Encantos de precipicios, de fondos marinos, de dos mujeres de Kazajstán en no sé lengua qué pero seguro que es kazako, de dados que chocan ante la mirada somnolienta de Mallarmé mientras Hugo recoge los cables del último concierto de Luis y todos esperamos felices que John tocase las campanas del apocalipsis.

Rodamos. Todavía Michael J. Stipe no nos advertía sobre su religión perdida. A veces vamos por horas en el asiento delantero sin saber que el asiento se podía echar para atrás y así aligerábamos nuestras espaldas. Durante años tratábamos de no perder la estrella en la frente, de seguir las lecciones del Maestro Rodríguez o dígase simplemente “Silvio”. Ahora la rueda sigue dando vueltas y el mago de Oz tritura el dado recuperado poco antes de sucumbir en una ciudad que después de todo habría de perderse por la cuneta.

Cantautor cubano Silvio Rodríguez. Foto de Gabriel Guerra Bianchini

Perdimos nuestras religiones. Así lloramos lo último de esta ciudad primada y deprimente. Así, ese día mágico y último en el que depositamos alguna esperanza en cierta estampa o algo pegado en la pared para ya nunca más volver a esa posición de ganso ante el amanecer. Om, om, om.

Aligera perder barcos que van a la guerra. Ahora, así, con solo las manos en los bolsillos, sin atender a las llamadas o llamaradas, oh, ángeles, ¡no caigan!

Anoche fiestamos. Ahora descubro una botella medio abierta de un Carmenere 2018 de Casillero que naturalmente no pasaría la prueba del Super. In Vino veritas, me gustaría decir, pero los domingo al atardecer por sí mismos ya te instalan en esa en que tus pulmones ya no alcanzan para la paz. Pero siempre hacemos alguna trampa para que los vinos sepan igual o mejor más allá de las trincheras. A esta copa le pongo “Losing my Religion”. Sigue siendo domingo. Todavía no me quito esa pesadez de los adioses, pero las nubes ya son más ligeras, al menos hasta la siesta. Francis estará buscando parqueo, pero esta vez no lo llamaré porque sé que el Francis espera la llamada para no responderla.

That’s me in the corner
That’s me in the spot-light
Losing my religion
Trying to keep up with you
And I don’t know if I can do it
Oh no I’ve said too much
I haven’t said enough

 

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