La apertura democrática después de la caída del trujillato transformó a Santo Domingo en refugio ideal para los exiliados anti-duvalieristas, abriéndole las puertas a opositores haitianos de tendencia conservadora y radical. Un gran número de los exiliados eran jóvenes estudiantes y militantes de izquierda que huían de la férrea dictadura instaurada en 1957 por François Duvalier.

Entre los exiliados políticos que conformaron esa primera ola de exiliados a inicios de los años 60s se encontraban Lionel Viaux, Leslie Fouchard e Ivan Saieh quienes, aprovechando los nuevos aires de libertad, se dieron a la tarea de denunciar el régimen dictatorial de su país.

En abril de 1965 el pueblo dominicano hizo historia con la Batalla del Puente Duarte y muchas otras batallas victoriosas que continúan en el anonimato. La derrota de los golpistas y las fuerzas de la reacción fue el punto más alto de un proceso revolucionario que tuvo como inicio la caída del régimen despótico y la irrupción de la clase obrera en su lucha por pan y libertad. El carácter popular de la revuelta era indudable con José Francisco Peña Gómez a la cabeza y la formación de milicias cívico-militares bautizadas con el nombre de comandos populares, pilares de la construcción del otro Santo Domingo y el efímero poder dual. Luego vino la invasión, 42,000 marines despachados por órdenes de Johnson con el propósito de aplastar la revolución democrática en ciernes. La posibilidad de “otra Cuba” en el Caribe puso en alerta a Washington y a sus aliados locales.

Durante la contienda armada el pueblo dejo “páginas gloriosas” plasmadas para la posteridad en la canción interpretada por el dúo musical Los Ahijados de los hermanos Cuco y Martín Valoy. En el ‘65, el pueblo estuvo dispuesto a todo para derrotar a los sectores explotadores y anti democráticos.

A la resistencia en contra de los calieses y los guardias genocidas de Imbert Barreras; al nuevo capítulo de resistencia colectiva en Santo Domingo se unió el exilio haitiano como parte integral. Desde Cuba el escritor René Depestre se pronunciaba en repudio a la invasión estadounidense. Mientras que en Santo Domingo los combatientes haitianos estaban encargados de la reparación de armas mientras otros daban la cara en el campo de batalla.

Desde la perspectiva de los Estados Unidos, la presencia de revolucionarios haitianos en las filas de la resistencia anti imperialista dominicana causaba mucha preocupación. En pocas palabras, un triunfo en suelo dominicano podría abrir la posibilidad de expandir la revolución al vecino pueblo haitiano. Así lo indica un memorándum desclasificado del Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos (Vaughn) dirigido a el Director de la Oficina de Inteligencia e Investigación (Hughes) con fecha del 13 de mayo de 1965:

“Fuentes confiables informaron que los exiliados haitianos que viven en Santo Domingo obtuvieron una cantidad considerable de armas cuando los rebeldes dominicanos asaltaron la Fortaleza Ozama el 30 de abril. Estos dos, más su asesor militar francés, son actualmente miembros del círculo íntimo del Coronel Caamaño según informes recientes. La adquisición de armas y de nuevos e influyentes contactos dominicanos cambia materialmente la posición de poder de estos exiliados. El gobierno de Reid Cabral había desarmado y/o internado a la mayoría de estos exiliados bajo la presión de la OEA. Hasta la fecha no hay indicios de que los exiliados se hayan organizado para una invasión pero, según los informes, han expresado su intención de hacerlo tan pronto como la situación lo permita.”

Portada de libro publicado por la Fundación Juan Bosch.

Es probable que uno de los combatientes haitianos al que se refiere el documento haya sido Gerald Lafontant. El “asesor militar francés” al que se refería el documento era sin lugar a dudas André de la Rivière, antiguo mercenario de la Legión Extranjera Francesa sumado a la causa revolucionaria.

Una revisión minuciosa de la prensa haitiana de ese entonces, como por ejemplo el contenido del diario Le Nouvelliste, muestra una cobertura diaria en torno a la situación dominicana lo que indica interés y preocupación de parte del régimen duvalierista de cómo se desarrollaban los hechos.

Combatientes de la libertad

Gerald Lafontant, antiguo militante del Parti socialiste populaire (Partido Socialista Popular-PSP), era uno de los doce instructores militares en la escuela Comando de Hombres Rana Illio Capocci nombrada en ese entonces en honor al combatiente italiano que luchó junto al pueblo dominicano en defensa de la soberanía. La escuela militar entrenaba a jóvenes provenientes de barrios populares tales como Villa Consuelo, Las Cañitas, Gualey y Los Minas. Asimismo, entrenaba a combatientes de origen haitiano que se iban incorporando en los comandos populares junto a personas LGBT, mujeres y afrodescendientes. En la edición del 6 de agosto de 1965 del periódico Patria, órgano de la República en Armas bajo el gobierno provisional del Coronel Francisco Alberto Caamaño, Lafontant reconoció el entusiasmo de los jóvenes haitianos sumados a la revuelta popular y a la misma vez, guerra antiimperialista:

“Vendrán varios haitianos a entrenarse en esta escuela. Tratamos de hacer un ejército de patriotas, de hombres útiles a la sociedad.”

Otro haitiano que se destacó durante el abril revolucionario fue el poeta y militante catorcista Jacques Viau Renaud, figura fundamental de las artes y la literatura durante los primeros años del periodo post-dictatorial. Al final de la década de los años cuarenta su familia se había establecido en suelo dominicano. De padre escritor y conservador, Viau, como muchos jóvenes de la época, abrazó la causa revolucionaria y la lucha por el socialismo. Hablaba español, creole y francés. Así nos lo contó en el 2018 Clement Viau, su hermano más joven.

Jacques Viau era amigo, colaborador y camarada de muchos de los artistas y escritores comprometidos con la lucha social en la década del 60: Jeannette Miller, Aída Cartagena Portalatín, Antonio Lockward Artiles, Silvano Lora, Juan José Ayuso. La lista es extensa. Y a pesar de haber crecido fuera de su país natal, nunca olvidó sus raíces haitianas. En su breve obra poética expresó un profundo fervor por Haití y Santo Domingo:

“Estoy tratando de hablaros de mi patria, aquella que comienza a deslizarse/allá donde crecen las guazábaras, las cayenas frágiles,/los cántaros sedientos y polvorientos, /la yerba rara,/amarillenta,/ solitaria lanza midiendo el corazón de mi Isla.

“Estoy tratando de hablaros de mi patria, /desde aquí,/desde mi guarida salina,/desde Santo Domingo, quizás os hable de ambas:/son dos terrones complementarios/puntos cardinales de mi tristeza/caídos de la rosa de los vientos/como amantes cuyo abrazo se rompieran.”

El 21 de junio de 1965, Viau muere a causa de las heridas infringidas por el fuego invasor mientras defendía la soberanía dominicana. En las páginas 13 y 14 del tomo 2 de Memorias de un revolucionario, Fidelio Despradel, líder histórico de la izquierda dominicana, rememora una reunión del Movimiento 14 de Junio durante la guerra de abril y la secuela de eventos que pusieron fin a la vida del poeta y mártir revolucionario:

“El 14 de Junio (enfocado en la Ciudad Capital) decidió distribuir sus dirigentes, hombres y mujeres, sus mejores cuadros y toda su estructura organizada, hacia los sitios más álgidos de la lucha: Roberto Duvergé, secundado por Aniana Vargas, Ivelise Acevedo y Orlando Mazzara, ubicarían su cuartel en la calle Juan de Morfa (en la casa que nos había servido de refugio al propio Roberto, a Juan Miguel y a mí), para operar en toda la zona norte de la Capital, apoyándose en la amplia estructura de la organización.

“Rafael Bonilla y Jacques Viau, poeta y militante haitiano, operarían en los Comités ubicados en San Carlos y la zona de la Avenida Mella, terminando por ubicar su cuartel en el edificio denominado B-3, frente al actual local de Los Detallistas, en la calle Jacinto de la Concha, Junio López actuaría como comisario político de dicho cuartel.

“Después que el día 15 de junio, al inicio de la ofensiva del ejército norteamericano sobre la Zona Constitucionalista, fue herido de muerte Jacques Viau y Rafael Bonilla en un pie, que lo inutilizó, Norge Botello se haría cargo del comando, y Diómedes Mercedes, sub-comandante.”

Funeral de Jacques Viau Renaud. Imagen del Archivo General de la Nación.

En una breve crónica periodística aparecida en el periodico El Día, Lionel Viaux, ex-combatiente de abril, rememora su llegada a Santo Domingo y el rol primordial de Viau como el puente de conexión entre revolucionarios haitianos y dominicanos en la isla compartida por los dos pueblos:

“Creo que fui el primer haitiano en asilarse en la embajada dominicana después de la muerte de Trujillo y llegando aquí hice contacto a través de Jacques Viau Renaud con todos los grupos de guerra de aquí de aquel entonces, del 14 de Junio, el MPD, el Partido Socialista”

En un decreto firmado por Caamaño, Jacques Viau recibió la nacionalidad dominicana despues de su muerte. Como homenaje postumo, el Frente Cultural bajo la dirección del artista y militante revolucionario Silvano Lora público su poemario Permanencia del llanto. Evidentemente, la vida, obra y legado de Jacques Viau y el valioso aporte del resto de los combatientes haitianos a la lucha revolucionaria en abril de 1965 simbolizan la solidaridad dominico-haitiana y refutan la propaganda racista y anti-haitiana de los nacionalistas de pacotilla, enemigos del pueblo dominicano y los procesos democráticos en 1965 y en la actualidad.

Agradezco a Lionel Legros por los detalles biográficos acerca de Gerald Lafontant y a Daniel Huttinot por el apoyo de siempre.