“Salomé, es una musa, vigorosa y pindárica, sin perder la gracia y el encanto de su alma
femenina.” (Rubén Darío)
Salomé Ureña.

Patriotismo, vulnerabilidad y ternura, cualidades indelebles de la magnificente Salomé Ureña Díaz de Henríquez conocida amorosamente como Salomé Ureña, poeta y educadora dominicana oriunda de la provincia Santo Domingo, que vivió durante los años 1850-1898. A lo largo de su vida, dejó un vasto canon literario sumergido de calidad poética que cada céntimo de ella, refleja su amor por Quisqueya y su profundo compromiso social. En las próximas líneas abordaremos algunos de sus poemas más emblemáticos.

La escritora más excelsa de la República Dominicana, Salomé Ureña se ha ganado ese nombre por la sublime prosa que cultivó durante sus años de vida. Es común ver en sus poemas temas como el compromiso social, la patria, la familia, el amor, la vida, entre otros. Siendo estos grandes pilares en su vida y sus ideales.

Uno de sus poemas más conmovedores es “Padre mío”, en el cual aplicando un tono emotivo se dirige a su padre, Nicolás Ureña, expresando su amor filial y agradecimiento por la guía y el apoyo que obtuvo de él, durante su estadía terrenal, en todo su desarrollo tanto literario como personal. A continuación, unos versos:

Sombra querida que incesante vagas

en torno de la huérfana errabunda,

visión perenne que mi sueño halagas,

alma del alma que mi ser inunda:

Asimismo, está el poema "27 de febrero" , en el que celebra con un canto de libertad, a su vez, llamado a la unidad nacional, la independencia de la República Dominicana el 27 de febrero de 1844. En este poema, Ureña proclama su orgullo y gratitud por la patria liberada y rinde homenaje a los héroes que lucharon por la independencia. Veamos unos versos:

“Y la servil librea,

al desechar audaz, con ira santa,

entre aplausos de asombro, gigantea,

espléndida, Quisqueya se levanta”.

 

En este mismo tenor, se puede aludir al poema "A mi patria", haciendo eco de todo su amor y devoción por nuestro país. Haciendo uso de imágenes poéticas para describir la belleza de su tierra natal y resaltar su compromiso con la causa patriótica. Verdaderamente, este poema es un himno a la patria y al orgullo nacional. A continuación, unos versos:

¡Oh Patria idolatrada! Ceñida de alta gloria

prepárate a ser reina del mundo de Colón:

tu rango soberano te guarda ya la historia,

la fama te presenta tu lauro y tu blasón.

 

En sus letras queda evidenciado la veneración de esta escritora hacia su patria, siendo un faro para otros en la apreciación y protección de su bandera. En este sentido, Eugenio María de Hostos exclamó: “Cuando se conozcan en América los cánticos patrióticos de Salomé Ureña de Henríquez, no habrá nadie que les niegue la superioridad que tienen entre cualesquiera otros de la misma especie en nuestra América”.

Por otro lado, además de una Salomé patriótica y con profundo amor a su padre, también existió una Salomé melancólica con momentos de tristeza y desasosiego, tal y como podemos descubrir en su poema "Sombras". Salomé Ureña utiliza metáforas para representar la sombra que se arropa, encierra y asfixia su corazón. Este poema es una pequeña muestra de su destreza a la hora de expresar emociones profundas a través de la poesía. Estos son algunos versos:

¿No veis? allá a lo lejos

nube de tempestad siniestra avanza

que oscurece a su paso los reflejos

del espléndido sol de la esperanza.

En el poema "Caridad", vemos a otra Salomé, una sensible, llena de solidaridad y amor hacia el prójimo. En este, se muestra su necesidad de ser una luz de ayuda para los

menos afortunados. Se puede decir que, con este poema, ella sale de sus parámetros comunes en su poesía y toca el suave velo de las cuestiones humanitarias tal y como se aprecia en estos versos:

Escucha la plegaria que levantan;

en numeroso coro

ya las manos se extienden, se adelantan

a enjugar de sus párpados el lloro

a preparar abrigo

al que sin techo se encontró mendigo.

 

Para finalizar, la obra de Salomé Ureña sigue siendo un testimonio perdurable de la capacidad transformadora de la poesía. Su legado nos recuerda que a través de las palabras cuidadosamente entrelazadas, es posible no solo preservar la esencia de una época y de una nación, sino también inspirar a las generaciones venideras a ser agentes de cambio y defensores de la justicia y la igualdad. Coincido con Manuel Núñez, Salomé Ureña es la poetisa dominicana más importante de todos los tiempos. Ella seguirá viva en el corazón y la mente de aquellos que encuentran en sus versos una fuente continua de inspiración y reflexión.

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Rosangel Ortíz es estudiante de la carrera de Educación orientada a la Lengua y Literatura en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM)