La invasión militar norteamericana de la República Dominicana ocurrida el 28 de abril de 1965 tuvo un profundo impacto en las principales capitales del mundo. De hecho, la agresión militar a un país pequeño y débil económica y militarmente desató una ola de repudio a nivel internacional muy parecida, aunque en contextos y épocas distintas, a las movilizaciones masivas en contra de la guerra de Irak del mes de febrero del 2002 en adelante.
Mucho antes de la invasión militar de Santo Domingo ya existía un sentimiento anti-imperialista generalizado, exacerbado en parte, por la brutal agresión yanki al pueblo vietnamita. En ese sentido,1965 fue un año significativo en las luchas de liberación y emancipación en la región del Caribe, el continente asiático y en el resto del mundo.
En respuesta a los embates propagandísticos de los medios de comunicación al servicio de Washington, la prensa de izquierda resaltó la rabia popular y la reacción anti-intervencionista de la opinión pública fomentada por las organizaciones revolucionarias, obreras, estudiantiles y también por la labor crítica de intelectuales, escritores y artistas en continua rebeldía.
El 14 de mayo de 1965, por ejemplo, un artículo publicado en inglés en la revista World Outlook: Perspective Mondiale (Perspectiva Mundial) bajo la dirección de Pierre Frank, se hacía eco del sentimiento anti-imperialista a nivel mundial, señalando directamente al presidente Lyndon B.Johnson (del Partido Demócrata) como el principal responsable de la violencia imperial de Washington:
“Hoy, [Lyndon B.] Johnson haría bien en no aventurarse en América Latina, Japón o casi cualquier lugar fuera de los Estados Unidos. El se ha convertido en el hombre más odiado del mundo.”
También en ese mismo artículo quedaba el registro de la larga jornada de movilizaciones que se llevaron a cabo en muchos lugares del mundo como en Santiago de Chile donde los sectores juveniles estuvieron en primera fila:
“Cientos de jóvenes, en su mayoría estudiantes, se manifestaron en las calles el 5 de mayo, particularmente en el área de la embajada de EE UU y en la Avenida O’Higgins, la principal vía de la capital, exigiendo que EE UU salga de Santo Domingo. Todos los partidos políticos, incluido el gobernante Demócrata Cristiano y el siguiente partido más grande, los Radicales, publicaron resoluciones condenando la ocupación estadounidense de la República Dominicana. La cámara de diputados convocó a una sesión especial en la que denunció la agresión estadounidense y exigió el retiro de las tropas estadounidenses de la isla.”
También en la ciudad brasileña de Río de Janeiro el sector juvenil y estudiantil estuvo al frente de las protestas en claro desafío al régimen dictatorial:
“A pesar de la brutal dictadura militar-policial del general Castelo Branco, 500 estudiantes protagonizaron una manifestación el 7 de mayo claramente dirigida a la invasión estadounidense de la República Dominicana. Lo hicieron desfilando ante la embajada francesa para demostrar su aprobación a las críticas de De Gaulle a la ocupación estadounidense de la isla. Fuertes contingentes de la policía militar vigilaban a los estudiantes.”
En otros países de nuestra América la ira antiimperialista llegó a tal punto que se produjeron incidentes violentos como por ejemplo en Quito, la capital ecuatoriana y en la ciudad porteña de Guayaquil:
“Se estima que 200 estudiantes se manifestaron aquí. En Guayaquil explotó un automóvil estacionado frente al consulado americano. El fuego resultante quemó otros vehículos.”
En Caracas, se registraron ataques a la representación diplomática de los EE UU y enfrentamientos con las fuerzas policiales:
“A plena luz del día un grupo ametralla la embajada de Estados Unidos. Se realizaron otros ataques contra empresas comerciales e instituciones culturales estadounidenses. En enfrentamientos con la policía, 18 resultaron heridos. Se reportaron manifestaciones en muchas otras ciudades de Venezuela.”
La quema de la bandera del Coloso del Norte se propagó en las dos grandes urbes colombianas, Barranquilla y Cartagena respectivamente:
“Las manifestaciones en estas dos ciudades colombianas incluyeron el apedreamiento de la fachada de un centro colombiano estadounidense y la quema de una bandera estadounidense en Barranquilla. La policía logró bloquear la quema de una segunda bandera estadounidense en Cartagena.”
El Perú no se quedó atrás dentro de la ola de movilizaciones en repudio a la invasión militar. En las calles limeñas “multitudes de estudiantes se manifestaron airados contra EE UU. Apedrearon la embajada de EE UU”.
En Uruguay, mientras tanto, las manifestaciones adquirieron un tono violento. Por ejemplo, en Montevideo, la capital uruguaya:
“Estallaron manifestaciones de creciente violencia contra Estados Unidos. El 6 de mayo una bomba explotó en la oficina local de una compañía de cable estadounidense.”
En Argentina, el impacto de la invasión militar provocó grandes manifestaciones y un movimiento de solidaridad de carácter combativo y revolucionario. Luego de que una muchedumbre ocupará las calles de Buenos Aires, la chispa se extendió a otros puntos del país:
“Unos miles de estudiantes comenzaron a manifestarse el 5 de mayo frente al Congreso contra el desembarco de tropas estadounidenses en Santo Domingo. Corearon consignas anti-estadounidenses, rompieron ventanas, incendiaron mesas en terrazas en las calles y arrojaron cócteles molotov a la policía. Las manifestaciones continuaron en los días siguientes, creciendo en volumen y extendiéndose a otras localidades.”
Las protestas anti-imperialistas también se extendieron a Europa. En España en plena dictadura fascista los manifestantes desafiaron la represión estatal al repudiar las acciones de los halcones de Washington bajo las órdenes del presidente Johnson:
“La dictadura fascista de Franco no pudo mantener el orden ante la ira por el desembarco de tropas estadounidenses en Santo Domingo. Varios cientos de estudiantes se manifestaron frente a la embajada dominicana gritando consignas como “¡Yankees asesinos!”; “Yankees, lárguense”. La policía de Madrid finalmente logró disolver la manifestación y realizó varias detenciones. La prensa madrileña (bajo control del régimen), que desde el primer día había aclamado las acciones de Johnson, empezó a cambiar de tono el 8 de mayo, lanzando una nota crítica sobre la acción unilateral de Johnson.”
De la misma manera, la juventud austriaca en Viena estuvo al frente de las manifestaciones en solidaridad con el pueblo dominicano en lucha:
“Unos 300 estudiantes movilizados en la capital austriaca. Se manifestaron frente a la embajada estadounidense, denunciando las acciones estadounidenses en República Dominicana.”
Y finalmente, en la desaparecida República Democrática Alemana los estudiantes salieron a la calle a expresar su solidaridad:
“Cientos de estudiantes se manifestaron en Potsdam y enviaron una declaración a la misión militar estadounidense en protesta por la agresión de Estados Unidos contra la República Dominicana.”
Incuestionablemente, la gran ola de manifestaciones en muchas partes del mundo en mayo del 1965 en solidaridad con el pueblo dominicano en su aguerrida resistencia en contra del yanki invasor representa una muestra más del impacto internacional de una lucha que contribuyó a darle continuidad tanto al pensamiento anticolonialista así como a la conciencia anti-imperialista de la década de los setenta y los años posteriores.