El libro Sobre el arte de leer de Gregorio Luri fue puesto en perspectiva en una entrega anterior. A la misma le correspondió la ponderación de cinco de las diez tesis del autor sobre la lectura. Lo que supone que esta hará lo mismo con las cinco restantes. Al igual que en la anterior se pondrá énfasis en la gran responsabilidad del maestro en el logro de altos niveles de comprensión lectora por parte de los alumnos. Esto sin restar importancia a los demás factores ambientales y sociales que inciden en el logro de éstos.

“La fluidez lectora es importante”. Resalta que los profesores deben aprender a leer en voz alta a los alumnos. Dado que lectura, escritura y habla van unidas, los niños que hablan bien leen y escriben mejor, cuanto más se lea más enriquecerán su vocabulario y más conocimiento del mundo adquirirán, de modo que ampliarán así su contexto. Un niño con esta experiencia lectora en la infancia tendrá mayor competencia lectora en los siguientes niveles de educación que aquellos que carezcan de esta.

La clave de todo: los nueve años. La importancia de la fluidez lectora se pone dramáticamente de manifiesto a los nueve años; en tercero de primaria, cuando los niños tienen que protagonizar una auténtica revolución intelectual que consiste en pasar de aprender a leer a aprender leyendo. Esta tesis explica el fracaso educativo de países como República Dominicana por diferentes razones. El nivel lingüístico de una familia tiene que ver mucho con sus hábitos lectores; es de todos conocidos la realidad del país en este sentido, la cantidad de padres que no termina la escuela secundaria, el escaso número de lectores, el bajo número de bibliotecas y librerías, el costo de los libros y la incapacidad del sistema educativo para hacer frente a dichas realidades.

“El buen lector distingue entre estructura profunda y estructura superficial”. Si se quiere que los alumnos aprendan a resolver problemas, hay que enseñarles a diferenciar, a completar el sentido del texto con la información del contexto, a ampliar sus horizontes cognitivos y a identificar cada tipo de problemas como una unidad específica de sentido.

Sobre el arte de leer, de Gregorio Luri.

De lograr esos objetivos se evitarían las dificultades en los niveles siguientes y en muchos casos la deserción en niveles superiores. Asimismo, se evitaría la frustración que sienten más adelante en la medida que aumenta la complejidad de los textos, la desmotivación y la incapacidad para avanzar en otras áreas del saber.

“Si quiere saber que quieren leer los adolescentes, obsérvelos de cerca” Los profesores deberían acompañar a los jóvenes en la búsqueda del libro que les atrape, aquel que se ha escrito para ellos, aquel imprescindible para completar su realidad, la que le falta a su propio mundo. La realidad de su expectación, que acelere su pulso y se adueña de su tiempo, como sucede hoy con el videojuego.

“Aprender a leer es aprender a escuchar”. La lectura permite interactuar con los otros, especialmente cuando se leen los clásicos. Es una conversación con los antepasados, conocer su mundo, sus posturas frente a la vida, sus hábitos; su cultura en sentido general. Cuando se lee sobre el pasado se escucha a los responsables de los cambios que ha experimentado el mundo, se he testigo del presente y protagonista del futuro.

En fin, Luri es muy claro sobre la importancia de la lectura en la infancia, no solo leer, sino, aprender leyendo. Deja claro lo crucial que es para avanzar en la vida académica y profesional. Resulta muy iluminadora la expresión con la que cierra su discurso cuando cita a Lluís Duch: Leer es empalabrar el mundo. En última instancia se vive como se lee. Lo que explica la triste realidad de vida de una gran parte del mundo, por ejemplo, República Dominicana. La que, aún con todos los obstáculos compele y responsabiliza al maestro de mejorarla.

Andrea Teanni Cuesta Ramón en Acento.com.do