Los días circulares se muerden las colas y apagan el despertador con la mano equivocada. Les crecen odios a este martes gruñón y la daga de la sobrevivencia se clava aún más profunda y las heridas del hastío nunca cicatrizan,
A estas horas de sensaciones térmicas a 40 grados nace un nuevo desierto sin oasis ni camellos para recostarme en su sombra. Mi amor este es mi microonda para lo bueno y para lo malo hasta que el infarto nos separe.
Ansiedad calórica para quedarse quietos a mitad de la nada esperando aguaceros de mayo ya perdidos como mis primeros juguetes : la bici azul del abuelo aro 26 el barco desarmable la patineta de hierro roja y blanca con freno detrás los paquitos de Fantomas y el traje de diablo cojuelo de la abuela.
Lo conocido se apaga lento. La naturaleza generosa ya no da más. El hilo del desorden sin acabadera. La improvisación y su odioso espíritu de selva metrópoli bipolar.
Mariachi
Un Mariachi en el edificio, un mango recién expulsado del Paraíso y un martes en la tarde pura candela pa la arepa la crueldad térmica y las agujas del día. Mis latidos cuentan el tiempo. Paloma podrida en el pavimento del malecón.
Seguiré escarbando el hoyo la furnia inagotable la comedora de hombres la domadora de las ganas de matar.
Con mis dos manos hasta que los huesos sean garfios de última generación y salte el cortocircuito así será menos el dolor y se acabe ¡por fin! la espera.
Después de cierta edad la curva se aplana. Se ralentizan los desagravios, las indiferencias el silencio y las fatalidades que solo estaban en tu cabeza. Ahora lo que importa es que intentes lograr tu propio centro manito tu doble seis en el centro de la mesa tu obelisco macho erecto lo más que puedas. Sobrevivir con inteligencia y buena onda. A Fermín le pedí que me contara sobre la muerte y no tengo noticias. Es mentira los muertos no salen y tampoco hacen caso a nada ni a nadie. Así que aplana más tu curva. Vale la pena levantarse por las mañanas con la mente en blanco mirando por la ventana sin más una delicia te lo aseguro.
A las 6:15 el abanico orquesta sigue dando sus inútiles y sumisas vueltas. Una vida eléctrica mareante y aburrida la del abanico orquesta.
Angus la exreina de los árboles espera que la saque a oler traseros ajenos y a mirarme desde abajo cuando quiere cruzar la avenida.
Las tareas pendientes en el más acá. Ya los buitres se olvidaron de mí. El café de la oficina cada día peor. Me encanta comerme las comas porque no saben a nada y puedo seguir escribiendo sin culpas.