Se estima que por más de 100 años se conmemora el Día Internacional de la Mujer y para 1975 es oficializado, por la ONU, su celebración el 8 de marzo. En este sentido, en una gran cantidad de países se celebran actos, oficiales o no, para estos fines. Los mismos, van desde reconocimientos a mujeres por sus logros e impacto de su trabajo o activismo en cualquier área de interés colectivo, hasta simples veladas escolares. Así como, los medios de comunicación tradicionales publican artículos desde distintas perspectivas.

Hoy, con las nuevas plataformas de comunicación, se potencian las menciones sobre el tema. Cada vez hay más personas informadas sobre la fecha, pero menos conocimiento sobre sus razones, origen y propósitos. Es por esos que se corre el riesgo de trivializar la fecha y que pase a ser una más, utilizada por el mercado de consumo en su beneficio y  detrimento de su propósito original.

Leonardo Díaz en su artículo publicado en ocasión de este día se refiere a ciertos actos conmemorativos de la siguiente manera.

Estas acciones parecen ser importantes como contribución a la equidad de género, pero en el fondo ocultan una dimensión perversa de las actuales sociedades del rendimiento. convierten cualquier acto simbólico conmemorativo, que denuncia una situación de injusticia, en un producto serial para el consumo masivo que frivoliza la conmemoración misma e invisibiliza el problema estructural de la conmemoración.

…las flores, regalos y mensajes lisonjeros, así como las premiaciones oficiales a mujeres destacadas, se convierten paradójicamente en parte del tinglado de invisivilización de la profunda discriminación negativa contra las mujeres en la sociedad dominicana.

La conmemoración de este día no tiene su origen en alguna leyenda, mito o historieta romántica, sino, en hechos, luchas y movimientos que costaron sacrificios, maltratos, sufrimientos y hasta vidas, a fin de alcanzar el respeto a los derechos humanos, jurídicos y civiles de las mujeres; como son a votar, estudiar, trabajar entre otros. Así como, el resultado de muchas asambleas, discusiones, mucho trabajo, empleo de tiempo y recursos para lograr el consenso de ideas y tomar decisiones que les favorezcan. De lo que se infiere que no es fortuito el hecho de que en esta fecha las mujeres de todas partes del mundo participen en actos para conmemorar y evaluar sus condiciones de existencia, reconocer tanto los logros, como los retos que aún quedan por enfrentar.

Junto a tales manifestaciones se necesita concienciar a las masas para evitar la trivialización y convertir en una fiesta para el consumo lo que tanto ha costado. En República Dominicana se necesita, más que los actos oficiales, más que las felicitaciones, de quienes, en el ejercicio del poder, avasallan, obstaculizan y cierran toda brecha de acenso de las mujeres a posiciones importantes; políticas públicas y acciones que permitan a las mujeres competir en condiciones de igualdad. Se necesita aplicar en la educación de los niños aquellas disposiciones del currículo que coadyuven con la formación de ciudadanos libres de estereotipos, que les impidan interactuar socialmente en condiciones de respeto e igualdad.

En fin, el 8 de marzo debe verse como una fecha para reconocer, sensibilizar concientizar sobre las luchas y el camino empedrado que han caminado muchas mujeres para que hoy otras ejerzan y sean susceptibles de derechos que inciden en la dignidad de sus vidas. Al igual que, visibilizar los problemas que aún persisten para aplicar las políticas públicas que los conjuren a fin de acabar con la desigualdad.

 

 Andrea Teanni Cuesta Ramón en Acento.com.do