Escribir es un antídoto para la soledad (Antoni Beltran)

¿Quieres sentir que hablas con alguien más mientras lees? Esta es la novela perfecta para ti, durante la misma te sentirás en una conversación entre quien escribe la historia y tú, querido lector. Einstein nos decía: en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento, y cabe resaltar que la imaginación de nuestro Dostoyevski es lo más impresionante que podrás apreciar en este arte, personificaciones y metáforas adornan esta bella novela rusa corta, que con el pasar de cada página te irá envolviendo más y más hasta hacer que la leas sin darte cuenta. Fiódor Dostoyevski fue un novelista ruso que nació en el año 1821 en San Petersburgo, junto a otros compañeros es considerado uno de los mayores representantes de la literatura realista en su país y uno de los grandes genios de la narrativa europea decimonónica. Dostoyevski perteneció al movimiento realista, un movimiento artístico y literario cuyo propósito fue la representación objetiva de la realidad basada en la observación de los aspectos cotidianos que brindaba la vida de la época; el período en que Fiódor se destacó fue entre 1846 – 1881.

Noches blancas inicia precisamente narrando lo apolíneo de una noche en la ciudad de San Petersburgo, Rusia, al mismo tiempo mata esa belleza criticando lo atrabiliaria y caprichosa que puede ser la gente de esa ciudad. El escritor describe como la soledad se convertía en la mayor compañía que podía tener, porque sentía que ignoraban su existencia, tanto así que el conocía de todos, pero nadie conocía acerca de él. Quien nos habla en la novela, nos cuenta como un día de regreso a su casa pasó algo inesperado para él: mientras caminaba en el muelle vio una chica que según su descripción era de aspecto majestuoso, tez oscura, estaba vestida con chal negro y un sombrero amarillo, pero así mismo como todos ignoraban la presencia de nuestro relator, pasó lo mismo con la chica, pero esta vez no lo hizo a propósito, lo hizo por lo concentrada que se encontraba mirando el agua, pero en cuanto pudo sentir los pasos de nuestro narrador inmediatamente nuestra bella dama emprendió la huida; lo que no se imaginaba la chica era que más adelante en la historia nuestro relator sería quien la protegería de un ratero que quería aprovecharse de la inocencia de la bella dama. Las tres noches restantes podemos sintetizarlas en una espera que da como fruto una relación corta la cual es interrumpida por quien siempre quiso nuestra bella dama, haciendo que nuestro narrador vuelva a sentirse como en el inicio, acompañado por la soledad.

Tres momentos importantes para destacar son: la manera en cómo inicia la novela describiendo la belleza de la noche, belleza que es opacada por la dura realidad de nuestro narrador al cual todos le huyen, en adición, la soledad se convierte en la única compañía que puede encontrar en esta ciudad. Un segundo momento es esa brecha de esperanza que tuvo nuestro cándido narrador a la hora de por primera vez sentirse acompañado de una mujer que nunca pensó que conocería. Como tercer y último momento podríamos decir que la historia vuelve al arché, haciendo que nuestro narrador vuelva a ser la compañía de la soledad.

Así como nuestro narrador tuvo esos momentos de soledad, así mismo muchas personas a diario pasan por lo mismo, muchos se acostumbran a ser acompañados con la soledad aprendiendo a convivir con ella, mientras que otros no soportan sentirse excluidos, porque cuando estamos solos, nos volvemos más solitarios.