El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, ganador del Premio Cervantes, aseguró este jueves que "la escritura es un oficio por el que vale la pena pagar cualquier precio, aun que te quiten el país en el que naciste".
Ramírez y la también escritora de Nicaragua Gioconda Belli, exiliados en España, participaron en la clausura de las primeras Jornadas de Literaturas Hispánicas, organizadas por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en la ciudad española de Logroño.
"De todas maneras, la literatura te estará devolviendo siempre, de manera incesante, a ese país indeleble", añadió Ramírez, según informó la UNIR en un comunicado.
Él y Belli están entre las 300 personas, entre opositores y críticos con el presidente Daniel Ortega, a los que las autoridades nicaragüenses despojaron de la nacionalidad hace unos meses por "traición a la patria".
Ambos fueron premiados hoy con el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, del Ministerio de Cultura de la República Dominicana, por su trayectoria y excelencia literaria.
El escritor se refirió a los límites difusos entre la historia y la ficción: "A la hora de vivir los hechos de la independencia, a la exageración se agregará la anormalidad, que no dejará de marcar en adelante la historia" y, por tanto, "la manera de contarla y tomar provecho de ella desde la literatura".
Destacó que "la crónica de hoy día tiene que ver con la anormalidad, igual que la novela"; y mencionó temas que ocupan a ambas, como las nuevas dictaduras mesiánicas; el poder social de las pandillas de las maras en Centroamérica y la corrupción, "esa piel purulenta que viste al poder político en América Latina".
"Cuando el poder se vuelve anormal y, por tanto, adquiere un peso desmedido o injusto sobre los individuos, actúa como una deidad funesta que violenta el curso de las vidas", aseguró.
Belli, galardonada con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, consideró que "el nivel de sofisticación de la crueldad, de la mentira de este gobierno (el de Nicarugua) es algo que verdaderamente podría pertenecer a una novela".
"Todos somos productos de la realidad y de las ficciones. La experiencia vital es la fuente primordial de la ficción", aseguró la escritora.
Ella descubrió que "reivindicar el cuerpo femenino era una forma de rebelión", algo en lo que persistió intencionadamente con el paso del tiempo; compró una máquina de escribir con el primer salario y empezó a escribir poesía erótica, lo que causó "el escándalo en Nicaragua".