Cuando escaseaban las palabras, garabateando en la escuela, al descubrir los lápices de colores comenzó a dibujar donde quiera que estaba. En silencio, se paraba en pleno sol a contemplar las siluetas de los transeúntes en las aceras. La pasión por las imágenes era una obsesión para el niño René Antonio Fortunato en los barrios populares de la ciudad de Santo Domingo.
Cuando la magia produce el milagro de la ficción, con una velita y una foto periodística jugaba con hacer cine proyectando imágenes imaginarias en la sublimación de la realidad. Cuando aparecieron los pantalones largos, con apenas 17 años de edad, había nacido en el 1958, estaba haciendo realidad sus sueños, se integró al mundo de las imágenes en la Productora Fílmica Dominicana y tres años después ya dirigía el Departamento de Sonido.
Creció tanto y tan rápido que ya a partir de 1979 era director de producción en varias cadenas de televisión, sin descuidar sus estudios universitarios y en el 1985 obtuvo el título que lo acreditaba como Licenciado en Comunicación en la UASD, dedicándose en varios medios de comunicación -periódicos-radio-televisión- a la crítica de cine, compartiendo espacio con el siempre recordado crítico de cine Arturo Rodríguez Fernández.
René sabía que su superación dependía mucho de su formación, por eso realizó una pasantía en la producción televisiva en Venezuela (1979) y en 1987 participó en un interesante taller sobre guion y dirección en la Escuela Internacional de Cine San Antonio de los Baños en las cercanías de La Habana, uno de los centros más prestigiosos del Caribe, donde participaban los más grandes directores de cine e intelectuales de América Latina y del mundo. En una visita realizada por nosotros a esta escuela, compartiendo con el exitoso director cinematográfico dominicano Juan Basanta, el inmenso escritor García Márquez ofreció una conferencia magistral sobre la elaboración de guiones.
René, ha estado presente en las principales cadenas de televisión como Tele Antillas, Rahintel, Color Visión y Radio Televisión Dominicana en la producción y dirección de exitosos programas como en la actualidad acontece con “Camino Real”, siempre con una visión pedagógica-educativa, en su dimensión histórica-política-social, en la definición de nuestra identidad nacional y en revalorización de protagonistas destacados, patrimonios y héroes de la nación, así como gestas patrióticas, los cuales debían ser distribuidos en la escuela y en los medios de comunicación social.
La producción audiovisual, en cine, radio y televisión de René es enciclopédica. Por ejemplo, en 1985 apareció el corto metraje “Tras las huellas de Palau” dando a conocer un pionero documentalista olvidado y dos años después, siguiendo los caminos del arte, revalorizó a Frank Almanzar con “imágenes de un artista”. Pero la historia era una tentación para René a partir de su redefinición del papel del cineasta en una sociedad como la nuestra. Entendió la necesidad de que la historia debía de dejar de ser una memorieta, una abstracción, teniendo como desafío el enfrentar una historia escrita al revés de cómo que se ha enseñado por generaciones a nivel oficial en las escuelas e incluso en las universidades, creadoras de Cidí, con ausencia de criticidad, las cuales enseñan a repetir y no a pensar.
La respuesta tenía que ser subversiva, una ruptura con la tradición de un cine de evasión, comercializado, elaborado para el ocultamiento de la realidad y para la invisibilización de nuestras gestas patrióticas y la mitificación de nuestros héroes. La epopeya del siglo, la Revolución del 24 de abril del 65, donde la osadía de un pueblo mostró el heroísmo y la determinación de ofrendar la vida por la patria, fue el objeto, luchando contra el olvido y la distorsión oficial, al producir “Abril, la Trinchera del Honor”, un largo metraje donde la historia se convierte en pedagogía y la epopeya en historia.
Con este largometraje René levantó las banderas de la subversión ideológica, definiendo su camino como creativo de imágenes, apasionado por la historia, para no ser cómplice de la evasión y hacer del cine un compromiso con la verdad, la historia y la patria.
Por eso, sus próximos trabajos fueron contestarios y desmitificadores de la dictadura Trujillista, en tres entregas y la la Era de Balaguer en dos, revalorizando por el contrario la heroicidad popular y destacando la figura inmensa de Juan Bosch como Presidente en la frontera imperial.
Pero René no es solamente un artista, un ideólogo de imágenes con dimensiones históricas-educativa, sino también un escritor comprometido intelectualmente con su país. Basta con leer su libro más trascendente, con aportes invaluables, como el de la gesta patriótica de la Revolución de abril del 65: “Una Primavera para el Mundo”.
Al cumplirse el 16 de este mes de diciembre 50 años del desembarco guerrillero de Playa Caracoles con Francisco Alberto Caamaño Deñó y sus compañeros los cuales, entre arroyos y montañas se internaron en las entrañas de la historia, con la pasión de la gloria. René, anuncia al país su nuevo largometraje sobre la transformación de Caamaño militar en guerrillero, en una revalorización de esta gesta y la exaltación del “Coronel de la Gloria”, para que abril deje de ser un pasado narrado novelísticamente y que sea siempre una tentación para el pueblo.
¡René, el niño que perseguía imágenes, atrapó a la historia para evitar el olvido!