su pecho lleno de cicatrices, obtenidas en el atraco a una farmacia, y que usaba para enternecer a su fanática audiencia. Se secaba las lágrimas pensando en cuán conveniente había resultado aquel cursito de actuación que había tomado en su juventud y de cómo, contrario a lo que decían sus maestros, actuando podía uno ganarse el pan honestamente.
Notas:
1-El título de este relato está tomado de aquel famoso bolero escrito por Tite Curet Alonso e interpretado por La Lupe.
2-Este texto forma parte de Infames, primera colección de relatos del autor, que será publicado en algún momento de este año, o del próximo.