Gratia plena

 

Todo en ella encantaba, todo en ella atraía

su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar…

El ingenio de Francia de su boca fluía.

Era llena de gracia, como el Avemaría.

¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!

 

Ingenua como el agua, diáfana como el día,

rubia y nevada como Margarita sin par,

el influjo de su alma celeste amanecía…

Era llena de gracia, como el Avemaría.

¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!

 

Cierta dulce y amable dignidad la investía

de no sé qué prestigio lejano y singular.

Más que muchas princesas, princesa parecía:

era llena de gracia como el Avemaría.

¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!

 

Yo gocé del privilegio de encontrarla en mi vía

dolorosa; por ella tuvo fin mi anhelar

y cadencias arcanas halló mi poesía.

Era llena de gracia como el Avemaría.

¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!

 

¡Cuánto, cuánto la quise! ¡Por diez años fue mía;

pero flores tan bellas nunca pueden durar!

¡Era llena de gracia, como el Avemaría,

y a la Fuente de gracia, de donde procedía,

se volvió… como gota que se vuelve a la mar!

Amado Nervo. José Amado Ruiz Nervo, nació en el pueblo de Tepic de Nayarit, México, el 27 de junio de 1870 y falleció en Montevideo, Uruguay, el 24 de mayo de 1919. Perteneció a movimiento modernista y fue gran amigo de Rubén Darío, empero se le ha encasillado como místico. Es autor además de varios libros de poesía, de una novela y cuentos.